lunes, 9 de enero de 2012

Somos lo que comemos



Lo primero que se pregunta quien padece diabetes es qué puedo comer y en qué cantidad. Los especialistas indican que se debe comer por lo menos tres veces al día, tratando de distribuir lo mejor posible los nutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas), así como nivelar el volumen de las porciones que se ingieren.
Para entender mejor la forma en que podemos balancear la alimentación, la Norma Oficial Mexicana (NOM-043-SSA2-2005) para la promoción y educación para la salud en materia alimentaria, presenta el “Plato del Bien Comer”. Se trata de la representación de un plato (literalmente) con divisiones para que ahí se coloque al menos un alimento de cada grupo, para cada una de las comidas diarias.
La intención es consumir la mayor variedad posible de productos, especialmente verduras y frutas, suficientes cereales —tortilla, pan integral, pastas, galletas, arroz o avena—, combinados con leguminosas —frijoles, lentejas, habas o garbanzos— e ingerir pocos alimentos de origen animal, dando preferencia a pescado y pollo, pudiendo distribuirlos de la siguiente manera:
Hidratos de carbono (azúcares). Deben aportar de 55 a 60 por ciento de la proporción de toda dieta normal; se deben consumir aquellos de tipo complejo (forman parte de cereales integrales o tortilla de maíz, además de tubérculos, granos, frijoles o chícharos), ya que éstos son ricos en almidones que, al conformar largas cadenas de glucosa, no elevan rápidamente el azúcar sanguíneo.
Proteínas. Deben proveer aproximadamente 15 por ciento del total de la comida, siempre que el individuo no sufra problemas en hígado o riñones; tanto a mujeres embarazadas y niños se les recomienda consumir mayor cantidad, pues sus requerimientos proteínicos se ven aumentados para la eficiente regeneración de los músculos. Para fines prácticos, una persona de 57 kilos de peso y 1.63 metros de estatura, con composición corporal ideal (adecuado porcentaje de masa grasa), puede ingerir porciones de carne, pollo, pescado, queso o huevo de aproximadamente 30 gramos, además de media taza de frijoles o lentejas.
Grasas. Tienen que constituir hasta 30 por ciento de la energía total consumida por el individuo, prefiriendo aquellas de origen vegetal. En cuanto a leche, quesos y alimentos procesados se debe leer cuidadosamente la etiqueta del producto, con la finalidad de elegir el que menor aporte calórico tenga.
Es importante contemplar como parte de la alimentación diaria a la fibra, ya que  retrasa la absorción de azúcares y grasas como colesterol. Al paciente con diabetes se le recomienda consumir hasta 40 gramos al día, lo cual se logra manteniendo alimentación adecuada, sobre todo rica en verduras y frutas (de tres a cinco porciones al día).
El sodio no se debe exceder tres gramos al día, lo cual se logra moderando el consumo de sal; si bien existen en el mercado diversos sustitutos de azúcar para el consumo de personas con diabetes, deben usarse con moderación.
En cuanto al alcohol se aconseja que el consumo de bebidas con cierto grado alcohólico se evite o sea ocasional (tomar aproximadamente dos copas a la semana, por ejemplo), siempre y cuando se tenga debidamente controlado el nivel de glucosa en sangre.
En la actualidad, el consumo de azúcar y dulces en el plan alimentario del paciente con diabetes es considerado importante no sólo por la relación que tiene con respecto a los niveles de glucemia, sino por el aporte de calorías que implica. Por tal motivo, se debe aprender a conocer la reacción del organismo ante el consumo de pequeñas cantidades de distintos tipos de postres, para lo cual es imprescindible el automonitoreo. (Agencia ID)

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