Condenable por donde
quiera que se le vea los hechos sangrientos ocurridos hace días en la población
de Iguala donde perdieran la vida supuestos estudiantes normalistas y tres
civiles entre ellos un menor de edad, que nada tenían que ver en estos lamentables acontecimientos.
No estamos a favor de
nadie, pero si queremos dejar bien claro que lo jóvenes normalistas desde hace
varios años se han dedicado a cometer toda clase de actos vandálicos contra la
sociedad civil del estado, menos a dedicarse de lleno al aprendizaje académico
como debería ser, porque el dinero con que se les sostienen sus estudios provienen
directamente de los mexicanos y en particular de la sociedad guerrerense.
No nos lleva el
agrado de quedar bien con nadie pero como decía un compañero periodista del
puerto de Acapulco, los jóvenes normalistas que perdieron la vida en esos
lamentables hechos, no fueron asesinados en el interior de las aulas donde
supuestamente deberían estar forjándose un futuro mejor, si no que estos
perdieron la vida cuando cometían actos vandálicos por parte de elementos
policíacos impreparados que por fortuna según la autoridad, ya se encuentran en
proceso de castigo.
Estos hechos deberían
ser reflexionados tanto por las autoridades como por la sociedad en general para
que de una vez por todas los jóvenes que reciben una educación gratuita por
parte de nuestro sistema de gobierno, se dediquen a eso, y ya que dejen de
causar disturbios a la sociedad que al final de cuentas, es la más afectada con
sus marchas plantones, tomas de edificios y carreteras, simplemente porque
nadie les dice nada.
Habría que preguntar
a la empresa camionera a la que los normalistas ahora con problemas legales,
actuaron conforme a la ley cuando les trataron de robar tres autobuses del
interior de sus instalaciones en la población de Iguala, donde se dio el origen
de los hechos lamentables que por fortuna o desgracia, algunos sectores
aplauden y otros los condenan.
¿Que se aplique la
ley?, claro que eso es lo más correcto en este caso pero, también se analice el
perfil de los policías involucrados en estas cuestiones, porque no hay que
olvidar que estos actuaron aunque con exceso, en el cumplimiento del deber,
porque tampoco sería justo que se hubieran quedado inmóviles observando las
hazañas de los jóvenes involucrados cuando en realidad la misión que en esos
momentos desempeñaban, era prevenir algún hecho grave pero que por la falta de un
alto nivel policíaco ocurrió todo lo contrario.
Los muertos ya
descansan en los cementerios para bien o para mal, pero los familiares de estos
y de los policías que actualmente se encuentran en prisión quien les tendera la
mano para que sobrevivan, porque no hay que olvidar que tienen hijos, porque
estos necesariamente necesitan de alguien que los proteja para ser personas de
bien en lo futuro. Al menos esa es nuestra modesta opinión al respecto.