Juan
López
El principio de la Universidad: originalmente fue la denominación de una
institución educativa en la Atenas clásica: la Academia, tal y como la
conocemos fue fundada por Platón, que debía su nombre a un héroe de la
mitología griega, Academo. Estaba ubicada cerca del demo de Kolonos, a un
kilómetro al noroeste de la ciudad, en unos terrenos que habían sido adquiridos
por Platón alrededor de 384 a. C., donde existía un olivar, un parque y un
gimnasio. La instrucción ahí impartida incluía el estudio de las matemáticas,
la dialéctica y las ciencias naturales. Siglos de enseñanza: memorial
histórico.
Universidad porque uno de sus principios fue el de incluir en sus
estructuras, todas las disciplinas y géneros dignos de estudio, como principal
atributo el de las humanidades: la universalidad de todos los conceptos,
teorías, aprendizajes, respetándose unos entre otros sin menoscabo de la
dialéctica a que se exponía cada exposición de motivos que se generaran en sus
debates internos.
Herencia de Sócrates que supo transferir Platón a los ambientes
universitarios fue la Ética como ciencia del comportamiento: fin de la
iracundia ante diferencia de criterios a cambio de tolerancia en el caso de que
no hubiera coincidencias de opinión. En la Universidad es donde se origina la
cátedra: ese diálogo del talento enriquecido por el sabio y el ignorante: padre
e hijo del conocimiento.
La conducta es desde entonces un filón filosófico indispensable en el
alma civilizada del hombre. Cualquiera que sea el defecto, la tara o la
indisposición del individuo, quienes convivan en situación de familia, amigos o
vecinos, deben guardar respeto entre sí, a fin de facilitar una convivencia
armónica como requisito fundamental del ser gregario como es catalogado
biológicamente el ser humano.
Grave cuando las personas carecemos de capacidad de aceptación sobre
involuntarias conductas que nos incumben. Tengo el dato de un profesor de la UAGro,
Guadalupe Saligán Colón, profesor -no le habremos de llamar maestro-, de la
Preparatoria 17 de este puerto, quien tiene denuncias en su contra por ser
altanero y despótico con jóvenes estudiantes que padecen lo que ahora se conceptúa
como diversidad de la libido. Son varios los señalamientos en este sentido,
pero existen casos en que es determinante el rechazo del pedagogo contra
alumnos que difieren de su concepto sexual.
Este caso podría pasar inadvertido si no viviéramos en el Siglo de los
Derechos Humanos. Y si no se llama así el Siglo XXI, yo lo bautizo con esta
conclusión. Si la Universidad Autónoma de Guerrero no estuviera a la vanguardia
de la educación universitaria en el país, superando los atrasos que la hicieron
en el pasado mofa de la befa estudiantil, entonces pudimos haber omitido esta
mención, pero la UAGro está rectorada por Javier Saldaña Almazán quien devolvió
la universalidad a nuestra Máxima Casa de Estudios y por lo mismo ha de
prevalecer en los recintos del saber, el espíritu de concordia y tolerancia que
hemos conquistado y que no deben ser excluidos en todos los ámbitos educativos
de su Academus.
PD: “El respeto al Derecho ajeno, es la paz”: Benito Juárez.
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