· * Además de su gracia, su perfecto
equilibrio y su estilo, las bailarinas de ballet desarrollan otra habilidad
menos fácil de percibir para el público pero no por eso menos espectacular: la
capacidad de modificar sus estructuras cerebrales para dar giros sin sentirse
mareadas.
· * Los pacientes con mareos crónicos
podrían beneficiarse de esta investigación.
Inglaterra.
Septiembre 27 del 2013. (BBC Salud). A esa conclusión llegó un estudio del Colegio
Imperial de Londres, que reveló que las bailarinas parecen suprimir las señales
del oído interno al cerebro.
Los investigadores piensan
que este hallazgo puede servir a aquellos pacientes que sufren de mareos
crónicos.
El mareo es la sensación de
que todo se mueve cuando, en realidad, uno está quieto, y para la mayoría de
nosotros se trata de algo ocasional y temporal, pero una de cuatro personas
experimenta en algún momento de su vida mareos crónicos.
Las bailarinas de ballet
entrenan arduamente para poder dar giros y piruetas rápidamente y de forma
repetida.
Entre las técnicas que
utilizan para no marearse, ellas se concentran en un lugar particular del piso
mientras giran, y siempre la cabeza deber ser la última parte en moverse y la
primera en regresar.
Cuando alguien da vueltas
rápidamente, los fluidos en el aparato vestibular del oído interno se mueven a
través de pequeños pelos. Al detenerse la persona, el fluído continúa
moviéndose, lo que puede hacer que el sujeto en cuestión sienta que todavía
está girando.
La silla que gira
En el estudio, publicado por
la revista Cerebral Cortex, los investigadores reclutaron a 29 bailarinas y a
20 remeras de una edad y un estado físico similar.
Luego de hacerlas girar en
una silla, se solicitó a cada una de ellas que mover una manija cuando
sintieran que aún estaban girando a pesar de ya haberse detenido.
Los reflejos oculares
disparados por los órganos vestibulares fueron medidos y se tomó resonancias
magnéticas para observar la estructura cerebral de las participantes.
La percepción de seguir
girando de las bailarinas duró menos que las de las remeras, y mientras más
experimentadas las bailarinas, más breve el efecto.
Los escáneres mostraron
diferencias entre las bailarinas y las remeras en dos partes del cerebro: el
cerebelo, donde se procesa la información sensorial de los órganos
vestibulares, y la corteza cerebral, que percibe el mareo.
El equipo de científicos
también descubrió que en la remeras la percepción del mareo estaba muy
vinculada con los reflejos oculares generados por las señales del aparato
vestibular, pero que este vínculo no existía en las bailarinas.
Mejor tratamiento
El líder de la
investigación, el doctor Barry Seemungal del Departamento de Medicina del
Colegio Imperial de Londres, explicó que "no es útil para la bailarina
sentirse mareada o desbalanceada, sus cerebros se adaptan en años de
entrenamiento para suprimir estas sensaciones".
Debido a eso, "la señal
que viaja a las áreas del cerebro responsables por la percepción del mareo en
la corteza cerebrar es reducida, haciendo que las bailarinas se vuelvan más
resistentes a esa sensación".
Para el doctor Seemungal, si
la ciencia logra estudiar y monitorear esa misma área en los pacientes con
mareos crónicos, se podría lograr tratar mejor este tipo de dolencia.
Deborah Bull, una antigua
primera bailarina del Royal Ballet, le dijo a la BBC que lo más interesante
"es que las bailarinas han refinado y hecha más precisa la instrucción al
cerebro a tal punto que el cerebro se reducido".
"No necesitamos esas
extra neuronas", concluyó Bull.