* Personas
y personajes
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Por
JAO
Ojeando el Libro del LicorbelinSoberanis “El Tecpan que me tocó vivir”. Y por una
conversación que sostuve con un amigo sobre estén tema: Surgió la idea de
escribir estas remembranzas que se me antojó llamarlas “Personas y
Personajes de mi pueblo”. Hay algunas personas que conocí y a otras a través de narraciones
de mis mayores. Para esto me remontaré a aquel Tecpan que empezaba en el Corte
donde vivía don Luís Gutiérrez con su familia y terminaba en la capilla. La
última casa era de don Moisés Romero.
Por otro lado limitado por el río y del
lado opuesto por el inicio del cerro de la Mira (El Tepetate).
Aquel poblado hermoso,
tranquilo, sano, hospitalario y bondadoso: Aquel que el Bardo Costeño Marcial
Ríos Valencia, bautizara como “La Paloma Blanca”. El Tecpan de los Buchones, de
la época en que todavía existía. El
Diablo.
La Llorona loca. Los Chaneques espantaban en las casonas viejas. Salían
a la media noche los muertos en el camposanto y se encontraban ollas llenas de
monedas de oro en la casa de los ricos de etapas anteriores. Cuando se
festejaba al Santo Patrón o San Bartolomé Apóstol, con danzas rezos y
procesiones, cuando La Topa del Toro era
únicamente de tres. Tecpan, El Súchil y El Cerrito, donde mostraba la
superioridad a topes el más vigoroso.
Cuando no era una orgía de alcohol,
drogas y muerte. Cuando en Nochebuena nos divertíamos sanamente en los oxidados
y vetustos juegos mecánicos de las “Diversiones Rosales”. La Ola de la Fortuna.
Los caballitos, las sillas voladoras y
los riflitos de municiones (En años anteriores los Villegas habían construidos
una ola, la cual armaban en días festivos entre el cemento del zocalito y la
malla ciclónica del jardín. Se construían enramadas de palapa donde se instalaban las cantinas
que una y otra vez peleaban del lado de don Pepe Solís. Fuera del zócalo se
ponían las enramadas de las fondas y se cocinaba en chimeneas de barro que construían exprofeso, Donde se
ofrecía una extensa variedad de platillos de la región, como carne de cuche con
arroz Macan, tortillas hechas a mano,
pescado, langostino, carne de venado, carne de conejo, iguana en chile
verde, y no podían faltar los dulces típicos arroz de leche con panocha, dulces de coco, empanaditas de leche,
marquesote y las famosas hojuelas con
miel , ponte/duro, totopos, tecoyotas y empanadas de coco.
Se identificaban plenamente
los vecinos de los barrios. Los de San Bartolo. La Capilla, los del Tepetate.
El Fortín. La Clavellina. El Paracatal. Los Silleros, El Corte: A Tecpan lo
dividían en dos, los indios de arriba y los de abajo.
Cuando escogían candidatas a reina del Carnaval, siempre
buscaban a una de arriba y la otra de abajo y se armaban unos pleitos de
palabras que se ofendían y se convertían
en los más odiados enemigos y sacaban a
relucir los defectos, enfermedades y
pecados que habían cometido sus padres, abuelos y hasta sus bisabuelos.
Las familias eran muy numerosas como los Romero, los Abarca, los Ramos, los
Sánchez, la Domingada, los Serrano, los Bello, (Los Bello de arriba y los Bello
de abajo).
La máxima autoridad
religiosa era el padre Vivanco y las que siempre estaban metidas en la iglesia.
Las Abarca (hermanas de don Tino Abarca): doña Elvira la taquera, doña Tacha
Valencia, doña Mica con su hijo Felicísimo. Las Linito. Chayito la organista,
las Ramos. Adriana Camacho.
Las de siempre, en Semana Santa cubrían a los
santos con un lienzo morado. Los fariseos recorrían la ribera del río y al que
encontraban bañándose lo golpeaban a varazos, (que se atrevan ahora para que
vean cómo les va). No había desfile en
el 23 de agosto como actualmente sucede, donde los adolescentes participan
borrachos, drogados y muchos homosexuales disfrazados de mujeres y ¿Cuándo
manifestó San Bartolo que eso le gustaba?. Los presidentes municipales desfilaban
por las calles esquivando los excrementos humanos, de burro y la charca de los
marranos.
En fiestas patrias, la noche del 15 de septiembre después de dar el
Grito de Independencia, sacaban la pistola y tiraban balazos al aire desde el
palacio municipal, (Comentan que cierto Presidente le dijo a su secretaria,
“Señorita cite a fulano de tal para que se presente el viernes, pero señor
dígame como se escribe viernes con B grande o V chica, pero como tampoco este
sabía, muy socarronamente le contestó.
Mejor cítelo para otro día y “sanseacabó
la discusión).
Dentro del programa de estas
fiestas, había un espacio como tribuna libre en el cual participaba todo el
ciudadano que quería, pero la mayor parte eran borrachitos que nada más tomaban
el micrófono para hacerle recordatorios familiares al Presidente en turno y por
consecuencia lógica los mandaban derechito a la cárcel, para que tempranito
tiraran los barriles de excrementos humanos a falta de WC que no tenía la
cárcel vieja ubicada en aquel entonces por donde se encuentra el viejo edificio
de la prepa, cerca al mercado municipal. Antes se podía andar de noche por
nuestras empedradas calles. El único riesgo era que se les apareciera el Diablo
en algún callejón obscuro, y si estaban cerca del río podían encontrarse con la
Llorona loca, cerca al arroyo del Juquiaqui
o en el monte, podían jugarlos los chaneques, los que solo se podían
capturar (cuenta la historia), con humo
de tabaco criollo, un mecate o una baraja.
Como notarán, mi relato no
sigue un orden cronológico de las épocas, ya que voy anotando estos recuerdos
según llegan a mi mente o me los comentan los “viejecitos” de antes. .
El poblado de El Cerrito era
lejos al igual que El Súchil, (salvo atravesando el río), “Tenexpa” y Tetitlan,
mucho más lejos. Pero esa, esa es otra
historia…Continuará
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