Rosario
Garcia Orozco/NOTYMAS
Chilpancingo,
Gro., febrero del 2015.- La
reducción de la matrícula, la pérdida de apoyos federales y estatales, un
detrimento en el nivel educativo y la falta de confianza de los estudiantes en
las universidades con constante amenaza de huelga son algunas de las consecuencias
de este tipo de movimientos sindicales.
La Universidad de Sonora, el año pasado
estuvo 68 días paralizada por el Sindicato de Trabajadores y Empleados de la
Universidad de Sonora, lo que provocó que este año redujera la matrícula
estudiantil en un 10 por ciento, “pero lo más preocupante es que se pierde la
confianza en la institución y en los mejores promedios se toman otras
opciones”, reconoció Guadalupe García de León Peñúñuri, vicedirectora de la
unidad Centro de esa institución.
Casi 41 mil estudiantes se quedaron sin
clases, pero además fueron paralizados los trámites administrativos, lo que
afectó principalmente a los estudiantes que estaban en el último año.
En tanto en el 2012 la Universidad Autónoma
de la Ciudad de México reportó pérdidas de hasta 300 millones de pesos por la
huelga que duró unos tres meses. Solamente de pago de nóminas por salarios que
no fueron devengados fueron 180 millones de pesos, además de 68 millones de
pesos por proyectos de investigación no realizados y el robo y afectaciones en
varios planteles fue por 17 millones de pesos, entre otros daños.
Otro tipo de afectaciones que padecen las
universidades en huelga es la que se refiere a la ejecución de obras o
mantenimiento de edificios; en ese sentido en marzo del 2014, la Universidad
Autónoma de Querétaro reportó que le fueron retirados recursos de la federación
y el Estado luego de que habían autorizado unas 23 obras.
El director de Obras de la UAQ, Aldo Alfaro
González, informó que 150 trabajadores de las empresas constructoras se
quedaron sin empleo durante el tiempo que duró el movimiento sindical, porque
no les era permitido entrar a las instalaciones a realizar su trabajo de
construcción o remodelación.
En Guerrero, recientemente la Universidad
Autónoma de Guerrero estuvo a punto de irse a huelga con todo y los daños que
esto podría provocar a los más de 60 mil estudiantes que se forman en sus
distintas unidades académicas, pero logró conjurarse debido a la disponibilidad,
al diálogo y a las negociación de los representantes de la rectoría y la
sensibilidad de los líderes sindicales.
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