Por Rodrigo Huerta Pegueros*
Es verdaderamente
interesante conocer las opiniones de todos los que están interesados en
intercambiar información sobre los tópicos que les incumbe y por lo tanto
tenemos a la mano los mas verosímil e inverosímil de los temas y por supuesto no se salvan aquellos
que por oficio tienen que comunicar lo que sus superiores jerárquicos les ordenan
difundir aunque muchas de las veces sean cuestiones intrascendentes o
contradictorias, o sea, no reparan en recordar lo que dijeron sobre el mismo
asunto días o meses antes.
Sin embargo, al día, millones de líneas se imprimen y se
difunden por todos los medios de comunicación tradicionales y alternativos. No
en balde la internet sigue
siendo el vehículo donde se valida la libertad de expresión y con este medio el twitter es la herramienta del momento para conocer
opiniones de lo mas diverso de nuestro conglomerado social y político mundial.
Hoy vivimos en la red y no sobre la red. Hoy día quien
diga que no sabe lo que sucede a su alrededor es que, o no tiene los medios
tecnológicos a su alcance o no tiene interés en conocer lo que debería aunque
exista el debate abierto, particularmente en nuestro país (México) de que los
asuntos públicos deben estar a la vista de todos pues por ello son públicos
como los mismos servidores de gobierno se autocalifican y hasta se dan en
cierta forma y medida baños de pureza, pero sin cumplir mínimamente con su
deber de transparentarlo todo, salvo lo que en realidad—y no lo que les
conviene—pueden ser asuntos de seguridad nacional.
Fuera de todo esto, no debería haber, como lo hay,
información negada de gobiernos de
cualquier nivel, unos más otros menos y unos totalmente opacos pero que hacen
de lo público algo particular o de interés solo para ellos. Guerrero es sin
duda una de las entidades menos transparentes en lo que a información pública
se refiere. No hay manera de lograr informarse porque ni los vehículos creados
exprofeso para ello (Institutos de Transparencia) han logrado posicionarse como
un contrapeso al poder que ejercen los gobernantes.
Aún y cuando estos mecanismos contrarios a la
trasparencia y al derecho a la información prevalecen, los medios de
comunicación dan cuenta puntual de lo que se quiere ocultar pero que no se logra
del todo.
Los periodistas, comunicadores, investigadores,
académicos y gente independiente y de vocación democrática y progresista han
dado la batalla para que la comunidad no quede ayuna de la información que
deben conocer y de los aciertos y desaciertos de nuestros gobernantes, de la
clase empresarial, de los trabajadores, de los sindicalizados, de los
discapacitados, de los desempleados, de todos aquellos que por una u otra forma
tienen que integrarse al comercio informal o los que sin importarles nada, pero
nada, se inscriben dentro de los grupos criminales, de los que tratan con
personas, de los que venden órganos, de los que comercian con niños, venden
drogas y se alían con los cuerpos de seguridad pública o privados, de los que
se dedican a la extorsión, al secuestro, al contrabando y al asesinato.
Estos modus vivendi de millones de personas, sobre todo
de jóvenes, han venido a trastocar la vida cuasi apacible de los habitantes del
globo y particularmente de países del tercer mundo, del cuarto mundo y de los
llamados países emergentes, entre los
que estamos incluidos los mexicanos.
De todo esto y más conocemos a través de la red. De los
nuevos inventos, del amarizaje, de los cambios climáticos, de los nuevos virus,
de la forma de medir el tiempo, de conocer los nuevos mecanismos de
investigación científica, de las tecnologías avanzadas, de los nuevos métodos
de combate espacial y del comercio de las guerras y los peligros de una
hecatombe nuclear, la invasión de nuevas religiones y de nuevos paradigmas que
trastocan nuestra visión de la realidad conocida.
En fin, todo esto y más, lo tenemos hoy a la mano. Es,
como decía Mcluhan, la
extensión del hombre que lo abarca todo. O mejor dicho, casi todo.
Muchas veces los que ejercemos el oficio de la
comunicación nos ensimismamos de lo que ocurre en nuestro alrededor y solo
ponemos nuestra mirada en el ombligo
y descuidamos lo que acontece en el entorno próximo o lejano y pocas veces
hacemos los ejercicios propios de la evaluación sobre lo que ocurre en nuestro
territorio con lo que acontece en otros lugares similares y que de alguna forma
avanzan más en su desarrollo y bienestar que nosotros, los guerrerenses, los
que en lugares remotos de nuestra geografía no han logrado salir de la edad
media o del siglo XVIII para ser menos rigoristas.
Hacer el ejercicio natural comparativo de los porqués no
se hace aquí esto u aquello que en regiones similares han dado resultados y han
logrado superar sus rezagos, es una necesidad que no admite mayor dilación.
Pero nuestra inercia es muchas veces mas fuerte que nuestras reales
necesidades.
La sobrevivencia es un obstáculo. Las presiones son
diarias y comunes que frenan estos propósitos, las amenazas por el mismo camino
y los asesinatos como último recurso del poder abusivo, trastocan todo intento
por lograr el cambio tan anunciado pero tanto tiempo pospuesto.
Los mercaderes de la política se han convertido en
conejos y se han reproducido a una velocidad igual que los animales orejones.
Por eso es difícil identificar a los buenos de los malos o de los que entran
inocentes y salen peor que sus maestros.
Por lo tanto, no debemos quitar el dedo del renglón y
para enfrentar estos males que nos aquejan de una u otra forma, solo nos queda
la herramienta infalible de la comunicación y para ello tenemos ahora medios que
facilitan esta tarea, aunque existen sus contrapartes, pero para ello tendremos
que aportar nuestra visión de la realidad y compararla de lo que se difunde.
Hay algunos medios y opinadores
que nos pintan otra realidad y hay otros que nos comunican lo que en realidad
sucede y que es fácilmente comprobable. No echemos en saco roto de que los
medios son la única herramienta que tenemos para conocer nuestra realidad e
incidir en esta. Hoy hay más medios de comunicación electrónicos que impresos y
hay más información válida e inmediata en la red internet que en los medios
tradicionales electrónicos como la radio
o la televisión.
Los medios tradicionales deben ahora sí que hacer su
mutación de informadores a analistas de la información a fin de aportar algo
más que noticias a su tarea cotidiana, pues más de las veces están rezagados
por el tiempo real en que suceden y se trasmiten los hechos que suceden en lo
más remoto de nuestro planeta.
Habrá quienes se molesten sobre lo publicitado, pero eso
es lo que ocurre siempre en cualquier conglomerado social y sobre todo en estos
tiempos en donde se funde la sociedad con la política o viceversa.
Después de todo, lo único que nos puede salvar de vivir
en la incertidumbre o en la paranoia, es la información y el conocimiento de
nuestra propia realidad cotidiana.
VALE.
Periodista/Analista Político*