Africa. Julio del 2016. Algunos países del mundo disponen de ejércitos solo para fines
ceremoniales o de personal oficial de seguridad que, en realidad, no necesitan;
por ejemplo, Liechtenstein solo dispone de Policía y consta de 120 agentes.
Otros países que podrían incluirse en esta categoría son Islandia, Costa Rica o
Andorra. Sin embargo, no están tan indefensos como podría parecer, debido a que
potencias militares extranjeras garantizan su seguridad.
Por otro lado, algunos estados sí tienen y necesitan sus propias
Fuerzas Armadas, pero se encuentran en una situación que hace pensar que
resulta mejor que no las posean, porque están desperdiciando su dinero. El
portal ruso Slovo y Delo ha
seleccionado cinco ejércitos de ese tipo, todos ellos de países africanos a los
que ayudaba la antigua Unión Soviética y que ahora no cuentan ni con el dinero
necesario ni con el apoyo que recibían.
Libia
Hasta
2011, año a partir del cual Libia quedó sumido en el caos, este país disponía
de un Ejército poderoso, compuesto por el Ejército de Tierra, la Fuerza Aérea y
la Marina de Guerra. También poseía bastante equipamiento bélico, desde
sistemas de defensa aérea hasta tanques, vehículos blindados, artillería y
submarinos.
La URSS
suministró la mayor parte de este material, pero su colapso detuvo ese
abastecimiento y los libios no lograron reparar todo su arsenal por la escasez
de personal técnico y la falta de mantenimiento adecuado.
En 2011, en Libia estalló una guerra civil y Muammar Gaddafi fue
asesinado, mientras que las fuerzas rebeldes disolvieron el viejo Ejército y
trataron de crear uno nuevo. Como resultado de esta situación caótica, en el
país operan alrededor de 90.000 personas armadas y agrupadas en brigadas.
Parte de esos colectivos son fieles a autoridades reconocidas por
la comunidad internacional, mientras que entre quienes luchan contra ellas se
encuentran los terroristas del Estado Islámico y otros islamistas radicales.
Así,
desde 2012 varias agrupaciones armadas libias se han enfrentado a la milicia de
Zintán, la herramienta militar aliada a las fuerzas oficiales del general
Khalifa Belgacem Haftar, del Gobierno fruto de las elecciones de junio de 2014
e internacionalmente reconocido.
Es
posible que el principal grupo armado sea la milicia Misrata, la principal
estructura militar del bloque islamista conocido como Operación Amanecer Libio,
que mantiene su sede en Trípoli.
Zambia
Si
evaluásemos el Ejército de Zambia en el contexto global, se podría afirmar con
total seguridad que el ejército de este país africano tiene capacidades
militares completamente miserables, pese a disponer de una amplia gama de
armas, casi todas de procedencia soviética.
Así, su
parque de tanques incluye cinco T-54 soviéticos, 20 carros de combate T-55 y 30
tanques ligeros PT-76, mientras que el país también dispone de un centenar de
vehículos de combate blindados, 95 cañones remolcados, 93 morteros y alrededor
de 50 instalaciones de lanzamisiles múltiples. Asimismo, cuenta con varios
sistemas de defensa aérea —tanto portátiles como fijos—, además de con 150
cañones antiaéreos que compró a Yugoslavia y la URSS hace décadas.
La Fuerza
Aérea de Zambia incluye cinco viejos cazas MiG-21 soviéticos y también otros
cinco viejos aviones chinos J-6 —una copia de los MiG-19 soviéticos—, además de
varias decenas de aviones de transporte y helicópteros.
¿Por qué
todo ese potencial no suscita temor a nadie? Por el hecho de que está fuera de
servicio desde hace tiempo, debido a que no ha sido mantenido, reparado ni
actualizado de manera adecuada.
Mali
Hace
tiempo, Mali disponía de un ejército relativamente grande, también gracias al
apoyo de la Unión Soviética, cuya ayuda fue tremendamente importante. Como
consecuencia de ello, en el país todavía es posible encontrar el equipo bélico
y armamento obsoleto, como el tanque T-34 y los cazas MiG-21.
Tas el
colapso de la URSS comenzó una rápida degradación de las capacidades defensivas
de Mali, que alcanzó su punto culminante en 2012, cuando estalló su guerra
civil y lo que quedaba del Ejército maliense no pudo sofocar los disturbios y
enfrentamientos armados que tuvieron lugar en el país.
Hoy en
día, el Ejército de Malí ha quedado reducido a la nada: solo cuenta con 7.500
uniformados y el orden se mantiene de manera relativa gracias a contingentes
militares de Francia y Chad que se encuentran en su territorio. Sin embargo,
muchos expertos indican que esa presencia de tropas extranjeras contribuye a
aumentar el número de islamistas en el país.
Mozambique
Mozambique
es uno de los países más pobres del mundo, pero en los años 70 y 80 era el
mayor aliado de la Unión Soviética en África y mantenía una relación similar a
la de Malí, Zambia y Libia: la URSS le suministraba armas y consejeros
militares, que permitieron al Gobierno de entonces vencer en la larga guerra
civil que azotó al país.
Poco
después de esa victoria, la Unión Soviética se derrumbó y las entregas de armas
cesaron. Como sucedió en otros estados africanos, la falta de dinero y la
escasez de personal de mantenimiento y reparación provocaron que ese armamento
comenzara a deteriorarse.
Sin
embargo, a diferencia de Libia y Malí, en la actualidad Mozambique tiene una
situación bastante estable, por lo cual, aunque es incapaz de garantizar su
defensa, no corre el riesgo de que lo agreda nadie.
Somalia
El líder
en esta clasificación de los peores ejércitos del mundo fue desgarrado y estuvo
dividido en zonas de influencia de las potencias europeas durante largo tiempo.
Somalia obtuvo la independencia en 1960 —al igual que muchos otros países
africanos— y, tras dar ese paso, presentó reivindicaciones territoriales a
Kenia, Etiopía y Yibuti.
En los
años 70, Somalia recibió una ayuda militar significativa de la Unión Soviética
y decidió atacar a Etiopía, que también era un aliado soviético. Moscú tuvo que
elegir y se decantó por los etíopes porque consideró que eran más fiables, con
lo cual los somalíes sufrieron una derrota rotunda.
Esta
circunstancia provocó una crisis política y, en los años 80, en el norte de su
territorio estalló una sublevación. Como resultado, en 1991 fue derrocado el
presidente de Somalia y el país se sumió en el caos total de una guerra civil,
que continúa hasta hoy pese a tener un Gobierno reconocido por la comunidad
internacional en Mogadiscio, la capital.
De todas
sus Fuerzas Armadas, en Somalia solo ha quedado la Policía: la antigua Fuerza
Aérea desapareció por completo, mientras que la Marina está compuesta por una
plantilla de 200 marineros y algunas lanchas de patrullaje, que son alquiladas
por el Estado.