¿Es posible que un delincuente cambie de identidad? Los avances
en cirugía plástica y reconstructiva suponen que sí es factible, aunque también
los ejemplos de quienes han recurrido a esta práctica demuestran que ello no es
garantía de total impunidad
Cancún, Qna. Roo., octubre de 2012
Por Isela Serrano / Luces del Siglo.
Cuentan que cuando “El Señor de los Cielos”, Amado Carrillo
Fuentes, considerado el líder del cártel de Juárez murió en un hospital de la
Ciudad de México, fue producto de una extensa cirugía plástica que intentaba
cambiarle la apariencia. De boca en boca, al calor de los ánimos y la
generosidad de la tinta, se escribieron cientos de historias fantaseando con
aquella posibilidad.
Los hechos no pudieron comprobarse. “El rey del oro blanco”, como se le llamó
al líder del narco que tomó el control del cártel de Juárez, a la muerte del
sanguinario colombiano Pablo Escobar, murió tan trágicamente que las
autoridades no pudieron constatar la supuesta intervención quirúrgica, hace ya
más de 15 años; sin embargo, se sabe que el capo fue atacado con ácido y
cemento para no dejar rastro alguno de su identidad.
Michael Jackson era adicto a las cirugías. Lo que comenzó por una mejoría de
mentón, se transformó poco a poco en un adictivo historial de procedimientos
quirúrgicos que incluyeron mentón, labios, mejillas, frente y múltiples
tratamientos de pigmentación de piel que terminaron provocándole daños severos
en su fisonomía.
En Italia, el ex presidente Silvio Berlusconi se ha operado la mandíbula, tiene
implantes de dientes, implantes de cabellos, retoque de ojos, cuello y varios
liftings; en Francia, el ex mandatario Nicolás Sarkozy usa bótox, tiene
operaciones de párpado y papada para lucir más jovial, lo mismo que otros
ministros, empresarios y artistas que aparecen en horario estelar.
¿Es posible el cambio de rostro? Aunque las técnicas quirúrgicas médicas sí lo
permiten, están en etapa de perfeccionamiento y su implementación y costo son
aún muy altos y de gran riesgo, explica a Luces del Siglo, el cirujano plástico
Javier López Mendoza, uno de los ocho médicos que en México están capacitados
para realizar estos procedimientos.
Entre los ejemplos de delincuentes internacionales más buscados que recurrieron
a la cirugía estética para cambiar de imagen, se recuerda al ex asesor peruano
Vladimiro Montesinos y al japonés Tatsuya Ichihashi, considerado el asesino de
la británica Lindsay Hawker, profesora de inglés en dicho país, a la que acosó
hasta matarla.
El primero se sometió a operaciones de cirugía plástica con el fin de cambiar
su rostro y no ser capturado. Dichas operaciones transformaron fundamentalmente
el eje de los ojos y de la nariz, lo cual le permitió seguir prófugo hasta su
detención.
Y el segundo, desapareció sin dejar rastro cuando la policía intentó tomarle la
declaración. El presunto asesino de la británica Hawker había pasado varías
veces por el quirófano con el fin de variar sus rasgos y evitar ser
descubierto.
Entre las operaciones a las que se había sometido destacan una epicantoplastia con el fin de cambiar la forma de sus ojos, una rinoplastia, pómulos y
labios.
Tras la intervención, su rostro cambio considerablemente y, a pesar de que se
ofreciese una recompensa de 10 millones de dólares, nadie le había reconocido,
pues además, actuaba con un pasaporte falso.
Sin embargo, el fugitivo levantó sospechas en una clínica de cirugía estética
debido a sus extrañas peticiones quirúrgicas, situación que motivó a los dueños
a ponerse en contacto con la policía, proporcionando de esta forma fotos
actuales del criminal que permitieron que más tarde fuera detenido.
Al filo de la guillotina. A finales del mes de septiembre, un chico de 16 años,
cuyo padre enfermó, tomó la decisión de acudir al centro de trabajo de su
progenitor para no perder el pago. Ese primer día se amputó una mano. La
guillotina de la imprenta le cortó una mano y dos dedos.
El cirujano plástico Javier López Mendoza, médico a cargo de la Clínica de
Microcirugía y Extremidad Superior del Hospital General Manuel G. González, en
la Ciudad de México, recibió al menor, quien fue trasladado en helicóptero.
Al instante se activó el código rojo, el personal médico corría, preparaba la
sala, el instrumental. El chico ingresó al helado quirófano. Se activaron los
sistemas para placas y tornillos que permitieron fijar la fractura y los huesos
rotos. Tras una intervención de casi 12 horas, el cirujano plástico conectó la
arteria, las venas y los nervios, realizó suturas para los tendones y la piel.
Sonrió.
A 12 días de los hechos, aquel joven que requirió un injerto de mano y dos
dedos se encuentra en “perfecto” estado. “Listo para regresarse y tener una
nueva oportunidad en tres meses”, comenta. La factura va en 3 mil 500 pesos; pero
en un hospital privado, a estas alturas ya hubiera pagado más de medio millón
de pesos, explica.
En el azaroso tablero de la vida, un accidente de trabajo, un error mínimo al
volante, al descender la banqueta en el momento no indicado o acelerar una moto
puede provocar pérdidas irreparables. Sin embargo, escenas fuertes de dolor,
sangre y lágrimas en niños, jóvenes, adultos y ancianos pueden tener un giro de
180 grados gracias a la cirugía plástica.
Refacciones humanas. La semana pasada tuvo lugar en Cancún, el 2º Congreso
Mundial de Cirujanos Plásticos de Ascendencia Libanesa, evento auspiciado por
la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva y la
Sociedad Libanesa de Cirugía Plática Estética y Reconstructiva.
En entrevista, el cirujano plástico Javier López Mendoza comenta que, así como
hay ingenieros civiles que construyen puentes, calculan pesos, distancias y con
tirantes de fierro hacen sostener grandes cantidades de cemento para edificar
vialidades, hay cirujanos plásticos enfocados a crear sustitutos de nervios,
cartílagos y arterías.
En la carrera por dotar “refacciones” al cuerpo humano, la reconstrucción
facial es posible a través de una disciplina denominada “ingeniería tisular”.
“No hay duda, la ciencia avanza a pasos agigantados. Ya no es como hace 20 años
en los que cada año se encontraba un descubrimiento, ahora prácticamente
estamos teniendo que renovarnos día a día. En cirugía plástica y reconstructiva
los mayores avances se encuentran en transplante de tejidos compuestos: una
cara completa, un antebrazo, o una mano completa, a través de un donador vivo
compatible genéticamente con el paciente receptor”, expone.
En el año 2012, ya es posible crear cartílago, hueso, nervios; los científicos
chinos, siempre un paso delante de sus colegas, están generando arterías. Hay
también otras líneas de investigación con células madre para determinar cuál es
el verdadero uso y beneficio de éstas y, a niveles clínicos, se utiliza para
saber a qué paciente se le puede transplantar un miembro sin rechazo y
determinar qué medicamentos podrán suministrar los especialistas.
La cirugía plástica abarca la reconstructiva y estética. Aunque un cambio de
rostro es científicamente viable, y podría ser el único camino para alguien que
hubiera perdido parte importante de su fisonomía; y aunque algunos integrantes
del crimen organizado pudieran pensar que ésta sería una vía para evadir la
justicia, estas cirugías, además de muy costosas y de requerir equipos muy
sofisticados, aún están en proceso de perfeccionamiento.
Amén que una transformación de rostro no es sólo un cambio de cara, sino
también de hueso, músculo y piel, que requiere análisis profundos de
competitividad, adaptación celular, sanguínea, etcétera.
Hablando de la cirugía estética, así como en las tendencias de la ropa, en el
cuerpo hay modas. “Los bikinis han cambiado, antes eran muy grandes, ahora son
muy pequeños, se volvió una moda”, apunta el médico.
¿Qué pasa en la cirugía plástica? Para algunos es un estigma social “me operé
porque tengo el dinero para pagarlo, y lo hice”, dicen algunos de sus
pacientes. Hay otro grupo que por sus actividades laborales requieren una
mejoría de alguna parte de su cuerpo, ya sea una liposucción, un transplante de
senos o glúteos o simple y sencillamente del cuidado de la piel, en este grupo
entran artistas, empresarias, comentaristas y sexoservidoras que dependen de su
imagen.
En otro grupo se ubican quienes buscan tratar de mejorar aquello que le generó
un tipo de estigma, niños que requieren una reconstrucción luego de un
incendio, por ejemplo. El apetecible mercado de la vanidad ha sido un pecado
difícil de caer para algunos médicos.
Las mujeres son vanidosas por nacimiento, los hombres son más bien “de clóset”.
Algunos lo aceptan y otros no, aunque existe mayor apertura y comienzan a
preocuparse por conseguir una ayudadita con la papada, el abdomen y las canas.
¿Cuántas cirugías se practican en México anualmente? No hay cifras oficiales.
Instituciones como el Seguro Social o el ISSSTE tendrían que llevar la
contabilidad pero debido a que la cirugía estética no se practica en ninguna de
éstas, los datos disponibles provienen de los médicos particulares.
Actualmente, se realiza un censo para generar la estadística en México para
conocer estos datos.
– ¿Qué tan quisquillosa es la gente con el resultado?
– Hay de todo. Hay gente que tiene mucho dinero y cuando percibe una cicatriz
un poco visible en su rostro no dice absolutamente nada. Hay artistas muy
famosas que incluso comentan: “mire doctor, ni se ve, con un poco de
maquillaje, me lo oculto”; también hay mujeres que, con un gran esfuerzo
ahorraron para realizarse una cirugía y no les gustan los tres milímetros que
se pasó la cicatriz y de inmediato reprochan. Creo que la mejor forma de mediar
la relación con el paciente es explicarle siempre todo muy claramente. Darle la
cara, responderle las llamadas, contestarle el teléfono porque así el paciente
no se siente abandonado ni solo; eso hace la diferencia entre volverse quisquilloso
o no.
– ¿Cómo hace un médico para ver sangre y tener la frialdad para tomar un
bisturí y hacer una incisión?
– Un maestro siempre me decía: “haz tus cosas con pasión, disfruta lo que
haces”. Me apasiona lo que hago, un médico que no se apasiona normalmente no es
exitoso y empieza a carecer de muchas cosas.
Mientras la ciencia avanza, miles de francesas, brasileñas, judías, colombianas
y mexicanas de entre 15 y 20 años se realizan cirugías de nariz; jóvenes de
entre 20 a 30 años prefieren implantes de busto y las mayores de 40, lo
acompañan con una mejoría de glúteos. Es el siglo del bisturí.
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