*No peleaba, pero si lo buscaban lo
encontraban
Laura Sánchez Granados/Agencia de
Noticias Acapulco
Acapulco. Gro. Abril del
2012. El respeto,
el cariño y la admiración no se pueden ocultar, hay hermanos que pelean, otros
mas que son alejados, pero también hay quienes se aman, se protegen y se ayudan
Arturo Juárez Cisneros hermano menor de René, revivió esos momentos de su
niñez, “fuimos muy pobres, pero inmensamente felices”, dice convencido, su
madre Doña Carmen Cisneros se pasaba horas y horas atrás de una máquina de
coser, pero nunca dejo de atenderlos y de consentirlos.
René es su máximo, siete años mayor que él siempre lo
defendió, “vivíamos en una colonia difícil, muchos jóvenes eran peleoneros y
abusivos” recuerda Arturo, su hermano no fue de buscar pleito, pero “si lo
buscaban lo encontraban” y era muy bueno para los golpes, su madre les inculco
nunca buscar problemas, pero también les enseño a defenderse.
Ella sabía que para salir adelante en esa colonia, tenían
que ponerles un alto a los abusivos, también les inculco no caer en la droga o
en el alcoholismo, les hablo de los peligros y los impulso a salir adelante y
tener una carrera.
“Recuerdo a mi hermano siempre trabajando, le hacía a todo”,
cerca de su casa había un monte, se subía a cazar iguanas y garrobos los vendía
en el mercado era bueno para la caza. Recuerda Arturo, que en uno de esos
viajes le mordió un perro y otro día llegó con una enorme cortada en la planta
del pie, a gritos le pidió el café Tineo, -esa era la marca de café de olla- y
se lo puso en la herida para pararle la sangre, René siempre andaba descalzo
incluso así jugaba fut bol que fue su pasión, le decían Pelé por ser un
excelente futbolista y porque se le parecía, comenta su hermano.
En la colonia la Laja los chamacos hacían competencias de
trompo, de tacón, cascaritas y René la mayoría de las veces ganaba, la apuesta
era de diez centavos ese dinero no lo gastaba para él, en la tienda compraba
pan, café y leche para todos.
Con verdadero orgullo dice que su hermano René fue un
estudiante de 9 y 10 a pesar de que trabajaba todo el día en la playa vendiendo
mariscos a los turistas en la Condesa,
ahí fue cuando conoció a Ernesto Rodríguez Escalona, era el hijo del dueño del
restaurante don Chuy Rodríguez, los dos eran muy pequeños y ahí inicio su gran
amistad.
En esa época conoció también a su amigo inseparable Miguel
Mayren Domínguez y a otro niño también muy humilde que vendía títeres en la
playa, Mario Castillo “La Muerte”, un jovencito del barrio de Petaquillas, hoy
a más de 45 años de amistad, dice que pocas personas en el mundo pueden tener
el privilegio de contar con un gran amigo como él lo tiene en René Juárez, “ha
estado conmigo en las buenas y en las malas, con poder y sin poder es un
privilegio su amistad” comenta.
Cuando ingreso a la secundaria y a la preparatoria René
nunca bajo su promedio, continúo con calificaciones de excelencia, esto se
repitió en la Licenciatura en Economía en la UAG. De toda su generación fue el
primero de todos los jóvenes en titularse y felicitado por sus maestros. Nuca
dejó de prepararse, tomo cursos de planeación, programación, formulación de
proyectos, organización empresarial entre otros, siempre buscando la superación
y ampliar sus conocimientos.
Fue un excelente futbolista, un día llegó un visor del Atlas
de la primera división profesional, para ver jugar a los jovencitos y lo invito
a que se sumara a las reservas del equipo en Guadalajara, pero por desgracia no
tenía los recursos para ir, “si mi hermano hubiera tenido dinero si se hubiera
ido, pero por algo pasan las cosas termino su carrera y llegó a ser gobernador
de Guerrero”, comenta el economista Arturo Juárez.
También fue testigo de su primer amor, “mi hermano René se
enamoró perdidamente de una vecinita, yo era el “recadero” me pagaba diez
centavos por llevarle la carta de amor, tenía que esperarme para que la chica
me diera la respuesta, pero también a ella le cobraba diez centavos, ganaba
doble”, recuerda divertido Arturo.
Ceviche, paella, camarones, ostiones, aporreadillo,
sopesitos con salsa bien picosa frijoles y queso son la comida predilecta de
René, su mamá lo consentía con un rico salpicón y tortillas hechas a mano,
nunca hizo dieta, era de muy buen comer, pero como siempre ha hecho ejercicio
nunca engordó, aún ahora corre alrededor de 5 kilómetros diarios y sigue
jugando futbol.
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