Reportaje
El docente de la Universidad del Caribe, Alfonso de Jesús Jiménez Martínez, cuestiona el actual modelo turístico por sus implicanciones sociales, ambientales e inmobiliarias. Es autor del libro Cadenas Hoteleras, Estrategias y Territorio del Caribe Mexicano, que es una radiografía de la problemática turística, en una investigación profunda con una conclusión dura
Por Luciano Núñez / Luces del Siglo
Cancún, Qna. Roo., Agosto de 2012
Como investigador de la Universidad del Caribe, Alfonso de Jesús Jiménez Martínez pasó días y noches para desentrañar preguntas sobre la actividad turística que le ha llevado toda su vida; el problema –suele suceder–, es se quedó con un puñado de certezas y con más preguntas. Van las preguntas: ¿para qué se necesita más turismo? Es decir, si cada vez la rentabilidad es menor, ¿en qué beneficia el turismo a la población local? Si los trabajos son contratos a tres meses, pagados con salarios mínimos que dependen de propinas, ¿cuál es la afectación real a los recursos naturales?, si México ya perdió casi el 50 por ciento de sus humedales; ¿a quién beneficia la formación de ghettos turísticos? Algunas de las conclusiones son lapidarias: “No hay ninguna política que revise aspectos fundamentales, la planeación”, dice. “Perdimos la brújula”, agrega quien vive en Quintana Roo desde hace ocho años, pero llegó en el 75 y alcanzó a ver la inexplicable belleza del acuario natural que era Xel-Ha.
Autor de Cadenas Hoteleras, Estrategias y Territorio del Caribe Mexicano, no disimula a esta altura del partido la indignación por la degradación del modelo que creó los centros turísticos mexicanos.
“Una cadena de las más importantes, Intercontinental, tiene 600 mil cuartos hoteleros y es el número equivalente que tiene todo México, que es un país turístico, eso es poder. A partir de ahí empezamos a ver cuáles son las características del turismo en México y cuáles eran las particularidades en la Rivera Maya”, dice en el arranque de la entrevista.
– ¿Cuáles son las particularidades?
– Básicamente, las cadenas hoteleras tienen una influencia muy importante en el control; más del 75 por ciento son de cadena.
– ¿Quién domina el mercado en cuanto al origen del capital?
– España.
En Cancún y Riviera Maya un 75 por ciento de las cadenas son extranjeras, y alrededor de la mitad son de España. Parte de mi tesis habla del proceso de internacionalización de las empresas turísticas españolas. En América Latina competimos con Estados Unidos. Por razones de cultura, de lengua, de idiosincrasia, era fácil que los españoles pudieran competir en actividades económicas y fueron muy agresivos. Estuvieron apoyados con incentivos fiscales, un apoyo financiero que hizo que se desarrollaban muy rápido.
Según plasma el trabajo del catedrático con maestría y doctorado, “… un mes después de asumir el cargo de gobernador del estado de Quintana Roo en el 2005, se reseña la cena que se verifica en Palma de Mallorca, en el hotel Meliá Victoria, donde el gobernador Félix González Canto, se encuentra con los más importantes hoteleros de Baleares, además del gobernador de esa Comunidad Autónoma, Jaume Matos…el propósito de la reunión, en resumen, era por la parte mexicana promover más inversión y por la de los hoteleros españoles más clara: promoción de la infraestructura y apoyos gubernamentales (agilidad y flexibilidad en el marco legal, permisos, fideicomisos, marco laboral). De ahí se derivan más inversiones con muy alta rentabilidad para unos, y para los otros, una precaria participación laboral, reducida a empleos frecuentemente mal remunerados y con una alta incertidumbre laboral…”.
– Grupos ecologistas señalaron la grave pérdida de manglar en Quintana Roo antes de la modificación a la Ley General de Vida Silvestre (60 Ter), apuntaron a la depredación de las cadenas hoteleras. Existen cifras que hablan de la pérdida del 50 por ciento de humedales en todo México, ¿en qué medida tienen que ver las cadenas hoteleras?
– Tiene que ver con las decisiones que toma el gobierno estatal y federal, porque finalmente lo que buscan los españoles, e inversionistas en general, es una rentabilidad alta en su capital. Los gobiernos han propiciado que estas condiciones favorables se den, con el argumento que son generadores de empleo y turismo creen que se resuelve el asunto, y lo que no nos hemos preguntado es: ¿a quién beneficia?, ¿qué costo tiene?, los españoles finalmente se acogen al esquema que el propio estado les permite. El problema es qué hacemos los mexicanos para defender lo nuestro.
– Actualmente, grupos empresariales y políticos de Quintana Roo están procurando destrabar, de alguna manera “flexibilizar”, el artículo que impide que se dañe el manglar, bajo el argumento de que hay multinacionales con terrenos comprados y proyectos hechos. ¿Qué opina usted?
– A mí me parece gravísimo, y existe algo en términos comerciales para mantener ese artículo: en la media en que crezca la oferta hotelera va a haber una menor capacidad de controlar los precios y la ocupación. Sobre todo para el hotelero pequeño y mediano.
Jiménez Martínez documenta en su investigación plasmada en el libro: “En un estudio financiado por la Unión Europea, Ibatur y Turespaña se encontraron graves repercusiones ambientales por el incontrolado desarrollo turístico, así como graves problemas potenciales de afectaciones de los recursos naturales y de disposición de agua. Uno de los más importantes destinos, Mallorca, en las Baleares, España, las conclusiones fueron relevantes: dificultades para la expansión y revertir los daños ambientales y sociales del desarrollo turístico masivo. Ello obligaba a mirar de otro modo, y para otro lado, la expansión de las empresas turísticas de la región. Así se explica la creciente llegada de cadenas españolas a México y América Latina. Meliá, Barceló, Oasis, Riu, Iberostar y Fiesta. Para 2005, ocho empresas españolas están entre las primeras 64 cadenas hoteleras del mundo. Se reconoce que más de la mitad de las grandes cadenas tiene la mayoría de sus habitaciones fuera de España…”
– En Europa se están tensando las leyes que protegen el medio ambiente, y muchas empresas desembarcan en América Latina con marcos legales menos proteccionistas.
– Algunos políticos de las autonomías españolas decían, “allá nos están dando todo”, en realidad, no es abrirles la puerta, sino las p…, porque raya en lo obsceno.
– Hay hoteles que empiezan a tener serios problemas para competir con el “all inclusive”.
– Ahí viene un asunto de las responsabilidades jurídicas que se dejaron, para enfocarse en generación de empleo, llegada de turistas y mayor inversión; nadie se pregunta para qué queremos ese turismo: con empleos deficientes, inciertos, mal pagados y, realmente, estamos depauperando no sólo a los empleos, sino a la gente. Y eso está relacionado con el crimen organizado. Deberíamos replantar el tema de crecimiento turístico y cómo preservar los recursos que tenemos.
En su oficina en la Universidad del Caribe, el catedrático saluda a los alumnos con la familiaridad con que se saluda en una colonia a los vecinos conocidos de años. Concentrado al extremo, sigue desgranando para Luces del Siglo los ejes de su investigación, a pocos días de haber dado una cátedra en Argentina.
– ¿Este modelo ya no cerraría, está caduco?
– Depende, el turismo como fenómeno mundial necesita de una masa de turismo muy importante, porque el arribo de aviones siguen creciendo, crece el número de necesidades para que los turistas vengan a visitar, entonces, el sistema turístico mundial es algo masivo porque lo necesita. Que nosotros lo permitamos esa es una condición de nuestro propio interés.
– ¿Se está haciendo una mala política turística en el estado?
– Yo creo que no hay ninguna política turística que revise los aspectos fundamentales de un planteamiento.
– Existe un malestar de que los mejores puestos de la hotelería los tienen extranjeros…
– Ese no es el problema, porque también hay mexicanos en todo el mundo. La cuestión es cómo la masa del trabajador tiene que sufrir para desempeñar su puesto, tiene que depender de la propina y tiene un trabajo que es incierto. Ahora las contrataciones no son más de tres meses, la cuestión de las pagadoras, los “outsoursing”, que les dan el salario mínimo, eso tiene efectos sociales.
– Da la sensación que Quintana Roo le está apostando todo a España que justamente no pasa su mejor momento económico ni político.
– Claro, yo también revisaría eso, pero bueno…lo que sería la inversión del ferrocarril, el estudio, también hay otras opciones. España lo que hizo fue incorporar la tecnología alemana, yo creo que habría otras opciones financieras y técnicas como los japoneses o franceses.
– La relación de turismo y recursos naturales parece ser el tema más urgente…
– Pues, naturalmente, parece que no existe una conciencia, pero además lo dicen los científicos, los biólogos marinos que hablan del manglar, dicen, “atención”, también la cuenca y todo lo que es el recurso hidrológico subterráneo que estamos contaminando. Son muchos problemas que no se están enfrentando. Y yo creo que el tema es, ¿cómo replanteamos?, que el turismo no es sólo de turistas, de cuartos y de empleo, no son preguntas suficientes. Nada más hay que ir más allá de la avenida Kabah para ver las deficiencias que tenemos en infraestructura y los pobladores de aquí.
– Además sigue creciendo esa desigualdad…
– Hay posturas de algunas personas, incluso de un periodista muy importante de aquí de Cancún, que dice que la marginación y la desigualdad son parte del desarrollo. No estoy de acuerdo. Me parece que en un lugar que, se dice, fue planteado con planeación, no podemos esperar a que esto se de una manera tan bipolar.
Uno de los tantos puntos importantes que toca el libro Cadenas Hoteleras … es el impacto de la inversión inmobiliaria. “…Mientras Cancún la lotificación tenía una función social: cada construcción generaba plusvalía en los terrenos aledaños, en el caso de la Riviera Maya el modelo es hegemónico; es decir, la inversión privada nacional y extranjera se apropia del paisaje y de la infraestructura pública, aportando muy escaso valor agregado al país y a la comunidad local…no es clara su aportación fiscal y tampoco su contribución con el empleo razonablemente remunerado…”
– ¿La apropiación de esa plusvalía se da en Playa del Carmen?
– No. En Playa del Carmen sí se genera plusvalía porque allí había propiedades de gente del lugar que, además, son lotes pequeños. Playa del Carmen es un ejemplo de la contradicción que hay en Cancún. Cancún fue planeado y Playa del Carmen, no. Sin embargo, el ambiente y la gente turista prefiere Playa del Carmen porque hay una mayor dinámica de integración entre los locales, entre la gente. Hay una interacción totalmente diferente a la que hay en Cancún, acá está demasiado acotado, delimitado, es casi casi un campo de concentración recreativo, es un “ghetto turístico”.
– Vemos que también está cambiando la vocación de turística a condominal…
– El problema no es que se creen condominios, sino el tipo de condominios que se generan. Están sustituyendo hoteles por condominios gigantescos que, si no se respetan las normas, pues éstas ya no tienen sentido. En un primer momento Fonatur era muy estricto con las normas. El proceso del éxito de Cancún también fue al mismo tiempo su problema, porque hasta en el huracán “Gilberto” hay un corte muy importante, ahí a los hoteles de Cancún les iba muy muy bien; tenían muy buenas tarifas. Después de “Gilberto” empezó un problema de tarifas y deuda porque querían que se recuperara rápidamente, entonces, se fueron para abajo las tarifas y eso repercutió en el país.
– Como una conclusión, ¿qué es lo que debería hacer en términos turísticos, hoteleros, Quintana Roo, para tener un mejor escenario?
– Leía hace poco en un periódico local que Abelardo Vara decía que tenemos que aprender a tener tarifas adecuadas a la rentabilidad de una inversión lógica, y que eso iba a significar una disminución en el ingreso y en ocupación, pero que finalmente iba a recuperarse porque tendríamos que mejorar el valor del producto para que pueda ser cotizado en el mercado internacional, y no estarlo vendiendo como se está vendiendo el producto turístico, sea Cancún, Riviera Maya.
– Eso tendría un impacto de infraestructura, recursos naturales. No es lo mismo recibir 11 millones de turistas anualmente que ir en una escalada para batir records a cualquier costo…
– Que no sea tan agresivo. Hay un proceso que va más allá del asunto turístico, porque México se ha decidido, o dicho, que el turismo es uno de los factores más importantes para el desarrollo económico. Yo no creo que este país, con los recursos naturales y humanos que tiene, pueda dedicarse como uno de los elementos fundamentales al turismo. Para mí, el turismo apoya al desarrollo, pero que no puede ser el motor de toda la economía. De hecho, lo ha demostrado Cancún, que en un primer momento se planteó como uno de los efectos multiplicadores, que no son tan grandes como se pensaba en otro momento. Muchas de las cosas se importan de otros países y de otros lugares. El efecto que tiene en la economía de Cancún es rentablemente reducido.
– El turismo no puede ser entonces lo que el monocultivo para otros países…
– Estamos en el abuso. El problema es que ya perdimos la brújula. Hay políticos que piensan que sustentabilidad es sostener algo en el tiempo de la mejor manera y creciente. Ya esta desquiciado el objetivo de lo que en un primer momento se planteaba como desarrollo turístico.
– ¿Debería Cancún diversificarse o generar otro tipo de generación de riqueza, de bienestar social o de calidad de vida?
– Pero claro que sí, naturalmente. De hecho, si no se diversifica la concentración de las actividades económicas en una sola entidad, depreda todo lo demás y no puede generar una condición económica sana, saludable. No era lo que nos plateábamos en los setenta. El turismo en México surgió como una actividad que era necesaria para respaldar y apoyar el desarrollo industrial que era la meta en aquel momento de todos los países. No era un fin en sí mismo, cosa que ahora está siendo y no hemos replanteado el asunto: ¿por qué?, y ¿para qué? No creo que podamos seguir en este modelo de desarrollo, y menos con el modelo turístico como estamos viendo.
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Mini bio
Alfonso de Jesús Jiménez Martínez, nació en el DF. Doctorado por el Instituto de Geografía de la UNAM. Maestría en la Universidad de Guerrero. Becario de la Carl Duisberg Gesellschaft (Alemania).
Es profesor e investigador de tiempo completo de la Universidad del Caribe; anteriormente lo hizo en la UNAM, en la Escuela Superior de Turismo del IPN, así como en diversas universidades privadas.
Desde 1974 ha trabajado en el estudio y análisis relacionados al turismo para el sector público y privado que lo llevó a visitar varios países de América y Europa.
Ha trabajado en Fonatur, en Sectur e, internacionalmente, con empresas constructoras estadounidenses y japonesas.
En 2001 fue distinguido por la Asociación Mexicana de Centros de Enseñanza Superior de Turismo; Premio a la Excelencia Turística Miguel Alemán Valdés, otorgado por la fundación Miguel Alemán, en 1992 y dos veces Primer Lugar en el Concurso Nacional de Turismo, patrocinado por la Universidad de Puebla.
Fragmentos de Cadenas Hoteleras, Estrategias y Territorio del Caribe Mexicano
“…Los poseedores del capital se han apropiado del valor del territorio sin que parezcan interesados en contribuir a su preservación o mejora…del ordenamiento territorial se ha pasado al ordenamiento territorial…”
“…La presencia de las grandes cadenas tiene influencia en los destinos no sólo por la recepción de visitantes sino por la conformación de patrones de asentamiento territorial que busca ubicaciones privilegiadas…”
“…Las segundas residencias de futuros jubilados aspiran a su trozo del paraíso. El mantenimiento de paraíso es a costa de los locales, que sigan aportando infraestructura para el beneficio de un empleo mal remunerado y sin garantías laborales, pero que se requiere para contribuir al paraíso recuperado y prometido de los jubilados de primer mundo…”
“…las apetencias territoriales de Estados Unidos no se han extinguido. Los asentamientos de ciudadanos de ese país en México se incrementarán aún más, derivado de la migración de los babyboomers hacia los destinos de playa, que son la razón de los pronósticos del crecimiento inmobiliario en México y otros lugares del mundo…”
En su libro cita a Pedro Joaquín Coldwell que recomienda: “…una revisión a fondo de actual modelo turístico vigente desde hace más de 30 años y la implementación de una política turística que tenga como objetivo central un mayor control de ese proceso y el desarrollo de la región”.
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