* Con 200 piezas prehispánicas, la muestra se presenta a partir de
esta semana en Los Ángeles
EE.UU. abril del 2012. (Revista Protocolo). Un conjunto
de 200 piezas de más de cinco siglos de antigüedad, manufacturadas en jade,
turquesa, oro, hueso, concha, cerámica, entre otros materiales, de las culturas
maya, tolteca, zapoteca, mixteca y nahua, son mostradas en la exposición Los
hijos de la serpiente emplumada: El legado de Quetzalcóatl en el México
antiguo, que se presenta a partir de esta semana en el Museo de Arte del
Condado de Los Ángeles, Estados Unidos, y posteriormente pasará al Museo de
Arte de Dallas.
La propuesta
museográfica fue coordinada por el Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH-Conaculta), y describe la leyenda de Quetzalcóatl y la
veneración hacia este dios prehispánico por tales civilizaciones, que lo
adoptaron como deidad fundadora y benefactora.
En la muestra se
incluyen los códices Selden, Becker y Nuttall, este último resguardado en el
Museo Británico de Londres, el cual posiblemente formó parte del primer envío
de regalos que Hernán Cortés hizo llegar al rey español Carlos V, en el siglo
XVI.
De los dos centenares
de objetos, 106 provienen de instituciones y museos mexicanos, en su mayoría
adscritos al INAH, así como 94 objetos pertenecientes a universidades y museos
de Estados Unidos, Austria, Canadá, Alemania y Reino Unido.
De acuerdo con la
curadora Victoria Lyall, las civilizaciones prehispánicas que ocuparon lo que
hoy es el sur de México, adoptaron a Quetzalcóatl —encarnación del antiguo
espíritu de la fuerza del viento y la lluvia, que poseía atributos de una
serpiente y un quetzal— como dios fundador, a partir de la caída de la ciudad
tolteca de Tula (1200 d.C.), la cual, según la leyenda, fue creada con el
nombre de Tollan por dicha deidad.
“Según el mito, la
comunidad tolteca prosperó en Tollan a través del comercio, hasta que rivales
de Quetzalcóatl conspiraron en su contra y lo exiliaron de la ciudad, en la
que, a su partida, se desató una lucha interna que la destruyó por completo,
pero cuyo recuerdo continuó en comunidades sureñas de México, que adoptaron a
la Serpiente Emplumada como dios principal durante el periodo posclásico
(900-1521 d.C.)”, abundó.
“La exposición consta
de cinco módulos temáticos, en los que se exhiben piezas de jade, turquesa,
oro, hueso, concha, cerámica, perla, madera, papel, textil y basalto”, comentó
a su vez Alejandra Barajas, coordinadora de Proyectos, de la Coordinación
Nacional de Museos y Exposiciones del INAH.
“La primera sección
—continuó—, titulada El Mundo de Tula y Chichén Itzá, describe las redes de
comercio que existieron en esas urbes prehispánicas, y la devoción que tenían
hacia la Serpiente Emplumada entre los años 900 a 1200 después de Cristo”,
explicó la especialista.
En este módulo
destacan dos discos de turquesa, que datan de 900 a 1200 d.C., provenientes de
las zonas arqueológicas de Chichén Itzá, en Yucatán, y Tula, en Hidalgo, ambos
préstamo del Museo Nacional de Antropología; en ambas piezas se muestra la
relación estética, ideológica y de manufactura que compartían estas urbes
debido a la gran similitud que guardan los diseños.
Asimismo, se exhibe la
base de una columna de basalto, cuya talla tiene la forma de las piernas de un
atlante, proveniente del Museo Arqueológico de Tula “Jorge R. Acosta”; es la
pieza más grande de la exposición con 1.8 metros de altura, .9 de ancho y 1.1
de profundidad, y su antigüedad oscila entre 900 y 1200 d.C.
Por su antigüedad,
también sobresale una escultura de cerámica que data del 600 a 900 d.C. con la
representación del dios Quetzalcóatl; forma parte del acervo del Museo de
Antropología de Xalapa, en Veracruz.
“El segundo módulo
—indicó Alejandra Barajas—, La Nueva Tollan: el surgimiento de Cholula y el
nacimiento del Estilo Internacional, refiere a la fundación de una nueva ciudad
tolteca (tras la caída de Tula) en honor a Quetzalcóatl, a la que llamaron
Cholula, y en donde crearon en el siglo XIV un estilo artístico propio.
“Dicho estilo, que los
estudiosos han denominado como Estilo Internacional, se caracterizó por tener
vivos colores como rojo, naranja, amarillo, blanco, negro y azul, y poseer
simbología prominente, que a su vez incluía motivos, como grecas escalonadas,
discos solares, plumas preciosas, cráneos y flores”, puntualizó la curadora
Victoria Lyall.
En ese sentido, se
exhibe un brasero de cerámica cuya policromía consta de azul, naranja y blanco,
proveniente del Museo Regional de Antropología “Palacio Cantón”, que data de
entre 1200 y 1500 d.C.
La tercera y cuarta
secciones, que llevan por título Festejos, adivinación e historia heroica y
Avenidas del comercio y la difusión del Estilo Internacional, explican los
rituales políticos y religiosos celebrados entre las diferentes culturas
sureñas del país, para fomentar alianzas comerciales y de gobierno a través del
intercambio de regalos, como collares de concha y turquesa, así como cacao y
plumas de aves.
Al respecto, se
muestran dos collares de perlas y uno de turquesas descubiertas en 1932 en la
Tumba 7 de Monte Albán, y que forman parte del acervo del Museo de las Culturas
de Oaxaca; los ornamentos demuestran la riqueza estética de la civilización
zapoteca durante 1250-1500 d.C.
La exposición culmina
con una explicación del encuentro de las culturas del sur con el imperio mexica
y con el ejército español, en los siglos XV y XVI, respectivamente. “Los
zapotecos establecieron una alianza, a partir del matrimonio del príncipe
zapoteca con la hija del gobernante mexica Ahuizotl, con lo que evitaron ser
conquistados a diferencia de la ciudad tolteca de Cholula que fue totalmente
tomada por los tenochcas.
“Posteriormente, a la
llegada de los españoles, los reinos del sur resentidos por el imperialismo
mexica se aliaron con los europeos y reconstituyeron sus confederaciones y
sistemas de comercio bajo el nuevo régimen occidental”, refirió la historiadora
Victoria Lyall, tras subrayar que “no obstante estas historias de conquistas
‘los hijos de la Serpiente Emplumada’ (mayas, zapotecos, mixtecos y nahuas)
prevalecen en el sureste del país hasta nuestros días”.
La exposición, curada
por los investigadores Virginia Fields (1953-2011), Victoria Lyall y John Pohl,
permanecerá en exhibición hasta principios de julio próximo; posteriormente, se
presentará en el Museo de Arte de Dallas (de julio a noviembre), y llegará a
México a finales de 2012.
Como actividades
complementarias a la muestra se ofrecerán dos conferencias y una mesa redonda,
en las que participarán especialistas mexicanos y estadounidenses, bajo los
títulos Los hijos de la serpiente emplumada: arte y rituales en la antigüedad
tardía en México (14 de abril), Mosaicos de turquesa (21 de mayo) y La historia
de la Guelaguetza y la cooperación de la comunidad entre los zapotecas del
valle central de Oaxaca (10 junio).