lunes, 5 de agosto de 2013

Congreso Africano

Juan López

    La Mesa Directiva del Congreso del Estado fue conferida al PRI y los priistas decidieron que fuera  Verónica Muñoz Parra quien se ocupara de sus deberes. Esto,  se logró después de un zipizape político en el que midieron fuerzas e intereses los principales camorreros de la actual Legislatura. No fue un acuerdo fácil, sino una vencida de rudos contra rudos.

    La ocasión nos da conjeturas necesarias. El Congreso local es una de las instituciones políticas de Guerrero más atrasadas. A los presidentes de Comisión y a los jefes de gobierno orgánico los designan los partidos y las más de las veces, los caciques que tienen peso político dentro de las bancadas. Opina Figueroa el de Aguas Blancas, por ejemplo.

    Cómo es posible que la doctora Verónica, una diputada por cuota plurinominal presida uno de los más importantes órganos legislativos y Ricardo Taja, quien ganó su Distrito y venció a la oposición en las urnas con votos reales y legitimidad electoral, se le margine.

    Este tipo de preferencias políticas son comunes en África, continente con amplio rezago electoral y social, pero no deben ser rutina en pueblos como el de Guerrero que se jacta de  pionero  parlamentario con aquello del  Primer Congreso de Anáhuac.

    Los políticos nos abruman con discursos y proclamas que únicamente esconden lo anacrónico de  muchas rutinas y procedimientos que, por haber sido durante décadas normas parlamentarias, siguen usándose aunque ya no  garanticen  equidad, justicia ni democracia.

    Nadie entiende por qué veintiocho diputados electos en urnas, que realizaron campaña, ganaron la elección y fueron certificados por el Instituto Estatal Electoral, recibieron constancia de mayoría y fueron nominados diputados electos, se dejan mangonear por unos advenedizos, diputados plurinominales, que se abrogan la Comisión de Gobierno, la Mesa Directiva y los principales órganos de control del Congreso, desplazando a los verdadero  legisladores populares de la dirección y del  mando de la institución.

    Hace falta en Guerrero y en todo el país que, los auténticos representantes del pueblo, los diputados que triunfaron  y fueron  votados en  urnas, asuman la titularidad de  los órganos legislativos de gobierno del Congreso y ellos sí, marginen a tanto  simulador que no luchó por el voto, no hicieron campaña ni se sofocaron convenciendo al elector de que lo prefirieran.

    Cuando los diputados dejen de votar por bancada y se instale en las Cámaras una urna para que cada quien deposite en secreto su voto, entonces  iniciaremos la modernidad política en el país. Hoy los diputados sufragan de acuerdo a indicaciones de su Coordinador partidista y no cuidando el interés general ciudadano. La política es así un refugio de malandrines como Figueroa Smutny, como Bernardo Ortega Jiménez, personajes de la canalla que representan corporativos familiares y negocios inconfesables de su riqueza personal. Esto, que es común en los gobiernos tribales de África, en Guerrero, debe acabarse.

    PD: “Aprendan a gobernar, el pueblo tiene prisa”: Anacarsis.





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