miércoles, 23 de noviembre de 2011

Rosticerías en la mira de investigadores



Julián Bello, estudiante de química de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco (UAM-A), y su tutora, la doctora Julia Aguilar Pliego, observaron la problemática de contaminación que provocan las grasas y aceites que emanan del proceso de cocción de pollos conocido como “rostizado”, y notaron una gran oportunidad para transformar estos residuos en un compuesto útil y amigable con el ambiente: el biodiesel.

De esta forma utilizaron un catalizador (sustancia que induce, propicia y acelera una reacción química) para transformar las grasas residuales a combustible. Esto fue posible debido a un proceso químicamente conocido como esterificación de ácidos grasos libres.

La doctora Julia Aguilar mencionó que los aceites frescos que se utilizan tradicionalmente para la cocción de alimentos contienen componentes como los llamados triglicéridos. Sin embargo, ante factores como el calor al que son sometidos, sus moléculas se degradan, formando ácidos grasos libres: “estos residuos regularmente son arrojados a los afluentes acuíferos de la ciudad y provocan contaminación” refirió la experta.

Al utilizar un catalizador denominado MCM-41 funcionalizado con un grupo Sulfónico, observaron que se producían esteres a partir de los ácidos grasos presentes en los residuos grasos del pollo, y esta sustancia química es uno de los componentes del biodiesel.

El método desarrollado en la UAM-A tiene una eficiencia equivalente al 80 por ciento de conversión de ácidos grasos libres a biodiesel. La doctora Aguilar Pliego manifestó que el producto puede ser utilizado en diversas actividades industriales o para el funcionamiento de maquinaria en fábricas, lo que redundaría en beneficios ambientales.

Destacó que la obtención del producto a partir de desechos orgánicos (biomasa) representa una alternativa para producir combustibles sin dañar el equilibrio en el medio ambiente. Dado que actualmente se ha logrado extraer biocombustible a partir de plantas o frutos, que a su vez fungen como alimento para los seres vivos, pero esto repercute en daños sobre la vegetación.

La investigadora agregó que este proceso es viable para un país como México dada la abundancia de negocios que generan una gran cantidad de residuos grasos.

Asimismo, señaló que la obtención de este combustible no es un proceso costoso, “la mayor inversión consiste en el catalizador que se utiliza para este proceso de transformación”. Por este motivo, actualmente investigadores estudian las propiedades de las zeolitas, un mineral muy barato y abundante en México que podría solucionar el problema del alto costo de los catalizadores requeridos para el proceso. (Agencia ID)

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