Reportaje
Alarmados por la violencia en México,
funcionarios del Departamento de Seguridad Interna del Estado de Texas lanzaron
alertas para que sus ciudadanos no salgan de Estados Unidos, pero guardan
silencio sobre los altos índices de violencia registrados en la nación
americana, muy por encima de los atribuidos a Cancún y la Riviera Maya
Por
Isela Serrano / Luces del Siglo (*)
México,
D. F., marzo de 2012. Cada
año millones de adolescentes estudiantes del high school (equivalente a la
educación media superior) visitan las playas de Cancún con la promesa de gozar
la vida entre el mar turquesa, reventones, música estridente, cerveza gratis y
la única consigna de pasarla bien.
En estos momentos, según
cifras oficiales, en Cancún y Riviera Maya hay alrededor de 20 mil spring
breakers: jóvenes y jovencitas que coquetean con la mirada e insinúan con los
muslos a ritmos como el del brasileño Michel Teló “Ai se eu te pego”, de moda
en bares que se ha convertido un “paraíso sin ley”.
El libro “Spring Breakers”
Turismo Salvaje en playas mexicanas, de la escritora Gloria Palma, expone que
el fenómeno no es nuevo, en la temporada de 2005 reporteros del Canal 2 de
Houston, Texas, grabaron con cámaras escondidas una serie de escenas que
transmitieron en un reportaje titulado “Peligro en el paraíso”.
¿Qué mostraban? “Sexo,
drogas, adolescentes cayéndose en los bares y desmayándose en el agua.
Bienvenido a Cancún, México, donde muchos estudiantes graduados, provenientes
del área de Houston, se dirigen a festejar su graduación de high school. Pero
no es el viaje que los padres suponen, a pesar de las promesas de chaperones
contratados”, comentaba la reportera Cynthia Hunt.
Las cámaras escondidas
presentaron a adolescentes que bebían sin control, vomitaban y volvían a tomar.
El video mostró también a una muchacha que no podía caminar y apenas podía
hablar, relata el citado libro, que corresponde a la escasa bibliografía sobre
una ciudad tan importante en términos de captación de flujos turísticos, éxito
y bellezas naturales como Cancún.
De
la indignación al desprecio.
La semana pasada desde Berlín, Alemania, el gobernador Roberto Borge Angulo,
presidente de la Comisión de Turismo de la Conferencia Nacional de Gobernadores
(CONAGO), rechazó la alerta emitida por el Departamento de Seguridad Interna
del Estado de Texas (DPS), Estados Unidos, que recomendó a los spring breakers
no viajar a Cancún, Playa del Carmen y Los Cabos, y anunció que viajaría a
Texas, Houston, Dallas y San Antonio para cabildear esta alerta.
No es el primer viaje que
realiza el mandatario quintanarroense y tampoco el primero que el gobierno
norteamericano desdeña el interés por mejorar las recomendaciones de viaje de
los norteamericanos.
En un comunicado de la Unidad del Vocero de Quintana Roo dado a conocer la
semana pasada, Borge Angulo reconoce: “En septiembre pasado, como gobernador
expresé ante funcionarios, touroperadores, medios de comunicación, académicos y
empresarios texanos que Quintana Roo es un estado seguro y que los warnings que
indican lo contrario dañan a nuestra industria turística.
“En esa ocasión me entrevisté con funcionarios de la administración del
gobernador texano Rick Perry, a quienes expusimos que la península de Yucatán
no era insegura. Aunque en una reunión con la secretaria de estado de Texas,
Esperanza ‘Hope’ Andrade y el director del DPS, Steve MacCraw, responsable de
escribir los ‘warnings’ que emite el gobierno texano, se obtuvo la promesa de
precisar las zonas de alerta, ésta no se respetó”.
El tema es sensible
En las ferias turísticas con líderes internacionales se habla de campañas
turísticas, fomento, tendencias de viajeros y el fantasma siempre merodea los
rincones: los warnings. A veces la postura es de indignación por una posible
afectación, otras se toma como un fenómeno que aunque pudiera impactar, no
generará pérdidas para la imagen y la industria turística.
De acuerdo con reportes de
prensa, David Scowsill, presidente del Consejo Mundial de Viajes y Turismo
(WTTC, por sus siglas en inglés) y la secretaria de Turismo federal, Gloria
Guevara Manzo, han calificado las alertas de “irresponsables” y cargadas de
tintes políticos para ganar votos.
La titular de la SECTUR,
Gloria Guevara Manzo, incluso ha reconocido que en el tema no hay mucho que se
pueda hacer.
“La Secretaría de
Gobernación ya lo intentó… les mostró cifras”, expuso durante la presentación
del Programa del Mundo Maya en la ITB (Feria Internacional de Turismo de
Berlín), evento en el que la funcionaria lamentó que el gobierno texano se
sienta “omnipotente” e insista que se trata de una situación complicada para el
país.
El tema no es nuevo. Las
alertas que un día fueron marcadas a zonas fronterizas comienzan a afectar el
Caribe mexicano. En febrero, durante la instalación de la Comisión de Turismo
de la CONAGO, la noticia que esperaba a los gobernadores que participaron en el
encuentro fue una nueva alerta.
En aquella ocasión, el
secretario de Turismo del estado, Juan Carlos González, rechazó de inmediato
una posible afectación debido a que de los 18 estados de la República, se
incluía a Quintana Roo. Un día después hubo una reunión en México donde
participaron el embajador de Estados Unidos en México y los gobernadores de
Quintana Roo, Campeche y Yucatán. A pesar del cabildeo las alertas continúan.
Afectos a descartar un
impacto negativo en el sector, las autoridades federales y locales
históricamente han minimizado los warnings. “Este segmento turístico (los
spring breakers) no es el preferido de los hoteleros, es un segmento turístico
que, inclusive, a veces deja problemas en los hoteles porque vienen en plan de
fiesta muy intensa”, dijo en 2010 el entonces gobernador Félix González Canto.
Inclusive el ex mandatario
señaló que mientras los warnings no fueran extendidos al turismo en general, no
habría por qué preocuparse, “porque se trataba de un segmento que no era
prioritario para los hoteleros de Cancún”.
Touroperadores mayoristas y
autoridades han manifestado su indignación ante el warning que emitió el
gobierno de Texas y atribuyen esta alerta a una guerra sucia para que sus
ciudadanos modifiquen su intensión de viaje y no salgan de EU.
“Creemos que es una campaña
comercial para que los texanos en vez de visitar Quintana Roo se dirijan a Isla
del Padre, en McAllen y eso no es la competencia que se desea”, señaló.
El funcionario estatal
informó que por instrucciones del gobernador del estado, Roberto Borge, se
estará realizando una campaña específica nuevamente en esa región para aclarar
el tema y se realizarán testimoniales del spring breakers que ya vacacionan en
la zona, para que se quite la mala imagen que se pudiera generar con este tipo
de avisos.
Aunque algunos hoteleros
lamentan la nueva alerta, descartan una afectación al pretender desprestigiar
al destino turístico insignia mexicano.
¿Afectan o no los warnings?
Para Sigfrido Paz Paredes, fundador del Centro Integralmente Planeado (CIP)
Cancún: “siempre ha habido warnings pero antes no generaban un impacto porque
México no tenía la mala imagen que tiene ahora”.
¿Qué pasa en el paraíso? En
reuniones privadas algunas voces apelan a la soberbia de una ciudad con belleza
desbordante y fascinación única, otras a la envidia que despierta entre sus
competidores, otros hacen referencia al paraíso sin ley, el de los excesos, la
noche de sexo y alcohol que traspasa límites preocupantes.
Para hoteleros, empresarios,
autoridades locales, estatales y federales es común hablar de los
reconocimientos, las cifras históricas, las preseas y logros de Cancún, el
destino insignia, referirse a los errores, vicios o excesos es considerado una
traición o deslealtad que impacta negativamente a una industria tan sensible
como el turismo.
El sexenio de la guerra
En medio de un país que ha declarado la guerra al narcotráfico, que ha cobrado
la vida de más 50 mil personas, la joya de la corona en materia turística y el
sitio donde se asentó la cultura maya hace más de 2 mil años, continúa
ostentando campos de golf, marinas, bares, discotecas, lujosos hoteles, pero no
puede ya presumir los envidiables flujos turísticos de antaño.
En los años 80’s, la segunda
fuente de ingresos de México era la industria turística, luego del petróleo.
Incluso, el país llegó a ubicarse como el sexto de mayor recepción de
visitantes extranjeros, según el ranking de la Organización Mundial del Turismo
(OMT).
En aquellos años, “no había
ventas de hotel, sino levantamiento de pedidos, todo era tráfico, turistas por
doquier no sólo en la zona turística sino también en la ciudad.
“Era complicado conseguir
una mesa en un restaurante en temporada alta; una habitación era prácticamente
imposible si no se reservaba con meses de anticipación. Todos querían conocer
Cancún, bañarse en su mar, descubrir sus zonas arqueológicas y sus corales”,
recuerda Mónica González, una administradora que llegó a Cancún y desde hace 28
años ha trabajado en la venta de tours.
Alejandro Zozaya, presidente
de la cadena AM Resort, firma norteamericana que agrupa 30 hoteles en el
Caribe, siete de los cuales se ubican en México, considera que la percepción de
riesgo por la guerra del narcotráfico empeoró en 2010, afectando al turismo, lo
que sumado a la caída en el número de asientos de avión, provocó un alza en las
tarifas aéreas y ocasionó la crisis del sector que antes era la segunda fuente
de riqueza nacional.
Cancún ha perdido
competitividad, entre otras causas, por la percepción de riesgo que existe en
el país. “Si comparamos el éxito que fue Cancún, hoy ha perdido posicionamiento
respecto a sí mismo, aunque sigue siendo competitivo respecto a otros destinos
del Caribe ya que tiene mucho mejor producto y una capacidad de infraestructura
mayor, definitivamente no es lo que hace algunos años fue.
“Tenemos cancelaciones de
reservas, especialmente del turismo que mejor paga porque es el más sensible a
estos temas de inseguridad… cancelaciones de grupos, convenciones y menos
reservas para segmentos como el lunamielero”, dice.
Explica que en algunas
zonas, el problema es más de percepción que de realidad pero “la percepción de
los turistas es la que dirige sus decisiones y si ellos perciben que están en
riesgo, simplemente no viajan. Aun cuando el riesgo real no exista”.
Cancún es un paraíso que
también ha despertado la ambición de empresarios, políticos e inversionistas
que, enceguecidos por el poder y el dinero, han vislumbrado en el desarrollo el
objetivo de su riqueza legal e ilegal.
El hotelero Abelardo Vara ha
asegurado que de no rectificar su rumbo, a Cancún le puede “pasar como con las
casas que se quedan abandonadas, que son bonitas, pero que se van a llenar de
cucarachas, de ratas, de vicios, y va a ser el paraíso perdido”.
Cancún ha dejado de lado al
turismo de alto poder adquisitivo. Incluso, hoy es posible conseguir una
habitación en el centro con una tarifa de 550 pesos la noche y de menos de mil
pesos en la zona hotelera. Hay quien piensa que lo importante es generar ventas
aunque ya no sea lo que alguna vez fue.
RECURSOS:
APUNTE
Cancún es un paraíso que también ha despertado la ambición de empresarios,
políticos e inversionistas que, enceguecidos por el poder y el dinero, han
vislumbrado en el desarrollo el objetivo de su riqueza legal e ilegal.
“Si comparamos el éxito que
fue Cancún, hoy ha perdido posicionamiento respecto a sí mismo, aunque sigue
siendo competitivo respecto a otros destinos del Caribe ya que tiene mucho
mejor producto y una capacidad de infraestructura mayor, definitivamente no es
lo que hace algunos años fue”, Alejandro Zozaya, presidente de AMResort.
“Siempre ha habido warnings,
pero antes no generan un impacto porque México no tenía la mala imagen que
tiene ahora”: Sigfrido Paz Paredes, fundador del Centro Integralmente Planeado
(CIP) Cancún.
En su libro Los pecados
capitales, el filósofo español Fernando Savater asegura que la soberbia es el
mayor pecado de todos porque es la raíz y, a su vez, su propia debilidad.
Señala que si bien, ser excelente no debe ser culposo, ser soberbio es arrojar
a la cara del otro sus grandezas.
Un vanidoso es sociable,
mientras que un orgulloso se aparta del mundo y el soberbio quiere ponerse por
encima de los demás. ¿Cómo evitar caer en la soberbia? El remedio es muy simple
y duro de asumir: ser realista.