viernes, 26 de febrero de 2016

Ante 4 horas al sol, estudiantes y marinos sufren desmayos en ceremonia a la Bandera realizada por Peña Nieto


Iguala, Gro., febrero de 2016 (IRZA).- Por lo menos 30 alumnos de escuelas primarias, secundarias y de nivel medio superior sufrieron crisis de insolación, algunos más desvanecimientos, por las más de cuatro horas que permanecieron bajo las inclemencias del sol durante la ceremonia solemne realizada el pasado 24 de los corrientes con motivo del 195 Aniversario del Día de la Bandera Nacional, que encabezó en Iguala el presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

La organización de los tres eventos efectuados el miércoles en Iguala estuvo a cargo de las fuerzas armadas, particularmente de la Secretaría de la Defesa Nacional y del Estado Mayor Presidencial.

Los festejos conmemorativos iniciaron a las 10:00 horas con el tradicional desfile cívico-militar.

Más tarde, Peña Nieto y el gobernador Héctor Astudillo Flores se trasladaron al Cerro del Tehuehue, donde encabezaron el izamiento de la Bandera Monumental.

Los mandatarios, acompañados por sus respectivas comitivas, arribaron después de las 13:00 horas al estadio “General Ambrosio Figueroa” de la Ciudad Deportiva de Iguala, para la ceremonia oficial.

Fue aquí donde se registraron desmayos en cadena de por lo menos 30 alumnos de diferentes escuelas e incluso de personal de la Secretaría de Marina, quienes participaban como apoyo para el mejor desarrollo de la ceremonia.

Las más de 30 escoltas abanderadas ese día por el presidente Enrique Peña Nieto fueron ubicadas a lo largo de la cancha de futbol del estadio, la que está confeccionada con pasto sintético, lo que incrementó la temperatura.

De acuerdo con el público asistente, los alumnos fueron citados desde las 09:30 y 10:00 horas en el citado lugar, “para mejor organización del evento”, debido a que serían ubicados de forma aleatoria.

La mayoría de los jóvenes llegaron al lugar sin desayunar. La ceremonia prevista para las 13:00 horas aún no iniciaba y los desmayos iban en aumento.

Los padres de los jóvenes, expectantes desde las gradas, externaron su malestar contra el personal de las fuerzas armadas, quienes apresuradamente sacaban a los jóvenes del cerco metálico para atenderlos.

“¡No es posible!, ¡déjenme pasar!”, soltó sumamente molesto el padre de una estudiante que era apoyada por un infante de Marina tras sufrir un desvanecimiento.

“Si ya sabían que esto iba a empezar hasta la una de la tarde, ¿para qué citan a las diez?, eso sí, muy puntuales, los chamacos vienen sin comer. Ustedes como ya tragaron”, soltó otra madre de familia preocupada por la salud de su hijo, alumno de secundaria.

“Esto está haciendo crisis”, dijo un mando militar al personal e inmediatamente después comenzaron a repartir jugos y bebidas energizantes a los alumnos y oficiales militares que hacían guardia.

A los jóvenes desmayados les untaron alcohol en la nariz y en la nuca, les echaron aire con abanicos y les dieron botes de “Gatorade”. Una vez reestablecidos, regresaron a sus lugares, otra vez al sol.


Pero el público estalló en ira cuando el maestro de la ceremonia pidió a las escoltas permanecer en sus lugares mientras el presidente Peña Nieto hacia un recorrido y saludaba a los asistentes. Los reclamos de la gente obligaron a corregir. La voz del hombre al micrófono ordenó: “salir ordenadamente”.

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