domingo, 23 de junio de 2013

MARIO… El Adelantado


Por: Juan López

    El techo de la ambición es el cielo, afirmaba Lao-Tse en la milenaria china, cinco siglos antes de que en Galilea apareciera Jesucristo. Es decir, no es nueva la aspiración interior, del alma, del corazón y la billetera, por alcanzar cumbres políticas superiores, desde donde el horizonte pueda verse a nuestros pies como una promisión de dominio y sometimiento.

Mario Moreno Arcos es por segunda ocasión alcalde de Chilpancingo. Le queda chico el escritorio. Cree, piensa, que merece mejores condiciones políticas para realizarse. Por ejemplo la gubernatura. ¡Que, entonces se aplacará!, eso ni Dios lo sabe. El hombre es terco. Apetitos indescifrables lo dominan. No es su culpa: él es un objeto sujeto a los vaivenes de la política. Si el destino le depara nuevas aventuras, quién es él para resistirse.

    Por supuesto que se trata de un lugar común: máxima de quienes anteponen todas sus virtudes, por muy dignas que sean, a los vicios del poder.

    Por ello Mario acude presuroso al Grupo ACA: diserta y aventura palabras futuristas. Está en sus proyectos ser el candidato que pudiera sustituir al actual gobernador. Corre a Zihuatajeno donde contadores organizados, estudiantes ladinos y empresarios ventajosos se lo comen con los ojos. Visita regiones, acude a comunidades, frecuenta grupos y organizaciones. Es ajonjolí de todos los moles y atolito de cualquier dedo.

    Ha empezado a pisar sobre terrenos minados: el campo de las promesas. No se ha percatado que la gente ya no quiere obras ni servicios, sino ofrecimientos, y entre más increíbles, mejor.

    A veces se le olvida que fue electo para administrar Chilpancingo. Porque resulta que con frecuencia lanza su red a la comarca de los 64 mil kilómetros cuadrados que se llama Guerrero.

    Sin embargo su sueño es legítimo, hasta donde el presupuesto municipal no sea la fortaleza de su candidatura. Como edil tiene obligación legal y moral. Como pre-candidato, ha sucedido, que las circunstancias se suavizan y los deberes se ablandan y muchos, han sido los políticos, débiles y menguados que han pecado en la disponibilidad de lo que no es suyo.

    Mario está  un paso de la frivolidad más traicionera: adelantarse demasiado, distraerse de sus funciones municipales para encarrilarse en una hipótesis que también puede convertirse en espejismo. Claro que tiene muchos aduladores que exaltan sus acciones y sus errores, pero este fervor personal, no es suficiente en el llenado de urnas, por una ciudadanía arisca y muy difícil de convencer con palabras, rollos y  juramentoselectorales.

    Ser o no ser, es la cuestión: ser presidente municipal de Chilpancingo o precandidato del PRI.

    PD: “No por mucho madrugar, amanece más temprano”: Refrán.


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