Contracolumna
Por José Martínez M. (*)
México, D. F., marzo de 2012. La
de “Greg” es una historia singular. Bastaría con preguntar ¿por qué en Quintana
Roo los políticos le temen a “Greg”? No nos referimos a Greg Heffley, el
personaje del historietista Jeff Kinney; el Greg del que hablamos es Gregorio
Sánchez Martínez, todo un personaje que cada día se vuelve más popular y que
bien tarde que temprano podría terminar gobernando al estado de Quintana Roo.
Ahora compite por un
escaño en el Senado de la República y no ha estado exento de las peores vilezas
a las que pueda enfrentar un político, que nos guste o no, es un candidato que
derrocha carisma y que posee un potente magnetismo que atrae cada vez a un
mayor número de simpatizantes.
De ahí el miedo de
las castas políticas del Caribe que con nada han podido frenar a este enigmático
personaje que derrocha energía en la plaza pública y que se ha convertido en el
principal protagonista de la contienda electoral que ya está aquí y que
concluirá el próximo 1 de julio, cuando los mexicanos en todo el país acudan a
las urnas. En este caso el político más popular de Quintana Roo es “Greg”
Sánchez.
“Greg” sobresale en
medio de una clase política pusilánime de izquierdas y de derechas, de una
clase política ensoberbecida y corrupta cuyo fin es sólo el poder por el poder
y de una clase política quintanarroense que se ha enriquecido y que vive en
atmósferas de un lujo desafiante. Todos son iguales y sus vidas ya nos aburren.
Simplemente no atraen a las masas, no provocan la más mínima movilidad social,
una clase política a la que le han faltado escrúpulos y que paradójicamente no
representan a nada ni a nadie y que han llegado al poder como un claro ejemplo
de corrupción política.
Por eso la formidable
saga de este singular personaje provoca el asombro y con seguridad se está
preparando para gobernar, a su tiempo, sobre los destinos de Quintana Roo, algo
que desde luego preocupa a quienes se amparan bajo el manto corrupto del
Partido Revolucionario Institucional.
Oriundo de Tecpan de
Galeana, Guerrero, “Greg” Sánchez nació el 18 de marzo de 1966. Proviene de una
familia humilde y numerosa, que junto con él suman 14 hermanos. Desde muy joven
incursionó en los negocios y posee una cuantiosa fortuna, lo que Luis Donaldo
Colosio llegó a definir como la cultura del esfuerzo. Su éxito como empresario
y político ha despertado suspicacias.
Cuando llegó a
Cancún, “Greg” pronto alcanzó fama como cantante de música cristiana, de ahí su
empatía con Andrés Manuel López Obrador. Su notable popularidad atrajo el
interés de todos los partidos quienes veían en él a un líder natural, fue así
que en 2006, “Greg” casi contra su voluntad decidió ingresar a la actividad
política. Para empezar no le fue nada mal como candidato a la senaduría en
segunda fórmula por la Coalición Por el Bien de Todos, y a pesar de no haber
conseguido el espacio en el Senado de la República, decidió continuar en la
política.
Así en 2007 se
postuló a la presidencia municipal de Benito Juárez, por la alianza de los
partidos que integraban el Frente Amplio Progresista: PRD, PT y Convergencia.
Ganó la elección pese a las trampas y la guerra sucia que le tendió el PRI. Ya
encarrerado decidió solicitar licencia como alcalde en abril de 2010 para
buscar la candidatura al gobierno de Quintana Roo por una coalición de partidos
opositores al PRI. Fue así que comenzó su calvario.
Nuevamente le jugaron
sucio para sacarlo de la jugada hasta que el martes 25 de mayo del 2010 fue
detenido por agentes federales por sus presuntos nexos con el narcotráfico.
¿Qué hay detrás de
estos hechos? Indudablemente, el abuso de poder del gobierno, destinado a medir
la cantidad y el poder de sus propias fuerzas contra los movimientos sociales y
políticos. La detención de “Greg” Sánchez no pudo ser más explícita. La oposición
en Quintana Roo es cada vez más creciente. El gobierno emanado del PRI no
mantiene un equilibrio político, los gobiernos de oposición predominan y los
del PRI se encuentran divididos ante las arbitrariedades gubernamentales.
A lo que hay que
agregar a los medios de comunicación –lo cual es un secreto a voces– que actúan
de manera vandálica para tratar de destruir toda autoridad o liderazgo de
oposición, haciendo acopio de blasfemia, injuriando abiertamente y en actitud
de reto a todo aquel que critique a las autoridades estatales o personajes de
la clase política en el poder. O bien, a todos aquellos que desafían al PRI y
que luchan por la alternancia.
En su lucha política,
“Greg” ha sufrido un calvario. Para evitar que contendiera por la gubernatura
fue encarcelado y después de permanecer más de un año en prisión bajo
acusaciones de delincuencia organizada, un juez decidió absolverlo de los
cargos que se le imputaban. Pero las humillaciones continuaron, pues una vez
que fue liberado y luego de salir de las instalaciones de la Subprocuraduría
Especializada en Delincuencia Organizada de la PGR, tras obtener un auto de
libertad bajo las reservas de ley, le fue colocado un brazalete con el que era
monitoreado para que no abandonara el área metropolitana de la ciudad de México
en espera de que le fincaran otro proceso, ahora por el cargo de tráfico de
indocumentados, pero el secretario en funciones del Juzgado Quinto de Distrito
en Quintana Roo, negó la orden de aprehensión contra Gregorio Sánchez.
La PGR buscaba
reaprehender al ex candidato perredista liberado el pasado 20 de julio por su
posible responsabilidad en los delitos de delincuencia organizada y tráfico de
indocumentados. De esa manera concluyó por completo el proceso penal en contra
de “Greg” Sánchez, quedando sin efecto los delitos por delincuencia organizada,
narcotráfico y lavado de dinero que se le imputaban, proceso en el que no
podían faltar los famosos “testigos protegidos”.
Ante la decisión del
juez, la PGR hizo saber que el Ministerio Público de la Federación,
interpondría el recurso de apelación contra de la negativa a efecto de que un
Tribunal Superior resolviera el caso. El hecho es que el magistrado José Ávalos
Cota consideró insuficientes las pruebas presentadas por la PGR y “Greg” fue
absuelto.
Tan sucia y endeble
era la acusación en contra de “Greg” que un testigo colaborador de la PGR,
identificado con el sobrenombre de “Zajed”, en cuyas declaraciones se amparó la
captura y proceso del ex alcalde de Cancún, está desaparecido.
Fuentes del Poder
Judicial Federal, citadas por el diario La Jornada, revelaron que el testigo
estaba citado a declarar el pasado 12 de enero en el Juzgado Primero de
Distrito de Procesos Penales Federales de Toluca, estado de México, pero no se
presentó. “Me permito informar a su señoría que sin previo aviso, el testigo
especial Zajed abandonó, desde el pasado 29 de noviembre, el sistema de
resguardo de testigos protegidos”, señala el oficio enviado al juzgado y
escrito por el director general adjunto de Custodia, Seguridad y Tecnología de
la Información de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en
Delincuencia Organizada (SIEDO), Víctor Hernández Trujillo.
La diligencia a la
que debía acudir “Zajed” el 12 de enero estaba relacionada con los juicios que
se siguen contra Gerardo Álvarez Vázquez, “El Indio”, uno de los operadores más
importantes del cártel de los hermanos Beltrán Leyva.
Todo mundo sabe en el
medio jurídico que los “testigos protegidos” son una farsa, y que la PGR ha
erogado más de 200 millones de pesos en manutención de este tipo de “testigos”
durante el gobierno de Felipe Calderón.
Ya sabemos el
ridículo en que terminó el famoso Michoacanazo y luego el Tamaulipazo y desde
luego el Quintanarroazo. Pero desde luego que el acoso en contra de “Greg” se
rigió por criterios políticos más que jurídicos, lo cual quedó demostrado con
la decisión de las autoridades judiciales, aunque el propósito de aislarlo de
la contienda electoral se cumplió.
Obvio que ahora se
utiliza políticamente a las instituciones de impartición de justicia y otras
tantas instancias gubernamentales para castigar a la oposición, lo cual es un
retroceso de la democracia. En el caso de “Greg”, el asedio no cesa. Es una
pesadilla. “Greg” lo sabe y lo ha sufrido en carne propia, pero aún con todo y
las diatribas se encuentra en las preferencias del electorado. Es seguro que
ocupe un escaño junto al “Niño Verde”, Emilio González Martínez, el dueño del
Partido Verde y quien ha
sentado sus reales en Cancún.
El gran perdedor será
sin duda el ex gobernador Félix González Canto, quien lejos de estar preocupado
por conseguir un amparo judicial por las irregularidades financieras e ilícitos
cometidos durante su gobierno, como lo es sin duda el delito de nepotismo y
enriquecimiento ilícito, busca a toda costa blindarse con un cargo de elección
popular, aunque sea de diputado ha llegado a confiar, pero brincaría de gusto
de llegar al Senado, cosa casi imposible.
Félix dejó graves
problemas de corrupción tras de sí, lo que suman señalamientos de pederastia,
pero aun así insiste en seguir en la política, no obstante que terminó con un
gran margen de impopularidad, lo cual se tradujo en una elección difícil para
su sucesor. De alguna manera, el PRI triunfó en las pasadas elecciones porque
“Greg” Sánchez fue sacado de la contienda de manera sucia y arbitraria. Ahora,
de nueva cuenta, buscan insistir en lo mismo, incluso cooptando a líderes
banales y funcionarios corruptos de la oposición.
No es fortuita la
campaña mediática en su contra. Se está generando un derroche de recursos para
denostarlo y le “recuerdan” un día sí y otro también, “que tiene proceso
pendiente”. Según los priístas, existe una denuncia de la Auditoría Superior
estatal por presunto desvío de fondos. Incluso el alcalde del Municipio de
Benito Juárez, Julián Ricalde Magaña, ante los medios lo ha hecho responsable
de la deuda de 730 millones de pesos que gravita sobre el municipio.
El asunto es que la
procuraduría estatal ha citado a colaboradores de “Greg” y la contralora Reyna
Arceo Rosado se ha limitado a señalar que la deuda creció de manera descomunal
en sólo dos años de la administración de “Greg” Sánchez.
Se trata, pues de pan
con lo mismo. El asunto es fastidiar al político más popular y carismático de
Quintana Roo. Pero en realidad los señalamientos recaen en los últimos tres
tesoreros municipales, Carlos Trigos Perdomo, Antonio Jiménez y Jaime Zetina
González, primo del ex gobernador Félix González Canto y quien realmente es el
principal imputado.
Jaime Zetina González
es quien debe ser procesado, pero sus lazos consanguíneos con el ex gobernador
Félix González Canto le han servido de parapeto para mantenerse impune. En su
descargo, “Greg” Sánchez se deslindó en noviembre pasado de cualquier
imputación en el desvío de 229 millones de pesos, y señaló que no pagaría ni
uno de los 89 millones que encontró mal aplicados por la auditoría del Congreso
local.
Detrás de todo esto
está la mano de Félix González Canto, quien sabe bien a bien que puede resultar
el gran perdedor de la inminente elección federal. Quien debería poner sus
barbas a remojar es el alcalde Julián Ricalde Magaña, quien es uno de los
operadores de la guerra sucia contra “Greg”, lo mismo que el coordinador de la
campaña de Enrique Peña Nieto, Gabriel Mendicuti Loria, quien quedó demostrado
sus vínculos con el cártel de Juárez, pues autorizó junto con el ex gobernador
Félix González Canto la ampliación del penal estatal a una constructora
propiedad de un miembro de la mafia, Luis Carlos Carrillo Cano, quien terminó
ejecutado en Cancún y al que consideran “un constructor de éxito”. Datos que
pueden ser verificados por el Cisen e inteligencia militar para que sepan
quiénes son las personas del candidato Enrique Peña Nieto coludidas
con narcos.
El alcalde Julián
Ricalde Magaña, quien ha sido servil con el PRI, es un político que se hizo
famoso por usar un reloj espía “chafa” con el que videograba y toma fotos con
todo aquel político que se reunía hasta que fue pillado por algunos fotógrafos.
Ricalde se ha dedicado a manipular la información de la Auditoría Superior del
Estado para tratar de dañar a “Greg”, pues en realidad a quien han investigado
es al ex tesorero Carlos Trigos Perdomo por haber omitido en su declaración
patrimonial varias propiedades, lo que derivó en un embargo de los inmuebles.
Incluso se presentó la denuncia en la Procuraduría de Justicia del Estado
porque 11 inmuebles fueron encontrados a nombre de Carlos Trigos, además de
cuatro casas y un local comercial en Cancún, dos casas en Playa del Carmen y
tres en Tulum, así como una casa en Mérida, Yucatán.
La denuncia también
incluyó a otro grupo de funcionarios de menor rango por estar presuntamente
involucrados en desvío de recursos. Después se abrió nueva denuncia penal
-5082/2011- por un faltante de 89 millones de pesos tras emitir el dictamen de
la Cuenta Pública del 2009, donde “Greg” aparece como “responsable solidario”.
En el fondo, el alcalde de Cancún busca impunidad al mostrarse servil con el
PRI al encargarse de hacer la guerra sucia a su antecesor.
Para empezar nombró
como jefe policiaco a un funcionario con un negro historial, se trata de
Armando Álvarez Morales a quien Ricalde nombró como secretario de Seguridad
Pública de Cancún, quien dejó cuentas pendientes con el gobierno de Veracruz,
donde se desempeñó hasta el año 2010 en el
gobierno de Fidel Herrera Beltrán. A lo que habría que sumar las pillerías de
su hermana Alicia Ricalde en Isla Mujeres.
Queda claro que
detrás de los ataques “Greg” Sánchez se encuentra todo un aparato de corrupción
y complicidades políticas para beneficiar a políticos que pretenden perpetuarse
en el poder a toda costa. Todos los indicios apuntan a que detrás de toda esta
guerra sucia se encuentra la sombra del ex gobernador Félix González Canto,
quien a la postre puede resultar el gran perdedor. Y si a alguien odia este
personaje es a “Greg” Sánchez. Su coco, el que le quita el sueño. Al tiempo.
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*José Martínez M., es
periodista y escritor. Es Consejero de la Fundación para la Libertad de
Expresión (Fundalex). Es autor del libro Carlos Slim, Los secretos del hombre
más rico del mundo, y otros títulos, como Las enseñanzas del profesor.
Indagación de Carlos Hank González. Lecciones de Poder, impunidad y Corrupción
y La Maestra, vida y hechos del Elba Esther Gordillo.
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