Juan
López
Benito Juárez fue gobernador
de Oaxaca. Principio de una carrera política heroica cuyo laurel en la frente
concluye con el gentilicio de “Benemérito de las Américas”. En vez de ser un
comodino notario en su natal terruño, se apresta a colaborar en El Plan de
Ayutla: Avanzar es su principal objetivo: servir a la Patria. No busca
pedaceras ni migajas. Va al núcleo de
las decisiones. Llega a la Suprema Corte. Le toca la Presidencia de la
República en tiempos de invasores. Soñaba Napoleón entonces con una colonia
gala en el traspatio de Norteamérica. El Indio de Guelatao vence al Archiduque
de Austria y lo fusila en el Cerro de las Campanas. Antes separa a la Iglesia
del Estado, crea el Registro Civil, amortiza los bienes del Clero: “Entre los
individuos como entre las Naciones, el respeto al Derecho ajeno, es la Paz”: Su
epitafio mayor.
Son muchos los ejemplos,
sobran las similitudes. Hasta Manlio Fabio Beltrones, un mediano ramplón, fue
gobernador de Sonora y hoy dirige la orquesta de las reformas constitucionales.
Carlos Hank González, después de administrar Conasupo, gobernar el Estado de
México, fue Regente de la Ciudad de México y Secretario federal de Turismo. La
carrera política así debe ser, una huida hacia adelante, una progresiva ruta de
anchura y crecimiento. Miguel Ángel Osorio Chong: gobernó su estado. Hoy es el
Jefe del Gabinete de Enrique Peña Nieto desde la Secretaría de Gobernación. Fue
gobernador César Camacho Quiroz de su
Entidad, presidente del PRI y Emilio Chyauffet Chemor, Ministro de Educación y
ex de Gobernación. Emilio Gamboa Patrón en un sexenio integra el gabinete, en
otro dirige el IMSS, por ahora es senador de la república y maneja con buena actitud
los más altos dilemas políticos del país.
La evolución es una espiral
que asciende liberando el espíritu. Cuando el ex gobernador de Veracruz, Miguel
Alemán Valdez, se colocó la banda presidencial, debió haber experimentado un
vértigo de gracia igual al del Ave María: quien la portó no la pudo ya jamás
olvidar. (Nervo). El caso inmediato es el de Enrique Peña Nieto: de gobernador,
a Presidente de México.
Duele con pena que Alejandro
Cervantes Delgado, luego de abandonar Casa Guerrero, se le viera deambular por
las cafeterías buscando compañía de contertulios, porque no supo como
gobernador haber concitado alegrías compartidas.
Hoy que Sin-Energía abre sus alas a los desabridos, inhóspitos y
maloras, hacemos lista de tanto gobernador exitoso y los comparamos con los
ruines y mendaces. Estos últimos mucho se parecen al recurrente Sísifo: cada
mañana tenía que empezar nuevamente a
rodar la piedra hacia el ascenso, pues ya que siempre que la tenía en la cima,
se le caía inevitablemente.
Dos personas (2),
aplaudieron la primera asamblea de estos indigentes políticos. De que los hay,
los hay. No olvidar que cuando Pilatos pidió a la muchedumbre escoger entre
Barrabás y Cristo para ser crucificado, la multitud pidió la libertad del
forajido y el sacrificio del Santo.
Un ex gobernador (Z), que
redobla esfuerzos para obtener una regiduría plurinominal para su gremio
desfasado, cuando bien le vaya, es un ex mandatario atribulado, traumado,
víctima de sus propias dualidades funestas. Deposita sus insuficiencias en una
plebe que en vez de darle la mano y conducirlo al triunfo, lo remite sin
remedio al precipicio.
PD: “Las piedras que ruedan
no crían limo”: Refrán.