Juan
López
La
pobreza es un erial baldío donde los embaucadores siembran hortalizas
perecederas. A esa gente desempleada, con agenda inminente de migrantes, un
electrodoméstico, una despensa, un vale de enseres, un discurso lacrimógeno,
las colma de paciencia. Experimentan la solidaridad del político, precisamente
cuando las elecciones se aproximan. Hay una concurrencia especial en esos
momentos que multiplican la dádiva, por quienes se sienten predestinados a
inmolarse por Guerrero en la gubernatura, legislaturas y alcaldías.
No es sólo Acapulco y los municipios más
relevantes. Toda la geografía estatal forma parte de las ambiciones mal
disimuladas de la clase de gambusinos que idolatran el poder. Están los que ya
probaron la droga del presupuesto, los que la desean saborear y quienes jamás
se han apeado de la nómina y se sienten náufragos, si los electores llegasen a
arrojarlos al océano de la indigencia.
Merced Valdovinos Diego fue presidente
municipal de Coyuca de Benítez en la administración anterior inmediata. Los
desfalcos de su gobierno se suman hoy a la impunidad de que disfruta sin que
ninguna contraloría lo someta. Es un sibarita que disfruta la vida, cobra en el
gobierno, no rinde cuentas de sus fechorías y, camina orondo por las rancherías
de su terruño, tan quitado de la pena que, hasta parece honesto funcionario y
alternativa decente para volver a presidir dicho Ayuntamiento, objeto de sus
trapacerías.
Los fines de semana se introduce con su
caravana de caritativos en las más intrincadas zonas rurales de Coyuca. Lleva
obsequios, becas, promesas, vacunas, bolsas de alimentos, medicinas y les
asegura que sólo falta que lo elijan a él (de lo que sea), para que la triste
pobreza que padecen, se convierta en una estación de la felicidad, donde todos
van a tener cupo en el convoy de la prosperidad y la abundancia que, ya viene.
Sonríe sin escrúpulos, miente con la pose
de su cachaza. Parece haber olvidado que las arcas del Ayuntamiento cuando él
las malgastaba, siguen esperando a que justifique sus gastos y despilfarros. Se
le ve tan tranquilo. Su sonrisa motiva a dar fe de su inocencia. Los políticos
como él son seminales que se multiplican hasta con un aguacero.
Ganó las elecciones anteriores utilizando
el Partido de Convergencia. Al ser cuestionado por la dirigencia, dado que el
saqueo municipal era público y notorio, se declaró independiente. Renegó de sus
padrinos políticos y negó que los hubiese necesitado para lograr su figura de
Primer Edil.
Por ello hoy busca concitar apoyos
ciudadanos. Regala lo que no es suyo porque es obvio el origen de su patrimonio
personal. Convoca a los pobres pues el único filón que le queda, dada su
precaria figura política. Se reúne con colonos a los que puede engañar aún.
Posee la simpatía del charlatán y los dones del estafador profesional.
Pero… Coyuca de Benítez es tierra pródiga.
Solar que no merece que se le dilapiden sus recursos patrimoniales ni que le
malversen su erario público los pícaros y tunantes.
Coyuca es un territorio geográfico,
histórico, moral y social que está llamado a conurbarse con Acapulco y ser
pronto, un emporio turístico de proporciones extraordinarias. Necesita de
hombres recios, virtuosos, calificados que entiendan y sepan valorar su
grandeza que se aproxima a los dinteles de la inmediata generación. Salvémosla
de intentos como el de Merced Valdovinos
que, a lo único que aspira es a reincidir en las transgresiones que tiene
acumuladas, de cuando en mala hora fue alcalde de este noble pueblo.
PD: “Si me engañas una vez es tu audacia.
Si me engañas dos veces, es mi culpa”:
Benjamín Franklin.