La alimentación de 9,000
millones de personas dependerá de que la producción alimentaria aumente entre
60 y 90% con respecto a los niveles actuales
Ginebra, (Suiza).Febrero del
2012(Fuente: EFE). La Tierra estará habitada en
2050 por alrededor de nueve mil millones de personas, cuya alimentación
dependerá de que la producción alimentaria aumente entre 60 y 90 por ciento con
respecto a los niveles actuales, con su correspondiente impacto medioambiental,
o de que se racionalice su generación y consumo.
Éste
fue el eje del debate organizado este miércoles en Ginebra por The Economist,
con participación de responsables políticos, empresarios y expertos, para
aportar propuestas y soluciones ante la perspectiva de tener que alimentar
nueve mil millones de bocas dentro de 40 años.
La
potenciación de los pequeños productores, especialmente en los países pobres y
en desarrollo, la mejora de la cadena de distribución alimentaria y la lucha contra
el enorme derroche de comida fueron las claves coincidentes durante el
seminario.
El
director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación
y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, abrió la jornada recordando que
tres cuartas partes de los 925 millones de personas que pasan hambre en el
mundo viven en zonas rurales de países pobres y en desarrollo, y apostó por
mejorar su capacidad de producción y acceso a los alimentos para revertir esta
situación.
Graziano
da Silva recordó que hoy en día la comida a disposición de cada persona es 40
por ciento superior que en 1945, pese a que la población se ha incrementado
desde entonces en cuatro mil 500 millones de personas, algo que no se ha
traducido en un reparto equitativo.
“La evidencia
de nuestro fracaso colectivo es que casi mil millones de personas están
malnutridas y que más de mil millones de personas sufren de sobrepeso o de
obesidad”, destacó.
Graziano
da Silva explicó que si no se mejora el acceso alimentario en el ámbito local,
“corremos el riesgo de tener un mundo en 2050 con suficiente comida para todos,
pero todavía con millones de personas desnutridas. Muy parecido a hoy”.
“Incluso
si ampliamos nuestra producción agrícola en un 60 por ciento (en los próximos
40 años), el porcentaje de malnutrición en los países en desarrollo estará en
torno al 4 por ciento en 2050, es decir, habrá 300 millones de personas
insuficientemente alimentadas”, expuso.
El
director general de la FAO llamó la atención también sobre el derroche de
comida, ya que en la actualidad se tira o se malgasta un tercio de los
alimentos que se producen, unas mil 300 millones de toneladas de alimentos al
año, sobre todo en el mundo desarrollado.
“Si
redujéramos el derroche y la pérdida de alimentos en torno a un 25 por ciento,
tendríamos comida adicional para unos 500 millones de personas al año sin tener
que producir más”, explicó.
Paul
Bulcke, consejero delegado del gigante alimentario Nestlé, advirtió de que
además de tener en cuenta que dentro de 40 años la población habrá aumentado en
dos mil 300 millones de personas, “estaremos en un mundo más rico, que va a
comer de manera diferente”.
En su
opinión, en este contexto la producción de alimentos tendrá que incrementarse
entre 70 y 80 por ciento, e incluso podría tener que llegar a 90 por ciento,
teniendo en cuenta que “en los últimos años el crecimiento del rendimiento de
producción por hectárea ha sido mucho más lento que el crecimiento
poblacional”.
Bulcke,
que dirige una multinacional que emplea directa e indirectamente a 25 millones
de personas en el negocio de la alimentación, destacó también la importancia
sociopolítica del sector, con una creciente volatilidad de los precios que ha
generado en fechas recientes rebeliones civiles y caídas de gobiernos.
Criticó
en este sentido el proteccionismo en la producción agrícola, aludiendo a “los
miles de millones de dólares que invierten los países ricos para proteger a sus
productores, provocando una grave distorsión del mercado internacional”.
Bulcke
alertó también sobre el impacto de los biocombustibles en el incremento de los
precios y sobre un riesgo asociado, el de la falta de agua para atender las
necesidades futuras: “nos vamos a quedar sin agua mucho más rápidamente que sin
petróleo”.
El
director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy,
incidió en la distorsión que presenta el mercado, con una excesiva
concentración de la producción, con un puñado de países produciendo más de 75
por ciento de productos como el arroz y la soya.
Lamy
apuntó a África “como la pieza que falta en el rompecabezas alimentario
mundial” y como la solución potencial a las necesidades de comida en el mundo
en las próximas décadas, ya que se trata del continente con más tierra
cultivable y con menos producción.
El
ejemplo es Brasil: “el milagro brasileño podría reproducirse. En menos de 30
años, este país ha pasado de importar alimentos a ser uno de los mayores
graneros del mundo. En ese mismo periodo, África ha pasado de ser un exportador
a ser un importador”, dijo.