Con la intención de disminuir las pérdidas de cultivos de jitomate por cáncer bacteriano, expertos del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICyT) buscan generar una especie tolerante a esta enfermedad.
Esta modificación genética repercutirá en una reducción en el uso de agroquímicos, mejorará la producción y calidad del fruto.
De acuerdo con el titular del proyecto, doctor Ángel Alpuche Solís, el cáncer bacteriano es causado por un fitopatógeno (microorganismo que ocasiona enfermedades a las plantas) llamado Clavibacter michiganensis subespecie michiganensis (Cmm), el cual produce manchas en el jitomate y evita que en ocasiones las plantas den fruto.
Sin embargo, especies silvestres no comerciales como la Solanum peruvianum, que crece en los desiertos costeros de Perú y Chile, además de Estados Unidos, manifiestan inmunidad a este patógeno. Esta variedad se caracteriza por no exceder los 50 centímetros de alto y tener una textura aterciopelada en tallo y hojas, además que su fruto es verde o blanquecino, de 1.5 centímetros de diámetro.
Esta tolerancia al cáncer bacteriano motivó a los científicos del IPICyT a emprender un proyecto en el que buscan ubicar los genes que proporcionan esa resistencia, con el fin de aislarlos y expresarlos posteriormente en las especies comerciales.
Para ello, el equipo de trabajo de este Centro Público de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) optó por analizar variedades silvestres resistentes a Cmm mediante una técnica conocida como cDNA-AFLP, con la cual pueden encontrarse visualmente las diferencias de genes que se expresan antes y después de infectar a la planta con el patógeno.
Alpuche Solís explicó que la identificación de genes resistentes, realizada por el alumno de doctorado José Pablo Lara Ávila, se hizo a través de la observación de la “huella digital” en un gel, tipo código de barras, que se produjo al separar los ácidos nucleicos de la planta silvestre por medio de un voltaje, después del contacto con el cáncer bacteriano.
Cada una de las bandas que formaban esta huella representaba un gen candidato. Para identificarlos, cortaron cada una y la mandaron secuenciar para ver qué ácidos nucleicos había en ellas.
Los resultados fueron comparados con la base de datos del estadunidense Centro Nacional de Información de Biotecnología (NCBI, por sus siglas en inglés) con el propósito de determinar cuáles estaban relacionados con la inmunidad al patógeno.
Una vez que los ubicaron, la capacidad de conferir resistencia se comprobaría gracias al “silenciamiento” de los genes candidatos por medio de los vectores virales (VIGS), los cuales consisten en modificar un virus que infecta plantas para usarlo como vehículo del material genético.
Al introducir los genes en el espécimen se generan compuestos ARN de doble cadena que no son degradados, lo cual impide que se produzca la proteína que dota de tolerancia a la planta silvestre.
Por lo tanto, si se “apagó” el gen correcto, al infectar a la planta con Clavibacter michiganensis subespecie michiganensis ésta será susceptible de contraer cáncer bacteriano.
De ser así, el equipo de trabajo del IPICyT tomará ese gen y lo sobreexpresará en la planta comercial para hacerla resistente a esta bacteria.
“Al ser un producto transgénico tendría que pasar por todas las pruebas que la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación requieren para su liberación”, acotó Alpuche Solís.
El líder del proyecto aclaró que por el momento están en la fase de silenciamiento y cuentan con 12 genes candidatos a sobreexpresar en especies comerciales.
Asimismo, Alpuche Solís adelantó que trabajan en colaboración con la Universidad Autónoma de San Luis Potosí en la búsqueda de microorganismos, del tipo bacterias benéficas (Pseudomonas o Bacillus), o bacteriófagos (virus que infectan bacterias) que también permitan controlar a Clavibacter michiganensis subespecie michiganensis en campo o invernaderos.
Cabe señalar que el trabajo realizado por este equipo de investigadores fue reconocido en 2007 por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), que publicó el proyecto en el libro La tecnología mexicana al servicio de la industria. Casos de éxito presentados en los seminarios regionales de competitividad 2005-2006. (Agencia ID)
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