Hablar
con padres de familia, amigos o familiares y contestar con humor a las burlas,
son algunas de las recomendaciones que dan las secretarías de Educación Pública
(SEP) y de Seguridad Pública (SSP) a víctimas del acoso escolar o bullying.
Datos de la SEP revelan que siete de cada 10 alumnos han sufrido
de algún tipo de violencia en la escuela. Las formas más habituales de ésta es
el rompimiento de útiles u otros materiales escolares.
El manual difundido por la SEP y la SSP recomienda fomentar
entre los niños que nadie puede abusar de ellos física, psicológica ni
sexualmente, así como conocer conductas que no deben de permitir en las
relaciones con sus iguales y personas adultas, prepararlos para afrontar
conductas incómodas y presiones grupales, además de crearles una cultura
pacifista y no violenta.
Para los niños que sufren de bullying se les aconseja que no se
queden solos en zonas donde no haya personal de la escuela, hablar con sus
padres, amigos o familiares sobre las agresiones sufridas, intentar no
demostrar miedo ni disgusto, contestar con humor las burlas recibidas y evitar
responder los ataques, al igual que refugiarse donde haya un adulto.
El bullying se ha hecho presente en escuelas de todo el mundo y
ha incrementado en los últimos cinco años; el acoso escolar consta de tres
actores principales: la víctima, el agresor y los espectadores, estos últimos
desempeñan un papel muy importante, mencionan autoridades escolares, ya que al
reírse o pasar por alto el maltrato contribuyen a reforzarlo.
Para padres de familia y profesores puede ser complicado identificar
si un menor es víctima de bullying o agresor; sin embargo, características como
nerviosismo durante las clases, exclusión de los equipos de trabajo, baja
notable en las calificaciones o irritabilidad y tristeza constante son síntomas
de niños que sufren de acoso escolar.
Si el menor tiende a hablar despectivamente de algún compañero
de clase, tiene conductas prepotentes con sus hermanos o amigos, soluciona sus
problemas con violencia, se enoja fácilmente o no puede controlar su ira son
características del niño agresor.
Las recomendaciones para padres y maestros es enseñar a los
niños a descifrar, criticar y autocontrolarse, educar para controlar las
emociones, para comportarse con los demás y convivir con otros, observar los
comportamientos, estados de ánimo y los cambios en los hábitos de los niños
dentro y fuera del aula, impulsar la inteligencia emocional, la solidaridad, el
compromiso y la tolerancia, promover los valores, la educación intercultural,
la diversidad, el civismo y la convivencia.
Además de buscar fórmulas y estrategias que corrijan o prevengan
la violencia en las instituciones educativas, al igual que establecer y debatir
una serie de normas y reglamentos que sea aceptada por todos los afectados:
profesores, alumnos y padres. En las escuelas es de suma importancia contar con
la ayuda de psicólogos, terapeutas y orientadores que permita a los profesores
tratar con las potenciales víctimas y agresores, así como prevenir los
problemas.
Una de las soluciones que dan profesores es persuadir a los
alumnos para que no aludan a estas prácticas, ya que también pueden sufrir de
bullying posteriormente. La mayoría de las víctimas de violencia escolar son
niños de primaria con edades que oscilan entre los seis y 12 años de edad con
46.4 por ciento de incidencia, seguidos con 43.6 por ciento de adolescentes
afectados en escuelas secundarias. Asimismo, más de 24 por ciento de los
menores han sufrido burlas y uno de cada cinco de lesiones físicas y amenazas.
Expertos mencionan que influye mucho la percepción que los
alumnos tienen de la disciplina en su escuela, ya que ésta puede reducir los
actos violentos. Sin embargo, cuando la institución es muy estricta, la
agresividad entre los alumnos es mayor. (Agencia
ID).
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