* Crónica del recorrido de los colonos de la Viguri que, se armaron
con machetes, palos y tubos para hacer frente a la delincuencia
Jonathan Cuevas/API
Chilpancingo, Gro.- Tres ancianos, ocho jóvenes y seis mujeres
caminaron recientemente por las calles, varias empedradas y resbalosas, algunas otras sin
pavimento. A paso lento en las vísperas de un eclipse lunar y bajo las sombras
de la oscuridad, entre ladridos de los perros y el asombro de automovilistas.
Todos con un palo, tubo o filosos machetes. Así lució el grupo de “vecinos
vigilantes” de la colonia Viguri.
Sobre uno de los accesos a la colonia
estaba una patrulla (camioneta) y varias moto patrullas de la Policía Estatal.
En su mayoría, los elementos estaban encapuchados para proteger su identidad, a
diferencia de los vecinos que, sin armas, recorrieron las oscuras calles…
mostrando su rostro. Valientes. Porque necesitan de esa cualidad para hacer la
tarea que el gobierno dejó de hacer desde hace mucho tiempo.
La presencia policial se vio apenas
durante una hora. Los vecinos vigilantes cruzaron con firmeza frente a ellos.
Jamás se intimidaron ni mostraron arrogancia pero, solo cruzaron sin dar el
saludo.
El recorrido…
A las 20:30 horas, 17 personas entre
ancianos, hombres jóvenes y mujeres se reunieron en “el mirador”. Punto donde
generalmente acuden automovilistas a ingerir bebidas embriagantes. En algunos
casos las personas van más allá.
Ahí hay una cruz en memoria de un joven
asesinado hace algunos años. Como otras tiene flores alrededor y una veladora
prendida. Los vecinos vigilantes observaban la cruz cada vez que pasaban por el
lugar y suspiraban, como si tuvieran enfrente una fuerte motivación para auto
defenderse.
Cada quien ya venía “armado”. Solo
armas blancas, principalmente machetes, así como tubos y palos. No lucen
imponentes pero sí llaman la atención de quienes cruzan caminando o en vehículo
la colonia.
No mostraban la característica rudeza de
un policía comunitario o de los policías de gobierno. Incluso se daban la
oportunidad de sonreír y dialogar con periodistas previo a su recorrido. La
amabilidad jamás la dejaron de lado pero con la seriedad que requiere tal
actividad.
Luego de varios minutos de diálogo
iniciaron su camino. Los pasos eran cortos… lentos. Trataban de observar todo
sobre la luz de las lámparas y oscuridad de la noche.
Recorrieron 10 andadores entre las
subidas y bajadas de las calles. Pisando firme sobre la resbalosas piedras o
sobre la tierra. También sobre pavimento, pero pisando firme.
No detuvieron automóviles para
revisarlos. No buscaban capos del narco. Solo trataban de identificar a los
asaltantes y detenerlos. Esperaban encontrarse a algún delincuente, pero por hoy
no tuvieron suerte.
A su paso por las calles varios vecinos
los saludaban y mostraron su apoyo. Solo desde sus hogares porque a pesar de que
se les invitó a sumarse en los recorridos, no lo hicieron.
Algunos sacaban sus lámparas y desde sus
casas les alumbraban el camino. Los vecinos vigilantes, apreciados por muchos de
acuerdo a lo que se observó, caminaron por todas las calles, entraron a la
barranca que cruza por la colonia y a los límites con las colonias Tribuna Nacional,
La Cima y Loma Bonita, entre otras colindantes.
La luna lucía grande, completamente
redonda y era chuleada por varios reporteros y vecinos. Servía como una
atracción o distracción para quienes hacían labores de vigilancia.
Al cruzar por la calle principal se
encontraron con un retén de la Policía Estatal, corporación que hoy está a
cargo de la seguridad en Chilpancingo.
La noche del pasado lunes los elementos
oficiales lucían imponentes y parecían tomar enserio su trabajo, como pocas
veces se pudo ver antes en dicha colonia. Revisaban vehículos y motocicletas.
Hasta a los taxistas y sus pasajeros les tocó revisión.
Luego de una hora de instalar el retén,
los oficiales subieron a sus motocicletas y algunos se montaron en una
camioneta propiedad de la misma corporación. Sin haber un solo detenido se
marcharon dejando una vez más a los vecinos sin vigilancia.
Pero los vecinos continuaron su labor de manera organizada, encontrando botellas de cerveza en las calles que ya antes habían recorrido,
como si alguien se quisiera burlar de ellos.
Esto no los decepcionó sino por el
contrario, los motivó a continuar sus acciones y buscar nuevos métodos de
vigilancia, tratando en todo momento de conseguir que más gente se sume a etas
acciones.
Dentro del movimiento destacó la
presencia de tres ancianos que, con el peso de los años siguen esperando el
momento de poder vivir en paz y con tranquilidad; “como era antes en mis
tiempos”, dijo uno de ellos que portaba un machete como arma de defensa.
Sus canas se escondían bajo un sombrero
de palma. Sus pies eran protegidos por unos viejos huaraches pero parecían
cortados. Las rompas eran humildes. Lo que destacaba de aquel anciano eran sus
ojos que mostraban tristeza por la inseguridad que hoy aqueja a toda la
ciudadanía. También sus arrugas que junto al machete hacían ver a este anciano
más fuerte que cualquier otro joven.
Antecedentes…
Alejandro López, presidente de la colonia
Margarita Viguri informó que el movimiento de autoprotección se dio
derivado de la delincuencia “armada” que mucho había rondado por esa colonia y
sus alrededores.
En una entrevista, aclaró que parte de
este movimiento se debe a la negativa del alcalde “Mario Moreno Arcos, de
brindarles seguridad permanente. “El alcalde no ha dado respuesta y se limita a
decir que no tiene policías”.
El líder de los colonos explicó además
que tan solo en este año se han registrado 8 robos a transeúntes. Dos de los
casos fueron considerados como “graves”.
“En una ocasión golpearon brutalmente a
un hombre e intentaron violar a su novia. Este caso detonó el movimiento y
levantamiento en armas”, resaltó.
Detalló que el movimiento inició el 05
de abril con la participación de 30 colonos que recorren 10 andadores de las
8:00 a las 10:00 de la noche.
Recordó que hace unos meses se registró
un enfrentamiento tras un cateo en una de las casas de la misma colonia.
“Los delincuentes recibieron a balazos
a los policías estatales por lo que se solicitó el apoyo del Ejército Mexicano
pero cuando llegaron los delincuentes ya habían huido”, recordó Alejandro
López. (Agencia Periodística de Investigación)