Una de las jettaturas del estado de Guerrero es que nuestros
gobernadores se equivocan a la hora de escoger sus políticos preferidos del
centro del país. La consecuencia de sus yerros las describe correctamente Don
Enrique Díaz Clavel, cronista de Acapulco: muchos han sido tumbados, tirados,
defenestrados o les han aplicado la desaparición de poderes como correctivo a
su equivocación.
Ahí están los ejemplos, entre los que destacan el de Israel
Nogueda Otero, el general
Raúl Caballero Aburto o el poeta y periodista Alejandro Gómez Maganda. Ellos se
quedaron, en un instante, sin poder. Y no poder hacer las cosas, en la política
al estilo mexicano, es mucho mas que un pecado, es una equivocación. Ellos se
quedaron sin poder.
Hay otros. Los que con poder han movido las cosas en su entorno
y han pasado a la historia como íconos regionales. Gobernadores con poder han
sido Rubén Figueroa Figueroa, Alejandro Cervantes Delgado o José Francisco Ruiz
Massieu. Ellos sabían que podían, pudieron e hicieron las cosas a su manera.
Trascendieron.
En la coyuntura vemos a un gobernador que ha quedado fortalecido
luego de la jornada electoral. Ángel Aguirre avanza con paso firme para
convertirse en un gobernador que pueda hacer las cosas. O sea que tenga poder.
Será otro icono. ¿Porqué lo afirmamos? Simple es la respuesta.
En la coyuntura legislativa federal el Partido Revolucionario
Institucional, que ganó la Presidencia de las República, ha quedado cojo. El
número de sus diputados federales no le alcanzará para emprender las reformas
estructurales que prometió Enrique Peña Nieto durante su campaña. Para con
seguirlo el PRI tendría que pactar con diez diputados del PANAL, contando con
sus aliados del partido Verde, para aspirar a convertirse en mayoría simple y
desde ahí hacer algo por las propuestas de su ganador Presidente.
Esa opción, lo saben los priístas, les costaría mucho. La voracidad de la dueña del
PANAL ha quedado evidenciada en el contexto histórico del país. Al PRI le
saldrá muy caro pactar con el Panal. ¿Existe otra opción? Por supuesto que
si. Los priístas
voltearán a ver a sus amigos gobernadores para convencer a algunos diputados
federales para respaldar las propuestas que sean enviadas por Peña Nieto al
Congreso.
Es ahí donde aparece Ángel Aguirre Rivero. Es seguro que el
poder del gobernador, demostrado en la pasada elección donde su gobierno fue
ratificado por una votación que pintó de amarillo al estado, será utilizado con
finas artes para poder atraer mas apoyos a nuestra ajada entidad. En la
coyuntura el pragmatismo del gobernador le será de gran utilidad a la hora de
tejer alianzas en el legislativo. Y es entonces que el gobernador tiene poder,
pues podrá pactar.
Aguirre, se quedará como el gobernador que pueda respaldar
pragmáticamente varias propuestas al tiempo que aparece como el fiel de
la balanza y enlace entre la izquierda mexicana y un gobierno federal al que le
urge legitimarse para conducir medianamente los hilos del poder durante, al
menos, los próximos tres
años. La oportunidad de pasar de político a estadista le ha caído al gobernador
como anillo al dedo. Su fortaleza e identidad con la izquierda es evidente. Su
pragmatismo le ha valido acercamientos con todos los grupos.
Demos tiempo al tiempo. Ya veremos como el poder hacer cosas en
su entorno lo llevará a ser el siguiente ícono regional.