Miguel Ángel del Pozo
El
dogmatismo es mal consejero; en sus justificaciones se podrían llegar a
actitudes y posiciones que podrían acercarse a los extremos; en ese orden, José
Vicente Rangel, los días lunes, en Últimas Noticias, en su “El Espejo” (Caracas, 13 de junio, 2011, pág. 24–ElPaís)
en su columna: “Laberinto” lo expone
con claridad cuando expresa que “…el
terrorismo envilece –en cualquiera de sus manifestaciones– a quienes lo
practican y a la ideología que lo asume…”
Es decir, consideramos que las prácticas extremas de los dogmatismos podrían desarrollarse
hacia actitudes humanas inconcebibles e indeseables para el resto de las
sociedades expuestas. Así lo pensamos cuando leemos en la misma página
referida, el texto central de “El Espejo” titulado: “A nivel de letrina”. Nos comunica JVR al referirse al “Golpe del
11 de Abril” en Venezuela y a los comportamientos de los “golpistas” que
similares expresiones sociales contra los “chavistas” se manifestaron en “…la “cruzada” de Franco contra los rojos…o
la que realizó Pinochet después del 11 de septiembre de 1973: consistente en la
materialización sanguinaria de la consigna, repetida por los golpistas en las
calles de Santiago, “Viene Jakarta”, inspirada en el genocidio que se consumó
en Indonesia cuando fue derrocado el presidente Sukarno…” (Idem, subrayado
nuestro).
En
ese mismo escenario, se pudo ver, una y otra vez, como los auto–calificados
como “demócratas” trataban de humillar y pisotear las dignidades de altas
personalidades de la
Revolución Bolivariana, incluido el Comandante Chávez Frías
en su investidura de Presidente Constitucional y democráticamente elegido en
las urnas en expresión de Democracia Representativa; pero en los momentos
álgidos de las expresiones extremas de los dogmatismos, hay “masas” que pierden
sus conciencias y se expresan sus inconscientes históricos gracias a una
“educación subliminal” y no tan subliminal e ideológica hacia aquellos a
quienes los van “cultivando inteligentemente” en paradigmas sustentados en las
“modernidades” occidentales –judeo–cristianas– y capitalistas (¿perogrullo?).
Es decir, que esos sectores sociales que se expresaron en todo su furor cuando,
particularmente, era expuesto al escarnio público quien fuera, en ese momento,
ministro de interiores; ese sub–conjunto social en referencia actuó con su inconsciencia
convertida en conciencia pero sin ética ni moral cristiana–católica en
expresiones y actuaciones solo imaginables en “seres humanos” sin alma porque
el “alma” es el factor fundamental que nos diferencia a los “seres humanos” de
los “seres sin alma”. A todo esto, nos preguntamos: ¿Qué dirán aquellos actores
principales que sentados en cómoda conversa en los sillones de Miraflores
cuando exponían planes de desarrollo del Gobierno de “Pedro El Breve”,
conjuntamente, con representantes de ambivalentes potencias que les importaba “un carajo” la vida, la dignidad y las
consecuencias de aquellas manifestaciones extremas en dogmatismos de sectores
de ciertas clases sociales poco nacionalistas?
Bernat
Muniesta en su libro: “Nudos Gordianos” ya referido en anterior texto escribió
que “…a nadie atacó [Karl] Marx con mayor
virulencia que a los anarquistas…Marx…le moteja [a Proudhon] con
el insulto más agresivo…[de] ´pequeño
burgués´…[transformado en el] más
definitorio de todos los posibles insultos en nombre de su socialismo
científico…” (Idem, pág. 138)
Para continuar expresando que “…la
pequeña burguesía no es ni burguesía ni clase obrera, o es ambas cosas a la
vez…” (Ibidem) Al tiempo, nos
dice que Karl Marx consideraba que cuando Max Stirner hablaba de categorías,
éste, no mencionaba ni a los burgueses, ni a los pequeños burgueses, ni a
obreros, ni al lumpen–proletariat sino que se expresaba, en cuanto a categorías
sociales se refiere, como “…mercaderes,
dirigentes, esclavos y rebeldes. Humilla las categorías científicas…” (Idem) escribia Karl Marx.
Tremendo lío.
¿Quiénes
son de clase media? ¿Está la clase media, a su vez, subdividida en sub–conjuntos
del subconjunto social considerando a las “clases sociales” como el conjunto?
¿Cuáles son los paradigmas que nos permiten definir a la clase media? ¿Estos
paradigmas se sustentan en conceptos de la economía, ideología, etno–antropológía,
sociología e, inclusive, sus religiosidades?
Regresamos
a JVR cuando nos dice, refiriéndose a los desarrollos históricos del 11A que “…por cierto, caigo en cuenta que nada se ha
escrito –acaso alguna anécdota perdida en el contexto de aquella situación–
sobre lo que sucedió en los pliegues oscuros de esos momentos críticos…” (JVR,
Idem). Para continuar precisando que “…la
oposición se lanzó como fieras a la caza de los chavistas; buscó en las
barriadas…” (Ibidem). Las precisiones de JVR nos permiten agregar algún
comentario personal en el marco del 11A. Días previos al día del “Golpe del 11A” asistimos a
concentraciones y marchas de aquella masa social que se expresaba contra,
puntualmente, Hugo Rafael Chávez Frías acusándolo de cualquiera de los epítetos
que se siguen repitiendo después de “algunos años”; es decir, que las tesis de
que la oposición no ha cambiado en su fundamental discurso y, quizás, sus
objetivos fundamentales, es decir, en la estrategia sustentada en la táctica de
la salida de Chávez Frías del Poder y del poder criollo siguen vigentes. Pero
lo que nos incumbe es cuál era la composición social de aquella masa humana que
se concentraba, que marchaba, que gritaba, que se auto–flagelaba, que se
exorcizaba.
Quizás
lo expuesto por JVR que nos hemos permitido escoger refiriéndose a que aquella
oposición que durante el desarrollo del golpe de estado se dedicaron a buscar “…como fieras…” y a la “…caza
de los chavistas…” Ello nos permite, subjetivamente, aceptar que aquella
masa golpista ya tenía en mente no solo buscar a los chavistas sino a ejercer
los ejemplos históricos que el propio JVR nos ha referido y nos los hemos
resaltado en las realidades de la
España franquista y el Chile fascistas de Pinochet; con ello
queremos precisar que el concepto de “lucha de clases” lo practican, con
precisión quirúrgica, las derechas nacionales e internacionales, in extremis,
“sin que le quede nada por dentro”. Entonces ¿son los pobladores de las
barriadas criollas de “clase media”? Lo que nos obliga a inquietarnos con la
pregunta de ¿cómo se comportan los pobladores de las barriadas frente al
consumismo? Y vamos más allá con nuestras dudas: ¿Con cuál baremo analizaremos
las “delicias capitalistas” del consumismo y cómo afecta el consumismo en los
diferentes sectores sociales de las sociedades citadinas y no citadinas de
Venezuela?
Es
cierto, nos los hemos mareado evitando “mojarnos” (expresión muy castiza) con
la pregunta del título. Nos vamos a permitir cambiarlo por la inquietud sin
respuesta de ¿podrían expresarse las clases madias, políticamente, por ejemplo,
como clases que se comprometieran con un proyecto nacionalista, humanistas,
socialista? Y si no ¿por qué no se adscribirían a esas propuestas de progreso
nacional?