jueves, 22 de noviembre de 2012

La suerte de Fermín, en un jueves pozolero



Julio Ayala/NOTYMÁS
Chilpancingo, Gro., noviembre 22 de 2012 (NOTYMAS). Y pese a la vehemencia del diputado Ángel Aguirre Herrera, de su señalamiento de que el dictamen estaba apegado a Derecho y conforme a la ley, sus compañeros de partido, el PRD, se impusieron y votaron en contra del dictamen por el que el priísta Fermín Alvarado Arroyo se le ratificaba en el cargo de magistrado del Tribunal Superior de Justicia y se le decretaba su inamovilidad en el mismo.

Y fue también pese a la advertencia del mismo diputado Ángel Aguirre Rivero, de que votar en contra del dictamen, por fobias personales y partidistas, “se estaría poniendo en duda la capacidad de esta soberanía para deliberar en el caso”.

Con ello, Aguirre Herrera, presidente de la Comisión de Asuntos Políticos y Gobernación de la LX Legislatura del Congreso local, se refería al mandato del Consejo Político Estatal de su partido, de votar en contra el dictamen, porque Fermín Alvarado, ex diputado local, ex diputado federal y ex candidato perdedor a la alcaldía de Acapulco, es priísta.

La sesión legislativa de este jueves, que inició casi tres horas después de lo programado, y que comenzó con 27 diputados locales, y que dos más habían solicitado licencia, entre ellos Ricardo Taja, del PRI, que al final llegó a la votación, el caso de la ratificación de Fermín Alvarado al cargo de magistrado por el que en automático adquiría la figura de inamovible fue el “platillo fuerte”, aunque el resultado ya estaba cantado desde días antes por los diputados del PRD, e incluso ratificado dos minutos después de iniciada por Bernardo Ortega Jiménez.

“La resolución del juez que dicta la sentencia de amparo es muy clara”, puntualizó Bernardo, coordinador de los 20 diputados perredistas y en consecuencia presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso, al leer parte de la misma, y cuyos cinco renglones estaban subrayados en amarillo, que coincidía con el mismo subrayado que traía la magistrada del Tribunal Superior de Justicia, Adela Román Ocampo, quien ocupa la Sala Familiar, ahora con sede en Acapulco, y que demanda Fermín Alvarado como suya.

Y añadió Bernardo Ortega, casi a la entrada de la sala de plenos del Congreso: “el amparo (concedido por un juez a favor de Fermín) es para que se le escuche, para atender su garantía de audiencia, no para que se le reinstale en el cargo de magistrado, y mucho menos para que se le paguen salarios caídos que reclama”.

Y “así fue”, diría Juan Gabriel, tras aprobarse la “orden del día”, que contenía seis puntos, incluida la “clausura de la sesión”, empezando por los “comunicados”, tras darle entrada a oficios diversos enviados al pleno por el Oficial Mayor, Benjamín Gallegos, seguidos por la “correspondencia”, y luego “iniciativas”, se llegó al punto de “iniciativas de leyes, decretos y acuerdos”, que en su inciso “o” contenía el “caso Fermín”, o “enfermín”, como le dicen algunos.

“Inciso O: Segunda lectura del dictamen con proyecto de decreto mediante el cual no se aprueba el dictamen evaluatorio por el que se resuelve la no ratificación del licenciado José Luis Bello Muñoz, Fermín Gerardo Alvarado Arroyo, Miguel Maya Manrique, Rufino Miranda Añorve y Héctor Román Bahena,  al cargo de magistrados del Tribunal Superior de Justicia  del Estado, suscrito por el contador Público Zeferino Torreblanca Galindo, entonces gobernador del estado libre y soberano de Guerrero, únicamente por lo que se refiere  al ciudadano licenciado Fermín Gerardo Alvarado Arroyo, mismo que se le tiene por ratificado en el cargo y se decreta su inmovilidad consagrada en la Constitución local, con solicitud de dispensa de trámite legislativo. Discusión y aprobación, en su caso”, así rezaba el punto de referencia.

Es decir, el caso solo era el de Fermín Alvarado, porque hay que decir que el de José Luis Bello, Miguel Maya, Rufino Miranda y Héctor Román, en su momento fueron resueltos, no así el del ex diputado local, por su condición de priísta, porque “no es un hombre probo”, porque no tiene carrera en la procuración y administración de la justicia, y porque tiene en su contra averiguaciones previas por violencia intrafamiliar.

Eran las 15 horas, tres de la tarde, cuando se abordó el  punto. Y tras la dispensa de la lectura, Aguirre Herrera, “Angelito” para los cuates, subió a tribuna  para “motivar y fundamentar el dictamen con proyecto de decreto mediante el cual no se aprueba el dictamen evaluatorio” hecho hace 7 años por el entonces gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, y en contraparte, de acuerdo a los cinco integrantes de la Comisión, se le ratificaba en el cargo de magistrado y se le decretaba su inamovilidad.

Fija la mirada en el dictamen, Aguirre Herrera dio cuenta en una apretada síntesis del caso: que Fermín fue designado en el cargo el 22 de abril de 1999 por el periodo comprendido del 1 de mayo de ese año al 30 de abril del 2005; que el dictamen evaluatorio a su función  por el que no se le ratificaba fue hecho el 20 de abril del 2005 por Torreblanca Galindo y ratificado por Armando Chavarría en su calidad de secretario general de Gobierno, y presentado al Congreso el 21 de ese mes y año.

Que el pleno del Congreso tomó conocimiento del caso el 28 de abril del 2005, siendo ese mismo día turnado a la Comisión de Asuntos Políticos y Gobernación ese mismo día, y que en esa misma fecha la Comisión referida emitió la ratificación del dictamen evaluatorio de no ratificación, presentándolo el mismo 28, siendo desahogado en dos sesiones extraordinarias.

En opinión de los miembros de la Comisión, encabezada por Ángel Aguirre, y que integran Mario Ramos del Carmen como secretario, del PMC, y los vocales Amador Campos, Arturo Álvarez Angli y Alicia Zamora Villalva, del PRD, PVEM y PRI, respectivamente, el dictamen de Zeferino Torreblanca fue extemporáneo, y más aún se violó el principio de audiencia, por lo que fue una violación al procedimiento y por consecuencia el no cumplimiento de la norma”.

Por eso, puntualizó, tras analizar el caso, los cinco diputados concluyeron que era factible la ratificación de Fermín Alvarado, tras siete años de ser separado del cargo, y que en la elaboración del dictamen, no se incluyeron preferencias políticas, personales o impresiones que su servidor tenga por dicho ciudadano”.

Dijo que para la no ratificación, el entonces gobernador Zeferino Torreblanca expuso motivos y versiones subjetivas, opiniones, dichos o aseveraciones “que no se comprueban o no se relacionan de ninguna manera con su capacidad para ejercer el cargo (de magistrado)”.

Ante un escenario expectante, pues los diputados se mantenían atentos a los argumentos del diputado, éste expuso que si bien el Congreso tiene la facultad de ratificar el dictamen de Zeferino Torreblanca, Alvarado Arroyo acudió a la justicia federal  quien le otorgó un amparo porque no se le otorgó la garantía de audiencia que tampoco le dio la LVII Legislatura ni las dos subsecuentes.

Por eso, enfatizó un Aguirre Herrera que pocas veces levantó la vista del documento, el dictamen elaborado era favorable, e invitó a sus compañeros de partido, principalmente, a apegarse estrictamente al mismo, más allá de simpatías o preferencias políticas”, sino cumplir y velar porque la ley se cumpla.

Porque, en caso contrario, “corremos el riesgo de que una instancia federal vuelva a exhibir la debilidad del dictamen”. El argumento expuesto, agregó, “no es timorato, sino un argumento que busca la consolidación de los trabajos del Poder Legislativo, con la intención de cambiar la visión que la sociedad tiene de los legisladores”.

“Bien, diputado”, le gritó la priísta Alicia Zamora a Ángel Aguirre, e inmediatamente encabezó los aplausos para éste, mientras el depuesto coordinador de los diputados del PRI, Héctor Astudillo, se levantaba de su silla haciendo un ademán de reto a los legisladores perredistas que estaban perplejos.

Hasta ahí fue la exposición de motivos y fundamentación del dictamen, y luego el presidente de la Mesa Directiva, Antonio Gaspar Beltrán, del PRD, abrió la ronda de intervenciones, primero, y ningún diputado se anotó, por lo que se dio por discutido, y por papeletas se inició la votación mediante pase de lista.

Pero poco les duró el gusto a los priístas. El conteo de votos fue de 42, los que pidió Astudillo que fueran cantados, siendo callado por Gaspar Beltrán de que sólo se conocería el sentido de éstos: 26 en contra del dictamen que favorecía a Fermín y 16 a favor. Las risas cambiaron; ahora fueron los perredistas quienes lo hacían, y los del PRI callaban, mientras el presidente de la mesa directiva daba instrucciones para que el caso regresara nuevamente a la Comisión de Asuntos Políticos para que emitiera un nuevo dictamen.

“Yo no voy hacer un dictamen a modo”, puntualizó Ángel Aguirre Herrera, cuestionado al respecto, en el lobby del Congreso, cuando salió a éste unos reporteros le preguntaron sobre el voto mayoritario de los diputados. “No sé si pesó más lo político; cada diputado votó como quiso”, añadió cuando se le inquirió sobre el mandato del Consejo Político del PRD sobre el caso de Fermín Alvarado Arroyo.

EL PRD privilegia lo político sobre lo legal, lo jurídico, dijo por su parte la priísta Alicia Zamora, mientras que la perredista Abelina López, enfatizó que sus compañeros de partido cumplieron con la ley.
Habían pasado tan solo 20 minutos desde que el caso de Fermín, “enfermín”, había sido abordado, es decir, las 13:20 horas de un jueves pozolero. (NOTYMÁS)

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