Por Renato Consuegra / *
México, D. F., junio de 2012. Acudir a la casilla electoral
a elegir es un acto de responsabilidad social y política que conlleva en sí
mismo el interés por la vida pública; asumida la premisa, convierte a quien
sufraga, en ciudadano.
Y como
tal, ese ciudadano tiene en sus manos el poder de decidir, con su voto, el
rumbo que debe tomar el país una vez contrastadas las propuestas. Por esto
mismo, el 1º de julio se debe hacer un acto de conciencia y más allá de la
propaganda electoral y los discursos de los candidatos, es preciso hurgar en lo
que hay detrás de cada uno de los proyectos de gobierno.
Es el
momento de darle valor al voto, de pensar de manera objetiva qué proyecto es el
que se quiere de país y sufragar por todos los candidatos de ese partido.
Pero,
¿por qué votar por todos los candidatos de un solo partido?
I.- El
votante en nuestro país comenzó a comenzó a otorgar un voto diferenciado en
1988 cuando Carlos Salinas perdió la Cámara de Diputados, aunque la recuperó en
1991 y pudo realizar varias reformas legislativas con las que pretendió
apuntalar el poder de su partido y suyo propio.
Posteriormente
le ocurrió a Ernesto Zedillo en la intermedia de 1997, por lo que estuvo atado
al cierre de su sexenio. Antes Zedillo pudo pasar con mucha dificultad algunas
reformas como el incremento del IVA del 10 al 15 por ciento, festejado en gran
forma con la Roqueseñal de su coordinador parlamentario en la Cámara de
Diputados, Humberto Roque Villanueva.
Sin
embargo, quienes nada pudieron hacer por tener ya no sólo la Cámara de
Diputados, sino el Congreso de la Unión en contra, fueron los dos presidentes
salidos del PAN.
Cuando
Vicente Fox frenó los caprichos, sueños de poder e intereses particulares de
Jorge González Torres, quien intentó quedarse con la Secretaría del Medio
Ambiente y Recursos Naturales, el verde-ecologista impidió a su partido aprobar
las reformas estructurales que el PAN tiene en la mesa 12 años atrás.
Reformas
como la fiscal, energética y laboral ahí quedaron, simplemente como simples
esbozos de lo que podría ser el paso de México hacia un país moderno, que
apuesta a valerse por sí mismo, porque sin ellas se mantienen los bajos
ingresos del Estado mexicano, una mediana productividad y competitividad y un
sector energético donde a pesar de ser productor, se maneja peor que los países
sólo consumidores.
Como
los partidos en México están lejos de establecer acuerdos como en los países de
gobiernos parlamentarios, con alianzas que permitan el avance de las naciones
por sobre el interés partidista, por el momento es preciso darle todo el poder
a un solo partido, sea para bien o para mal. Y si fue para mal, cobrárselo en
la siguiente elección porque México ya no puede permitirse más inmovilidad.
II.-
Votar diferenciado sólo permitirá mantener una política de chantajes y grandes
beneficios económicos para los diputados y senadores de partidos como el Verde
Ecologista, Nueva Alianza, del Trabajo, beneficiarios de los “amarres” para
poder pasar alguna iniciativa al partido en el gobierno.
Votar
diferenciado provocará, también, incrementar el poder político de los
gobernadores quienes, con un presidente contrario a su partido, tienen a sus
diputados y senadores, por escasos que sean, como moneda de cambio para negociar
mayores partidas presupuestales para sus estados y enriquecer los bolsillos
propios, como hemos visto en varios estados como Coahuila, Veracruz, Quintana
Roo, Tamaulipas, Nuevo León, Oaxaca y algunos otros.
En
estos momentos de país, mientras no exista civilidad y responsabilidad política
de los partidos y sus élites, es una prioridad darle valor al voto, es darle el
total beneficio de la duda a cualquiera de los proyectos y para que demuestren
al ciudadano su capacidad o incapacidad para dirigir al país.