Según un estudio publicado en la revista Nature
Madrid.
España. Noviembre del 2011. (Fuente: Nature/
EFEAGRO).─ La secuenciación del genoma de la araña roja, un ácaro que
es capaz de devorar más de mil tipos de plantas, ha abierto la puerta a nuevas
estrategias de control de plagas que eviten el uso de pesticidas convencionales
y al desarrollo de nuevos materiales a partir de la seda resistente que produce
esta especie.
Éstas son algunas de las principales conclusiones de
un estudio que publica la revista Nature, en el que participó un consorcio
internacional de más de 40 grupos de investigadores, entre ellos varios del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Este consorcio hizo pública la secuenciación del
genoma de dicha especie en febrero del pasado año y ahora, tal y como se
publica en la citada revista, profundiza en el análisis y consecuencias de esta
secuenciación, que ofrece, entre otros resultados, las claves de la resistencia
de la araña roja como plaga de cultivos agrícolas.
Una de las principales plagas agrícolas, el ácaro
Tetranychus urticae, conocido como araña roja, está considerado una de las
principales plagas agrícolas a escala mundial.
Las plagas de araña roja afectan a más de 150 cultivos
de gran importancia económica, como el tomate, el pepino, la fresa, el manzano,
el peral, el maíz o la soya, informó el CSIC.
“Los resultados de este estudio abren nuevas
posibilidades para el desarrollo de una agricultura más sostenible, ya que
pueden llevar al diseño de estrategias de control de plagas que eviten el uso
de pesticidas convencionales”, según el investigador Félix Ortego, del Centro
de Investigaciones Biológicas (CSIC).
Estas estrategias podrían ser de naturaleza muy
diversa y podrían incluir desde la mejora genética para obtener plantas
resistentes a la araña roja hasta aproximaciones biotecnológicas que
contribuyan a desarrollar “alimentos completamente libres de plaguicidas”,
según Isabel Díaz, del Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas.
La capacidad de este ácaro para alimentarse de plantas
con diferentes mecanismos de defensa se encuentra en la expansión dentro de su
genoma de los genes encargados de eliminar toxinas de origen vegetal.
Y es que la araña roja integra en su genoma algunos
genes procedentes de bacterias u hongos que le permiten combatir las respuestas
de defensa de las plantas de las que se alimenta.
Con todo esto, subrayó Ortego, se pueden identificar
posibles dianas, genes específicos de esta plaga para actuar sobre ellos, bien
produciendo nuevos compuestos que interaccionen con la proteína que se produce
a partir de ese gen o bien con nuevas técnicas biotecnológicas que eviten que
ese gen concreto se exprese.
Se trata de “atenuar todo el mecanismo que tiene el
ácaro para poder alimentarse de esas miles de plantas”.
Posibilidades
El análisis del genoma de Tetranychus urticae presenta
también numerosas posibilidades en el terreno de los nanomateriales.
La investigadora Marisela Vélez, del Instituto de
Catálisis y Petroleoquímica, explicó que la seda que produce este ácaro tiene
unas propiedades comparables a las de la seda de araña, ya que es un material
ligero, resistente, elástico y biodegradable.
Tiene, además, un gran potencial para desarrollar
nuevos materiales inteligentes con aplicaciones en medicina y en tecnología,
según una nota del CSIC.
A diferencia de la seda de la araña, este material
está constituido por fibras más pequeñas, de dimensiones nanométricas, y de
composición más sencilla, lo que supone grandes ventajas para su explotación
comercial.
“La secuenciación de estos genes facilitará su
expresión y modificación para obtener el material a precios competitivos, algo
que todavía no se puede hacer con la seda de araña debido a su mayor
complejidad”, según Vélez.
Los investigadores de este trabajo, que coinciden en
que aún queda un largo camino por recorrer, también constataron que el de este
ácaro es el genoma más pequeño de animal secuenciado hasta la fecha.
Esta investigación está financiada por el gobierno de
Canadá y el Ontario Genomics Institute, y el consorcio sigue trabajando en la
secuenciación del genoma de otras especies relacionadas.
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