Josefina Aguilar Pastor/NOTYMAS
Chilpancingo, Gro.,
mayo 15 de 2017 (NOTYMAS).- Por omisión de los gobierno en turno, desde hacer más de
una década, se dejó crecer el problema de las policías comunitarias que ahora
se han convertido en grupos de civiles armados en las zonas de El Ocotito, y Tierra
Colorada, lo cual podría replicarse, lo que ocurre en Tierra Caliente, asintió el
presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Guerrero (CDHEG),
Ramón Navarrete Magdaleno.
Luego
de lo ocurrido el sábado pasado en Tierra Colorada, durante el enfrentamiento
entre la Unión de Pueblos Y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) y el
Frente Unido para la Seguridad y
el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG), los
dos grupos que se disputan el control del territorio, y que dejó como saldo dos
personas muertas, entre ellos un policía ministerial y un estudiante de la
Unidad Académica de Comunicación y Mercadotecnia (UACOM), de la
Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), el ombudsman, señaló que a pesar de
estar fuera de la ley, han sido testigos de la aparición de estas agrupaciones,
que en su inicio, fueron auspiciadas por la propia ciudadanía.
Sin
embargo, con el tiempo se comenzaron a dividir de manera interna y desvirtuaron
la naturaleza por la que fueron creadas, aceptó el funcionario. Ahora es
responsabilidad del Congreso del Estado, legislar para regular a estos grupos
que actúan fuera de la ley, y sobre todo, regular el uso de armas que
actualmente portan, “y reglamentar las actividades, porque no podemos ofrecer
justicia con un escenario como éste”, indicó el funcionario.
En
sus orígenes de las policías comunitarias, se creó un marco jurídico bajo el
nombre de ley 701, para normar sus acciones, sin embargo, las actuales
agrupaciones de civiles armados, como ocurre en El Ocotito, Tierra Colorada,
Petaquillas, no corresponde a este orden, los cuales han dejado una serie de
decesos lamentables en aras de su lucha, sin embargo, indicó el representante
de la CDHEG, un enfrentamiento entre estos grupos, y el gobierno del Estado,
para retomar el Estado, el control, tendría que ser muy bien analizado.
Y
es que no se trata de gente que sería muy difícil obligarlos a dejar las
armas, y por tipo de armas que usan, también corresponde a la federación
intervenir, agregó el funcionario.
Como
comisión podrían exigir que el Estado entrara con toda su fuerza a tomar el
control de las zonas en conflicto “pero no me puedo imaginar que pasaría si eso
se llevara a cabo”, dijo, al aceptar que el problema va mucho más allá que
aplicar la ley a “secas”.
Bajo
la posibilidad de las zonas de El Ocotito y Tierra Colorada se conviertan en
otra Tierra Caliente, Navarrete Magdaleno consideró que se requieren de
estrategias bien definidas, para evitarlo, mucho diálogo, insistió en que la
entrada directa, a secas del Estado, crearía otra consecuencia igual de
negativa que el enfrentamiento que mantienen estos dos grupos antagónicos.
“Es
complejo, de aquel lado hay una fuerza desmedida, que no creo que no ganaría
nadie en una cosa como la que vimos en Tierra Caliente, por eso lo vemos con
mucha cautela para no propiciar que se tomen acciones que puedan redundar
más que en beneficio, en perjuicio de la sociedad”, expuso el presidente de la
CDHEG. (NOTYMAS).
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