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Se presentan en dos tipos y se manifiestan como tumores en
los ganglios
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Terapia blanco y trasplante de médula ósea son partes
importantes de su tratamiento en el Seguro Social
México, D.F., abril de 2012. Los linfomas son un tipo de cáncer hematológico (de la sangre)
que, siempre y cuando se diagnostiquen y traten oportunamente, pueden responder
favorablemente, sostuvo María de Jesús Nambo Lucio, jefe del Servicio de
Hematología y Trasplante de Médula Ósea, del Hospital de Oncología del Centro
Médico Nacional (CMN) Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social
(IMSS).
Este padecimiento, dijo la especialista, se conoce como
linfoma porque es una neoplasia derivada de los linfocitos, una clase de
glóbulos blancos producidos en la médula ósea junto con los glóbulos rojos y
células plasmáticas. Por razones desconocidas, estas células se vuelven
desordenadas e inmortales y forman tumores que se alojan en los ganglios del
organismo.
Los linfomas se presentan en dos tipos: los Hodgkin y los
no-Hodgkin; ambos se manifiestan como tumores en los ganglios, señaló la
hematóloga. El primero, poco más benigno, aparece como un conglomerado de
pequeños nódulos que asemeja un racimo de uvas. El segundo es sólo un ganglio
crecido que tiene el tamaño de una ciruela y un mayor grado de agresividad.
La detección de este padecimiento no suele ser oportuna,
ya que no causa dolor y aunque pueda haber ganglios crecidos, no tienen
relación con ninguna infección ni alergia, explicó. Posterior a su aparición,
empiezan a crecer de forma anormal y dependiendo de su agresividad, es como se
manifiestan clínicamente. Si el padecimiento es severo, crecerán rápidamente
hasta convertirse en tumores voluminosos, de alrededor de diez centímetros de
diámetro.
Los linfomas no se curan, pero se controlan, ya que son
neoplasias hematológicas altamente sensibles a la quimio y radio terapia; es
decir, responden muy bien a estos tratamientos, tanto que al Hodgkin se le
considera como el primer cáncer curable desde los años 70.
Nambo Lucio añadió que en el cuadro clínico característico
de los linfomas hay fiebre que suele aparecer por las tardes o noches, seguida
por diaforesis (sudoración profusa) que empapa la ropa y provoca pérdida de
peso. En el Hodgkin ésta es segmentaria, es decir, se suda en el cuello o en la
cabeza y cuando está más avanzado, hay pérdida de peso. Ante estos síntomas es
imprescindible realizar una biopsia para descartar o corroborar la existencia
de linfoma.
Si se confirma el diagnóstico por marcadores tumorales y
tomografías, es necesario efectuar estudios complementarios, pues el linfoma,
al igual que la leucemia, al correr por la sangre, puede estar en cualquier
sitio del organismo.
Los linfomas no se heredan y no hay edad particular para
que se den; sólo hay una preferencia para el Hodkgin, que es en niños alrededor
de los 12 años y en la etapa adulta, alrededor de los 45. Aunque no hay causas
como tales para este cáncer, hay factores que pueden estar relacionados como el
contacto con solventes o disolventes. En ocasiones está asociado a infección
por virus de Eipsten Barr.
De acuerdo con la hematóloga, el lugar de predilección del
Hodgkin es cuello, axilas y mediastino (parte anterior del tórax), y únicamente
es visible mediante radiografía, aunque el paciente tiene dificultad para
respirar y tos irritativa. En el no-Hodgkins hay una clasificación que abarca
más de 50 tipos de este linfoma que van desde el grado de agresividad bajo
hasta el muy agresivo, que determinan pronóstico y tratamiento, añadió.
En el Instituto Mexicano del Seguro Social se cuenta con
anticuerpos monoclonales o terapia blanco, parte de la quimioterapia que no es
citotóxica porque no destruye células buenas y malas; sólo está dirigida a las
malignas y, por tanto, no provoca pérdida de pelo, vómitos, náusea,
pigmentación de uñas, entre otras consecuencias, sostuvo Nambo Lucio.
Adicionalmente a la quimioterapia y radioterapia, también
en el IMSS se efectúa trasplante de médula ósea, que nos coloca a la altura de
cualquier institución médica del mundo para tratar linfomas en etapas avanzadas,
señaló la especialista.
A los derechohabientes se les explica la toxicidad que
puede tener el tratamiento y se les ofrece el apoyo psiquiátrico, “ya que no es
fácil estar enfermo, que se caiga el cabello y estar en un hospital de cáncer”,
explicó Nambo Lucio.