La
Universidad Autónoma de Guerrero necesita compartir su universo estudiantil con
otra Máxima Casa de Estudios, con la cual subdivida su multitudinaria
matrícula. Esa otra Universidad urge crearla, fundarla con la base escolar del
Conalep y el Colegio de Bachilleres: suficiente grey estudiantil.
No se
trata de minimizar a la U.A.G., sino de hacerla mejor, más competitiva,
científica y eficaz.
La figura
única de universidad Pública, monopólica, como hasta ahora funciona en
Guerrero, sin alternativas académicas para los jóvenes estudiantes, no puede
sostenerse en un mundo global, abierto y democrático.
Oponerse a
que los universitarios no puedan ni tengan opción educativa, no es saludable,
aceptable ni bueno. En cualquier sociedad democrática y moderna, los educandos
necesitan disponer de espacios académicos diferentes, de oportunidades diversas
y de bachilleratos que fomenten la competencia.
La
corrupción se vuelve obligatoria donde la enseñanza no tiene libertades individuales. El concepto de
universidad única es africano por lo que tiene de pre-moderno. Porque la
calidad académica carece de estímulos e incentivos. Por las posibilidades de su
rudeza, que han llevado a la UAG a ostentar uno de los más bajos índices de
desarrollo intelectual.
Nuestra
Universidad no tiene una sola cátedra personalizada. Ninguno de sus académicos
tiene obra científica publicada. El número de profesionales egresados es
raquítico. No existe ejerciendo como catedrático en sus aulas ninguna celebridad de ninguna índole. Para
nada son ejemplares sus saldos y si por
sus frutos la conoceréis, es preferible no conocerla.
El rector
que tomará posesión de su próximo destino tiene ya preparado el primer desliz a
que es obligado: designar al rector interino saliente, con un cargo
sobresaliente en salario, para que continúe
medrando en la nómina universitaria.
Alberto
Salgado Rodríguez será pronto director de una Unidad Académica, que va a crearse ex profeso, en pago a sus servicios
personales, adquiridos durante el unigénito proceso electoral que concibió a
Xavier Saldaña Almazán como su sucesor.
Y
recordémosle que, durante su cacareada campaña electoral logró prometer que la
corrupción sería combatida en su rectoría. Lo que no podrá cumplir porque la
propia administración de la UAG es un pantano hondo y profundo de intereses creados, donde están
encimados todos los ex rectores, disfrutando de obesos obsequios económicos,
pagados por un subsidio que sí no alcanza para otros rubros que en verdad urgen
al estudiantado.
Cuando
conocemos la estructura orgánica
universitaria y sabemos, del núcleo de carroñeros que a su generosa bondad se
atienen para sobrevivir, es doloroso aceptar que dos mil millones de pesos
anuales, pagados de los impuestos del pueblo sean para patrocinar la complacencia de un puñado de
parásitos.
La
Universidad, Alma Mater, paraninfo del arte, la ciencia y el espíritu, la fundó
en Atenas Platón el discípulo de Sócrates. No es una criatura de Marcial
Rodríguez, de Florentino ni de Saldaña.
PD: “Hay
hombres que corrompen el poder”: Bernard Shaw.
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