Reportaje
En la década del 50, uno de cada 10 mil niños
presentaba este trastorno, y hoy, lo padece el 12 por ciento del total de la
población, según datos de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM
Por Silvina Brizuela / Luces del Siglo (*)
Cancún, Qna. Roo., febrero de 2012. Un niño se levanta durante la clase a cada
momento. Su maestra lo manda a sentar, pero al rato lo encuentra otra vez de
pie y “molestando” al resto del salón. Los profesores y amigos lo tildan de
inquieto, revoltoso y maleducado, sin conocer la verdadera razón de su
comportamiento: el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad),
un trastorno neurobiológico que perjudica la calidad de vida de los pequeños y
su relación con el entorno.
Nieves Herrera Conde, maestra en
psicopedagogía clínica, psicóloga educativa, pedagoga y especialista en
diagnóstico e intervención del TDAH, compartió con Luces del Siglo una charla
donde analizó la situación actual de este trastorno en Quintana Roo.
– ¿Qué es el TDAH?
– El TDAH es un trastorno neurobiológico, probado
por la ciencia, lo cual indica que no se adquiere, que no se debe a malos
hábitos. Es un problema de funcionamiento del cerebro. No es una enfermedad, es
un trastorno, que generalmente se diagnostica entre los cinco y los siete años
de edad.
– Este desorden se conoce cada vez mejor, sin
embargo, hay especialistas que dicen que se ha banalizado su diagnóstico.
– Lamentablemente no existen cifras por parte
de la Secretaría de Salud sobre la cantidad de niños con Trastorno de Déficit
de Atención e Hiperactividad en Quintana Roo, sin embargo, según mi
experiencia, si uno analiza un salón de clases con una cantidad promedio de
alumnos, entre 25 y 30 niños, creo que hallaríamos la misma prevalencia que a
nivel mundial: 6.7 por ciento cada 100 niños, o sea, entre 2 y 3 niños con ese
trastorno en cada salón o más. Por lo cual, es un problema de salud pública muy
serio.
– Es un trastorno más común de lo que se
cree.
– Existen muchos mitos: que es un invento de
las farmacéuticas, que es un invento de los psicólogos, pero nada de eso tiene
fundamento. El origen del TDAH es neurobiológico y su tratamiento debe ser
multidisciplinario, donde deben estar incluidos los padres, profesores,
médicos, psicólogos y neurólogos.
Durante la década del 50, uno de cada 10 mil
niños presentaba este síndrome, y hoy, lo padece el 12 por ciento del total de
la población, según datos de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
– ¿Qué es lo principal que debemos comprender
de los niños que sufren este trastorno?
– Algo muy importante de entender es que
estos pequeños se desempeñan de manera diferente, por lo tanto, la forma
tradicional de enseñar y de educar no funciona para ellos.
– ¿Estamos rezagados en la forma de tratar el
TDAH en la escuela?
– No creo que estemos rezagados, sin embargo,
aunque los maestros están sensibilizados con el problema, faltan recursos
metodológicos para ayudarlos a educar a sus alumnos con este problema, ya que
muchos de los niños con este trastorno se agravan con el fracaso escolar.
– ¿Quiénes tienen más posibilidades de
padecer TDAH, los niños o las niñas?
– Con respecto a la relación entre los sexos,
los niños son más propensos que las niñas a sufrir TDAH, en cifras que varían
de 4 a 1.
– ¿El TDAH es hereditario?
– El TDAH tiene un componente genético
importante, que determina hasta el 70 por ciento del trastorno.
Según la especialista, se estima que más del
80 por ciento de los niños que presentan el trastorno, continuarán padeciéndolo
en la adolescencia, y entre el 30 y el 65 por ciento, lo presentarán también en
la edad adulta. Sólo un buen tratamiento podrá mejorar el comportamiento
hiperactivo.
La experiencia de los padres
El niño sufre cuando sus papás niegan lo que
le está pasando.
“Cuando mi hijo tenía tres años detectaron en
la escuela que tenía problemas de coordinación, que se distraía fácilmente, que
le faltaba maduración y nos sugirieron que consultáramos a una psicóloga”,
comenta Romina Laurenti, la ultradedicada mamá de Luka, un niño de siete años
con trastorno de déficit de atención e hiperactividad, quien a partir de
escuchar de la problemática de su hijo, junto a su esposo Pablo, pusieron en
marcha un plan para ayudar al niño a superar todos sus obstáculos.
“Cuando lo diagnosticaron fue muy difícil de
entender, porque no sabíamos bien de qué se trataba, hubo gente que nos dijo:
‘no hagas caso, el niño es caprichoso porque tú lo haces así’, y otros que nos
dijeron que lo mejor era hacer el tratamiento y, si era necesario, medicarlo.
Como estábamos confundidos fuimos a un curso de padres, y ahí se me aclaró
todo, cuando me vi reflejada en el sufrimiento de los otros papás”, confiesa.
– ¿Molesta que piensen que tu hijo es mal
portado?
– A las personas les cuesta entender que
estos niños pueden ser un poco más impulsivos, yo me crié con hermanos varones,
así que para mí no era algo anormal. En la escuela anterior nos llamaban a cada
rato, cualquier cosa que pasaba, era Luka.
– ¿Hay discriminación?
– A veces los chicos no son entendidos en la
escuela, la gente piensa que tu hijo es discapacitado o que es tonto, pero no
es que tenga un retraso mental. Luka está al nivel de todos los chicos de su
edad, no tiene ningún tipo de inmadurez actualmente.
– Según tu opinión, ¿los maestros y
directores están preparados para educar a los niños con TDAH?
– En este momento encontré la escuela
adecuada, aunque no participa en las pláticas que da el centro del TDAH, pero
le dan todo lo que Luka necesita.
Expresándose como una experta en el tema, la
joven madre explica que muchas veces los maestros culpan al niño con TDAH de
ser la causa de desorden en el grupo, pero enfatiza que hoy en día hay muchos
niños que llevan otras problemáticas al salón de clase. “Los chicos con este
trastorno no son problemáticos, sólo necesitan más trabajo. Si uno reconoce el
esfuerzo que hacen, puede haber un cambio muy grande”.
– ¿Cómo es un día en una familia con un chico
con TDAH?
– Hay que ser muy disciplinados, usar un cronograma
de actividades para que sepan que a tal hora se levanta, a tal hora se hace la
tarea, y todos los días deben ser iguales, para que ellos no tengan que pensar
qué tienen que hacer, para que se les haga una costumbre. Es muy importante la
rutina. También es bueno tener en un lugar bien visible, una lista de las cosas
que no se deben hacer, como gritar, empujar, y los premios que puede tener si
se porta bien, siempre cosas relacionadas con la familia, como una salida al
parque o al cine.
– Por lo que cuentas, su educación requiere
de mucho orden y constancia.
– Sí, y todos deben participar, porque no
sirve si lo hace uno y otro no, es un plan que debe seguir toda la familia.
– ¿Cómo ves a tu hijo en el futuro?
– Estoy segura que le va a ir bien en su vida
profesional y en su vida personal, siempre y cuando nosotros sigamos
comprometidos con él y no bajemos los brazos.
– ¿Qué le dirías a otros padres que están en
tu situación?
– Yo quisiera que los padres pierdan el miedo
a descubrir qué le pasa a sus hijos. Es mas fácil decir “mi hijo no tiene
nada”, pero el único que sufre en ese caso es el niño, que se siente poco
valorado, porque siente que los padres no lo ven, que no ven lo que le está
pasando.
DATOS SOBRESALIENTES
•El 50% de los niños no diagnosticados
reprueban por lo menos un año escolar.
•El tratamiento adecuado del TDAH reduce el
riesgo de desarrollar problemas de uso y abuso de substancias en la
adolescencia.
•El TDAH sin tratamiento aumenta el riesgo de
accidentes de tránsito en adultos jóvenes.
•Los casos más severos se presentan a menor
edad, hacia los siete años o antes, suelen presentarse con más síntomas de
hiperactividad e impulsividad.
•Los casos menos severos habitualmente se
presentan o se identifican más tarde y suelen presentarse con más síntomas de
inatención.
•La Organización Mundial de la Salud reporta
que a nivel mundial existe una prevalencia del TDAH del 5 por ciento.
•Sin tener una cifra precisa, se cree que en
México este trastorno afecta a un millón y medio de niños y niñas menores de 14
años de edad, estas cifras lo revelan como un problema de salud pública.
•El 70 % de las personas que sufren TDAH, y
reciben cuidados adecuados y oportunos, pueden interactuar de manera normal,
con pocas posibilidades de crear conflictos.
CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DE LOS NIÑOS CON
TDAH
ATENCIÓN
• Lo que más caracteriza al niño hiperactivo
es su falta de atención cercana a detalles.
• Parece que no escucha cuando se les habla.
• En el colegio comete errores por no fijarse
en los trabajos o en las diferentes actividades.
IMPULSIVIDAD
• Con frecuencia actúa de forma inmediata,
sin pensar en las consecuencias.
• Está inquieto, con las manos o los pies y
no puede sentarse quieto.
• Tiene dificultad para esperar su turno y
frecuentemente interrumpe.
HIPERACTIVIDAD
• Lo más característico de estos niños es la
excesiva actividad motora. Siempre están en continuo movimiento, corren, saltan
por la calle, nunca quieren ir de la mano.
COMPORTAMIENTO
• Su comportamiento es imprevisible,
inmaduro, inapropiado para su edad.
• Se muestran violentos y agresivos verbal y
físicamente.
APRENDIZAJE
• La mayoría de los niños hiperactivos
presentan dificultades en el aprendizaje.
• El 40 ó 50% de estos infantes tienen un
bajo rendimiento escolar.
DESOBEDIENCIA
• Le cuesta seguir las directrices que se le
marcan en casa.
• El niño hace lo contrario de lo que se dice
o pide.
• Los padres tienen especial dificultad para
educarles en adquirir patrones de conducta (hábitos de higiene, cortesía...).
INESTABILIDAD EMOCIONAL
• Presentan cambios bruscos de humor, tienen
un concepto pobre de sí mismos y no aceptan perder, por lo que no asumen sus
propios fracasos.
¿PASTILLAS, SÍ O NO?
La medicación empleada para el TDAH no tiene
como misión relajar a estos niños, sino ayudarles a centrar su atención y a
controlar su impulsividad. El metilfenidato (un derivado anfetamínico)
incrementa la disponibilidad de la dopamina, un neurotransmisor relacionado con
la concentración y el aprendizaje. Se piensa, además, que los psicoestimulantes
actúan de un modo distinto en los hiperactivos y no potencian en ellos la
excitabilidad, sino la concentración. En este sentido, las bebidas de cola y el
café, sin excesos, se consideran ocasionales ayudas.