· Perder kilos de más es propósito de año nuevo de muchas
personas
Chilpancingo. Gro. Enero 05 del 2014. (NOTYMAS).- Lejos
de beneficiar, las dietas llamadas “milagro” perjudican la salud de personas
desesperadas por deshacerse del sobrepeso. Incluso, si alguno de estos
regímenes alimenticios se mantiene durante un lapso prolongado, los problemas
pueden ser mayores, pues no es raro que se presente envejecimiento prematuro,
anemia, desajustes hormonales, mal funcionamiento de los riñones, trastornos de
la alimentación y alteraciones estomacales.
Los riesgos no son pocos, sobre todo si se
siguen regímenes alimenticios que limitan el consumo de algunos alimentos que
descompensarán una buena nutrición, y es aún más marcado en quien padece
diabetes.
Ahora bien, es sabido que generalmente los niveles de
glucosa en sangre aumentan tras comer, y eso a su vez desencadena la producción
de insulina, que ayuda a las células a tomar la glucosa y convertirla en
energía. Sin embargo, cuando no hay alimento, los niveles de insulina y de
glucosa aumentan mucho más.
Así que dejar de comer es una decisión aún peor en
quienes viven con diabetes.
Pese a ello, hay mujeres y hombres que
considera que vale la pena poner en riesgo la salud con tal de perder unos
kilos de más, y están en disposición de hacer cualquier cosa con tal de lograr
una figura escultural.
Al respecto, el endocrinólogo Armando Dávalos Ibáñez
acota que la única manera de bajar de peso con resultados duraderos es
aprendiendo a comer en forma sana, lo cual se puede lograr con la asesoría de
un especialista médico.
Dietas espejismo
El experto en tratamientos de control de peso señala que
hay famosas dietas que son muy restrictivas y desequilibradas, pues se trata de
ciertos regímenes que se enfocan al consumo de un alimento único por algunos
días (arroz, toronja o papaya, entre muchos otros) o no permiten combinaciones
de nutrientes (por ejemplo, grasas, carbohidratos y proteínas).
Consecuencias de lo anterior son desajustes digestivos,
desnutrición y deshidratación, con manifestaciones como cansancio, dolor de
cabeza, insomnio, cabello quebradizo, uñas débiles, piel apagada y nerviosismo,
entre otras.
“Al someterse a regímenes tan restrictivos no sólo se
pierde grasa, sino masa muscular y agua, lo que reduce la capacidad del
organismo para quemar calorías.
De hecho, está comprobado que los músculos bien
desarrollados queman más calorías y, tras seguir dieta rigurosa, reducen su
tamaño y con ello se dificulta el consumo de energía.
“Si dichas dietas realmente funcionaran
veríamos menos gente obesa caminando por la calle. Ninguno de los regímenes
alimenticios ‘milagrosos’ que se difunden por los diferentes medios
informativos es efectivo, ya que sólo generan pérdida de peso que en poco
tiempo se recupera”, advierte el endocrinólogo.
Al volver a la alimentación normal, los
kilos se recuperan y pueden ganarse más.
La explicación del
llamado “efecto rebote” es que al estar a dieta lo primero que se pierde son
líquidos; entonces, al terminar el régimen los tejidos tenderán a rehidratarse;
además, el metabolismo (velocidad con la que el organismo transforma los
alimentos en energía) llega a reducirse tanto que cualquier comida engorda y no
hay forma de adelgazar.
Lo que sucede en muchos casos es que la
persona incurre en el efecto “yo-yo”, es decir, como esa dieta milagrosa no
funcionó buscan otra, la inician y al poco tiempo la abandonan, y así
sucesivamente.
Es claro que la clave para lograr el objetivo de bajar de
peso no está en dejar de comer, sino en saberlo hacer para no padecer
trastornos de nutrición, hambre ni mal humor. La intención está en educarse a
sí mismo para aprender a seguir una alimentación balanceada, que se adecue al
estilo de vida y gustos gastronómicos propios.
“El régimen alimenticio ‘perfecto’ es extremadamente
sencillo —refiere el doctor Dávalos Ibáñez—; sólo debe incluir 50 por ciento de
carbohidratos (harina, arroz y legumbres), 30 por ciento de grasas (aceites,
soya, aceitunas y germen de maíz) y 20 por ciento de proteínas (lácteos, carnes
y huevo), los cuales deben ingerirse en cinco comidas: desayuno, almuerzo,
comida, merienda y cena.”
Para tener mejores efectos, hay que practicar algún
ejercicio físico, ya que es la mejor forma de perder grasa. Nutriólogos y
endocrinólogos piden hacer por lo menos 30 minutos de ejercicio tres veces a la
semana, sin que ello signifique ir al gimnasio o a la alberca, sino simplemente
caminar o bailar.
Cabe destacar que los mejores resultados se verán si se
distribuyen los tiempos como se ha indicado, y no haciendo 90 minutos de
ejercicio una vez a la semana.
Asimismo, los especialistas recomiendan que para quemar
mayor cantidad de calorías lo mejor es ejercitarse en las mañanas, ya que así
el cuerpo mantendrá el proceso a lo largo del día, cosa que no sucede en las
noches.
Por otra parte, si se combinan ejercicios de resistencia
muscular (por ejemplo, al hacer pesas de bajo peso) con actividades aeróbicas
(las que requieren gran circulación de aire en los pulmones, como trotar o
nadar) habrá mayor firmeza muscular y baja de peso.
La mayoría de las personas que
pierden peso y lo mantienen no han seguido una dieta específica, sino que han
aprendido a comer. Son conscientes de que su peso se mantiene en el punto que
ellos quieren porque toman los alimentos que se adaptan a su estilo de vida y
al gasto de energía que realizan.