Chilpancingo,
Gro., mayo del 2016 (IRZA).- El presidente de la
Comisión Estatal de Derechos Humanos en Guerrero (Coddehum), Ramón Navarrete
Magdaleno, dejó caer el velo con lo que se muestra un verdadero drama que luego
deviene en tragedias: muchos delincuentes desde niños se gestan en el seno de
sus familias.
Entre los casos documentas
sobre cobro de piso, por niños, la agencia IRZA tiene uno del pasado 14 de
abril, donde refiere la detención de un menor de 12 años, mismo que fue
capturado por la policía cuando intentaba cobrar la cuota impuesta por un grupo
delictivo.
En marzo pasado, el alcalde
de Pungarabato, Ambrosio Soto Duarte, manifestó que en una secundaria técnica,
de la que se abstuvo de precisar la ubicación, estaba confirmado que un alumno,
de nombre Felipe, tenía sometidos a sus compañeros al pago de una cuota, con la
amenaza de que su padre era delincuente y que si no accedían la iban a pasar
mal.
Navarrete Magdaleno comentó
que se han detectado casos de niños, en su mayoría supuestos delincuentes, que
exigen el cobro de derecho de piso a sus compañeritos en las escuelas, a cambio
de no agredirlos.
La Coddehum sostuvo que hay
casos detectados en varias escuelas de menores de edad que obligan a otros a
que les entreguen parte del dinero que sus padres les dan para gastar en el
recreo.
Navarrete Magdaleno sostuvo
que en el municipio de Acapulco se agudiza más este fenómeno, que es más notable por la cantidad de
escuelas que hay.
El ombudsmán guerrerense
dijo que el acoso en las escuelas trasciende a la relación entre alumnos,
porque en algunos casos los estudiantes también llegan a intimidar a sus
profesores, con el argumento de que son hijos de integrantes del crimen
organizado.
‘Hay padres de familia que
se imponen sobre los maestros con ese antecedente de estar vinculados con la
delincuencia, y algunos profesores tienen miedo de algunos alumnos por las
represalias que puedan tener de sus padres’, dice Navarrete.
Y manifestó que ‘ustedes ven
que cada día hay más niños que están involucrados en el tema de la inseguridad,
porque ya iniciaron con su actividad violenta desde su escuela. Hay muchos
delincuentes de 15, 16 y 17 años que al revisar sus expedientes vemos que eran
los niños más gandallas en las escuelas, los que ejercían más presión sobre sus
compañeros.
Con la actuación omisa ante
el surgimiento de niños que acosan y maltratan a sus compañeros, dijo que
solamente se está alimentando a la delincuencia, cuando el fenómeno se tiene
que atacar a tiempo.
Navarrete aseguró que algunos delincuentes fueron niños maltratados y maltratadores durante su
etapa escolar, en su niñez, y que la mayoría tuvo su origen en familias
desintegradas, cuyos padres tenían problemas de alcoholismo, drogadicción y hasta
prostitución.