¡Buena
suerte, vecino Pepe!
Bruno Peron
Loureiro
José Mujica, que sucedió a Tabaré Vázquez en la
presidencia de la República Oriental
del Uruguay desde marzo de 2010, es un ex-guerrillero y ex-preso político que
representa a sectores progresistas en su
país, más no por eso descuida al empresariado nacional.
En realidad es prácticamente imposible que algún
presidente latinoamericano se sustente en el poder sin intercambiar favores con
los grupos económicos más fuertes del país, que hacen lobby en las
instituciones gubernamentales para que se les extienda la alfombra roja. Hay
algunos pocos que tratan de no hacerlo, como Chávez en Venezuela, muchos de
aquellos que lo intentaron fueron destituidos. Hace ya algunas décadas que la
política dejó de hacerse en las calles para hacerse en la televisión.
Uruguay recibió elogios del moribundo Fondo Monetario
Internacional (FMI) por su elevado crecimiento económico. La pequeña potencia
al Este de la Argentina
anima al “Pepe” (sobrenombre para referirse a los José en el mundo hispánico,
así como se les dice “Paco” a los Francisco y “Lalo” a los Eduardo) y reduce
los riesgos de descrédito en el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) debidos a las
asimetrías entre sus miembros, factor que a menudo hace dudar a Paraguay y
Uruguay sobre su permanencia en le bloque.
Por el contrario, Uruguay ha llevado al pie de la
letra la disposición de la presidente Dilma Rousseff de priorizar las
relaciones con América del Sur. Por consiguiente Mujica reitera el vigor del
MERCOSUR, al cual pertenecen Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y al que
todo indica, Venezuela será próximamente bienvenida.
Hubo un entendimiento entre el presidente uruguayo
José Mujica y el alto funcionario del MERCOSUR, el debutante brasilero Samuel
Pinheiro en esa función, que acordaron en abril de 2011 profundizar la
integración sudamericana con la entrada de Venezuela al bloque, finalmente
ratificada por el legislativo brasilero en diciembre de 2010, pero todavía
pendiente de su ratificación en el parlamento paraguayo, a fin de desarrollar
conjuntamente los sectores productivos.
Mujica ve en Brasil el potencial para la expansión del
comercio, todavía distante del ideal de
un “mercado común” que hace años se acordó entre los estados del MERCOSUR. La
propuesta del Tratado de Asunción era que se alcanzase ese nivel de integración
en 1994, pero después de dos décadas ni siquiera se tiene un libre comercio.
El dinosaurio político brasilero Jose Sarney acaba de
hacer una declaración que dice que el MERCOSUR estaría más avanzado si el
proceso hubiese integrado gradualmente a los sectores industriales.
En marzo de 2011 José Mujica se reunió con empresarios
de la Federación
de Industrias del Estado de San Pablo (FIESP) y discutieron la viabilidad de
una moneda común alternativa al dólar para el comercio del MERCOSUR. Uruguay
envió un grupo de empresarios y ministros a fin de acelerar las relaciones comerciales
con Brasil, con un discurso de aproximación que ha sido constante cada vez que
Mujica se refiere a su país vecino.
Se ha convertido en manía que los presidentes de la
región viajen con su jet a los encuentros internacionales acompañados de otro
avión repleto de empresarios ávidos de hacer negocios. Hay asientos para todo el mundo, deben tener
los soportes de mano fijados al techo para evitar la falta de espacio en el
avión.
Así fue con el tropel de empresarios brasileros que
fueron a Nigeria, a Irak e Irán. No perdonaron ni a Haití, devastado por
desastres naturales y humanos, bajo el pretexto de auxiliar con la
“reconstrucción” de la infraestructura del país. A pesar de que los Estados
Unidos ya habían metido ahí la mano.
Uruguay comparte esa misma estrategia brasilera de
inserción internacional, con la diferencia que todavía no se ha promovido el
nivel del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), “países emergentes”, bautizados
así por el grupo Goldman Sachs en 2001. Ya se está proponiendo el alargamiento
de esta sigla para la inclusión de Sudáfrica, México, Indonesia, Corea del Sur
y Turquía. En esta categoría “bricqueana” encaja más la emergencia económica
que el desastre social.
La participación en intercambio comercial, el
crecimiento del Producto Interno Bruto (PBI) y la renta per capita mejoran la imagen del país para los inversores, que
crean conjuntos de regiones geográficas donde juzgan que vale la pena invertir
su dinero y recoger las ganancias. Estos son los indicadores que permitieron al
sospechoso FMI opinar positivamente sobre la economía uruguaya.
La pelota pasa de los pies de los cracks brasileros a
Uruguay, una vez que el Resumen Global del Foro Económico Mundial declaró que
esta República Oriental es uno de los cinco países latinoamericanos y caribeños
que está en la lista de los cincuenta más desarrollados mundialmente en
tecnologías de información. Los demás países destacados de la región son:
Barbados, Chile, Puerto Rico y Costa Rica. Los países líderes en la lista de
138 economías que comparten este negocio son Singapur y Finlandia.
Las intenciones de Mujica son claras: el mandatario
quiere proyectar al Uruguay más allá de su pequeña porción territorial que está
a las sombras de la Argentina,
y no teme a las asimetrías del MERCOSUR ni se siente desesperado frente a los
desafíos tecnológicos. Completa su ambición económica el que es uno de los
principales impulsores de la integración de Venezuela al bloque sudamericano de
integración del cual es parte.
¡Buena suerte, vecino “Pepe”!