Laura
Sánchez Granados/Agencia de Noticias Acapulco
Acapulco.
Gro. Junio del 2012. Es muy difícil imaginarnos a los políticos
bien arreglados, en sus buenos autos, la mayoría muy educados cargando botes de
arena, grava, bultos de cemento o montones de tabiques cuando eran niños, así
fue como creció José Luis Avila Sánchez candidato a una diputación federal por
el Partido Revolucionario Institucional.
No deja de mover las manos
cuando recuerda su infancia, incluso se le cierra la garganta al recordar a Don
Horacio Avila su padre quien falleció hace algunos años, “me duele que no haya
disfrutado lo que el sembró, se que estaría orgulloso de mis logros”, dice con
nostalgia Pepe Avila como todos lo conocen.
Creció en un hogar humilde
pero con unos padres muy trabajadores Don Horacio nació en Ayutla pero muy
jóvenes ve vino al puerto de Acapulco “a buscar fortuna” como mucha gente, aquí
conoció a Doña Elvia quien sería la compañera de toda su vida, José Luis fue el
mayor de siete hermanos y al que le toco compartir el duro trabajo con su papá
para sacar adelante a su familia.
Pusieron un modesto negocio
de materiales de construcción en La Cima y como no tenían dinero para pagar un
empleado entre José Luis y su papá realizaban todo el trabajo desde cargar
arena, cemento, grava y los pesados tabicones, tenía únicamente diez añitos y
una enorme responsabilidad porque también tenía que ir a la escuela, le
enseñaron a manejar y se colocaba una enorme almohada para poder alcanzar el
volante, por fortuna y gracias al buen trato de Don Horacio mucha gente
compraba ahí su material.
Mi papá le “fiaba” a toda la
gente, “le pago en la quincena don Horacio” y don Horacio nunca decía que no,
eran colonias recién asentadas y la mayoría de la gente tenía su casita de
madera y lamina de cartón pero poco a poco le metían dinero para hacer sus
hogares más seguros y por eso todos corrían al negocio del padre de José Luis.
Hoy muchos años después
platica Pepe que durante los recorridos que realiza por todo su distrito caminó
por esas colonias de lo que conocemos como La Cima, ahí un señor mayor les dijo
a los asistentes al mitin que votaran por José Luis Avila Sánchez, “el es hijo
de Don Horacio Avila” y los aplausos se dejaron escuchar, mucha gente se le
acerco y le decían, “mire esta es mi casa gracias a su papá la pudimos
construir, el nos presto material y le pagábamos poco a poco, eso nadie lo hace
pero él fue un hombre muy bueno”.
Confesó José Luis que se le
salieron las lágrimas porque nunca se espero ese recibimiento y mucho menos que
recordaran con tanto cariño a su padre, del que aprendió a luchar y nunca rendirse.