Iguala
Gro., enero del 2016 (IRZA).- Joven
secuestrado relató el calvario que vivió cuando estuvo plagiado. Sus captores
le zafaron la clavícula, lo apuñalaron y aventaron a un pozo, dándolo por
muerto.
El joven
de 21 años, identificado como L.A.S.J., informó a las autoridades que en
relación a los hechos de cómo fue su privación de la libertad, dijo que el
sábado 10 de enero del año en curso, alrededor de las 5 de la tarde, él se
transportaba en una motocicleta por la calle de Aldama, en el Centro de esta
ciudad, cuando repentinamente fue alcanzado por una camioneta Ford tipo Escape
de color blanco, de la que descendió un sujeto que ahora sabe responde al
nombre de Carlos Manuel, mismo que se trepó en la parte trasera de la moto y
con una navaja en su espalda le dijo que hiciera lo que le dijera, si no quería
morir.
El sujeto
le ordenó que arrancara y le fue indicando las calles por donde debiera rodar
hasta llegar al Periférico Sur, de ahí se fueron rumbo a Ceja Blanca y luego a
las afueras del poblado de Tlayelapa, lugar donde lo introdujeron a una
construcción de concreto abandonada.
Siguió
narrando que al entrar al lugar se encontró con un sujeto que ahora sabe
responde al nombre de Constantino Gabriel, quien tenía un tubo en la mano con
el cual le asestó varios golpes y empezaron a forcejear.
El
declarante intentó darse a la fuga, pero los dos sujetos siguieron golpeándolo
hasta derribarlo. Enseguida lo amordazaron y lo ataron de manos y pies con cinta
canela.
Tirado en
el suelo, los sujetos lo siguieron golpeando brutalmente hasta zafarle la
clavícula.
Fue
alrededor de las 10:30 de la noche cuando le dijeron que habían recibido la
orden de matarlo. En ese momento, entre los dos sujetos lo sacaron de la
construcción y una vez ahí uno de los criminales (Carlos Manuel) le aplastaba
la cabeza con el pie, mientras Constantino le asestó varias puñaladas en el
cuello.
El
agraviado, según contó, se hizo pasar por muerto. Fue entonces que los secuestradores
lo arrastraron alrededor de tres metros y lo aventaron a un pozo artesiano.
L.A.S.J.
se quedó quieto por un rato, por si los sujetos seguían adentro de la
construcción, en espera de que no regresaran. Después de unos minutos, la
víctima, como pudo, empezó a escalar el pozo. Una vez que salió, caminó varios
metros pero se desvaneció.
Dijo no
recordar cuánto tiempo pasó, pero que cuando recuperó el sentido y abrió los
ojos, vio a varios policías, al igual que a su padre -cuyo nombre se reserva- y
fue cuando supo que habían detenido a los secuestradores en el momento en el
que su mismo progenitor les entregaría el dinero del rescate que habían pedido
por su liberación.
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