Reportaje
Cada año miles de
jóvenes que ingresan a las escasas universidades que existen en Quintana Roo
tienen que dejar sus estudios por diversas razones, lo que coloca al estado
entre los índices más altos de deserción escolar, aunado a la falta de
cobertura educativa al sector juvenil
Cancún, Qna. Roo., a 26 de octubre de 2012
Por Hugo David Pérez / Luces del Siglo
La meta de concluir una carrera universitaria en Quintana Roo es
sólo una ilusión para muchos de los estudiantes que con esfuerzo llegan a ella.
Ya sea por falta de recursos, reprobación o simplemente por la nula oferta
académica, casi el 15 por ciento de los 24 mil 576 alumnos que cursan la educación
superior abandonan sus estudios y colocan a Quintana Roo como el segundo estado
con mayor deserción en estudios superiores.
Datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) arrojan que en el ciclo escolar 2010-2011 se contabilizaron 24 mil 576 jóvenes estudiando en alguna de las 58 escuelas de nivel superior en el estado. De estos, el 15.1 por ciento, es decir, 3 mil 686 alumnos desertan, y colocan a Quintana Roo, junto con Veracruz (14.40) y Baja California Sur (16.20) entre los índices de deserción más altos del país con respecto a su población.
Las cifras son relevantes si se tiene en cuenta el filtro que existe en la educación media y media superior. Según la SEP en el mismo ciclo escolar existían 72 mil jóvenes cursando la secundaria y 45 mil 502 la preparatoria, es decir, el sistema de educación superior del estado sólo atiende a un tercio de la población inscrita a la secundaria.
Aunado a esto, Quintana Roo también tiene uno de los peores índices de cobertura a nivel nacional, pues sólo da cabida en aulas universitarias, públicas y privadas, al 17.5 por ciento de la población de 19 a 23 años, que en la entidad suman 141 mil 134 jóvenes.
A nivel nacional las cosas no son mejores. Cifras de la SEP señalan que en el ciclo 2010-2011 la matrícula escolarizada fue de 2 millones 773 mil 088 alumnos, que equivale al 27.9% de la población de 19 a 23 años de edad. Además, la matrícula escolarizada y mixta para el mismo ciclo es de 2 millones 904 mil 829 estudiantes que equivalen al 29.2%, a lo que se debe agregar 166 mil 814 estudiantes registrados en la modalidad no escolarizada, con lo cual la cobertura en la educación superior se eleva a 30.9 %.
De acuerdo a los números de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en nuestro país únicamente el 38 por ciento de quienes logran acceder a la educación universitaria no se gradúa.
Entre los 22 países para los que hay datos comparables en 2010, Turquía tiene una tasa de deserción igual a la de México, por lo que juntos ocupan el primer lugar en esta escala, seguidos de Suecia, con 36 por ciento y de Portugal, con 31 por ciento.
El panorama en Cancún
Una de las instituciones de mayor crecimiento en los últimos años en Cancún es la Universidad del Caribe, entre cuyas carreras se encuentra además de Gastronomía y Turismo, Ingeniería Industrial, Ingeniería Ambiental e Ingeniería en Telemática, entre otras. El rector Arturo Escaip Manzur explica que entre sus estudiantes la principal causa de deserción es el cambio de domicilio, una constante en un destino turístico, y en segundo lugar, la necesidad de trabajar.
A pesar de esto las estadísticas del centro universitario reflejan una disminución en la deserción escolar y un aumento de la matrícula: en 2008 se inscribieron 2 mil 33 alumnos, dándose de baja a 185; para el 2009 se registraron 2 mil 248 alumnos, con 169 desertores; en 2010 fueron 2217 alumnos inscritos y 105 que no concluyeron; mientras en 2011 el ingreso fue de 2 mil 302, mientras que sólo 112 abandonaron sus estudios.
El rector apunta que la falta de preparación en las áreas de matemáticas influye para que a nivel nacional sean las ingenierías las que más índice de deserción presenten. “Un gran acierto que tuvimos fue la creación del programa propedéutico. Muchos jóvenes llegan con deficiencias en las ciencias exactas producto de una mala enseñanza en los otros niveles, lo que a la postre ha repercutido en que no entiendan sus clases y abandonen la escuela; con el programa nosotros los nivelamos en algebra lineal y matricial, también cálculo”, señala Escaip Manzur.
Para este ciclo escolar la Unicaribe inscribió a cerca de 2 mil 500 alumnos, de los cuales, casi 10 por ciento no tuvo para pagar la colegiatura, unos 2 mil 100 pesos semestrales, en una sola exhibición, por lo que se decidió llegar a un convenio para que fueran pagando según sus posibilidad. “En la actualidad el pago de la colegiatura no es un factor por el cual los alumnos dejen de estudiar, se presentan más cuando el chico necesita trabajar para contribuir en su hogar o el mismo es proveedor”, señala Escaip Manzur.
Cuestionado sobre la posibilidad de trabajo para los jóvenes, el rector señala que hoy por hoy existen menos ofertas para los estudiantes y que la dinámica del turismo exige horarios puntales, “Un tipo beca que manejamos en la institución es el trabajo de la cafetería escolar, los jóvenes que quieren tener un ingreso pueden laborar ahí, es atendida totalmente por estudiantes”.
La rectora de la Universidad Tecnológica (UT), Leslie Hendriks Rubio, lamenta que aún con los esfuerzos en becas y tutorías, el fenómeno de la deserción escolar sea parte del presente, “en un estado que sigue rezagado en materia de cobertura educativa, los pocos alumnos que llegan a la educación superior no podemos dejarlos ir por causas que se pueden abatir”, señala.
En la UT como en otras universidades del estado, las principales causas para la deserción tienen que ver con el cambio de residencia de los alumnos y, por supuesto, las carencias económicas. Sin embargo, al ser un centro educativo en el que predominan las ingenierías el desempeño académico es muy importante, “es uno de los grandes problemas que existen hoy, el modelo es riguroso y tal parece que los jóvenes piensan que será un camino fácil”, explica Hendriks Rubio.
Aunado a esto, a diferencia de otros centros educativos en la UT no se permite a los alumnos reprobar ninguna materia y de hacerlo se les impide inscribirse en el cuatrimestre posterior. “Sin duda el sistema que aplica la Universidad Tecnológica es muy duro, un chico que reprueba debe esperar casi un año para poder cursar la materia nuevamente”.
En el ciclo 2011-2012, de mil 700 alumnos inscritos en el programa de Técnico Superior Universitario el primer cuatrimestre se dieron de baja 173 alumnos. Mientras que en el programa de licenciaturas de mil alumnos fueron 120 los que desertaron. Lo que significa que a lo largo del ciclo escolar las cifras de deserción llegan hasta el 30 por ciento
“Debemos estar atentos a la falta de preparación en matemáticas que se está volviendo pieza fundamental para acreditar estudios universitarios, en el tema económico, siendo una institución gubernamental gratuita, con un costo de mil 200 cuatrimestrales, que los chicos no asistan por falta de dinero es imperdonable”, señala la rectora.
Tanto la Universidad del Caribe como la Universidad Tecnológica reciben el apoyo del gobierno en el tema de becas y cada uno a su manera ha aplicado las tutorías a fin de que los alumnos puedan mejorar su rendimiento académico, además de encontrar un soporte para manejar temas ajenos a la escuela.
“A veces los chicos piensan que salirse de la escuela para ayudar a su familia es una buena acción y tal vez necesaria, pero a la larga puede ser una decisión errónea”, afirma la rectora. Por otro lado, Arturo Escaip afirma que reciben 198 becas de Pronabes, pero han institucionalizado un programa para reconocer la excelencia académica, “el mejor alumno de cada programa educativo está exento de la colegiatura y se le entrega una cantidad mensual”.
Con todo esto se pretende abatir un fenómeno que crece en Quintana Roo, un estado que ha quedado rebasado en servicios educativos con respecto al crecimiento poblacional. El ciclo pasado fueron más de 3 mil alumnos que desertaron, cifra que se suma a los años anteriores y por venir. Un verdadero foco rojo para las nuevas generaciones.
Decepción en el paraíso
Al salir de la preparatoria Amanda Chan se dio cuenta que la carrera que quería estudiar no era impartida en ninguna de las universidades públicas en Cancún, por lo que decidió matricularse en una escuela privada donde impartieran Ciencias de la Comunicación.
A mitad de semestre ya no tuvo para costearse sus estudios y se vio obligada a desertar. “Me encantaban las cosas prácticas, hacer reportajes, salir, conocer gente… pero en mi familia vivimos una situación un poco incómoda y tuve que entrar a trabajar”.
- ¿Y no se puede trabajar y estudiar a la vez?
- De que se puede se puede, siempre y cuando las empresas te den esa oportunidad, es raro que encuentres una empresa que te ayude a que estudies y trabajes, porque te piden disponibilidad de horarios o rotar turnos, deberían dar esa facilidad.
El caso de Fernanda Salazar es igual de decepcionante. Ella se vio ante la disyuntiva de no estudiar o elegir una carrera que se apegara más a su vocación dada la pobre oferta académica de la localidad. Así, se inscribió en la Universidad del Caribe en la carrera de Innovación Empresarial.
- “¿Por qué? Porque no había de otra. Nada en Cancún se asemejaba a mis intereses académicos, a la fecha nada lo hace”, dice.
Decepcionada por la carrera, abandonó la escuela y decidió probar suerte en el examen de admisión a la Universidad Nacional Autónoma de México, en la que a pesar de realizar cuatro intentos fue rechazada de la Facultad de Filosofía y Letras.
“Reinicié mis estudios en una escuela de paga, después de dos años fuera de forma en cuanto a la estructura escolarizada. No me gustó. Muy deficiente la institución y una dudosa preparación de los docentes”, añade desconsolada.
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Datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) arrojan que en el ciclo escolar 2010-2011 se contabilizaron 24 mil 576 jóvenes estudiando en alguna de las 58 escuelas de nivel superior en el estado. De estos, el 15.1 por ciento, es decir, 3 mil 686 alumnos desertan, y colocan a Quintana Roo, junto con Veracruz (14.40) y Baja California Sur (16.20) entre los índices de deserción más altos del país con respecto a su población.
Las cifras son relevantes si se tiene en cuenta el filtro que existe en la educación media y media superior. Según la SEP en el mismo ciclo escolar existían 72 mil jóvenes cursando la secundaria y 45 mil 502 la preparatoria, es decir, el sistema de educación superior del estado sólo atiende a un tercio de la población inscrita a la secundaria.
Aunado a esto, Quintana Roo también tiene uno de los peores índices de cobertura a nivel nacional, pues sólo da cabida en aulas universitarias, públicas y privadas, al 17.5 por ciento de la población de 19 a 23 años, que en la entidad suman 141 mil 134 jóvenes.
A nivel nacional las cosas no son mejores. Cifras de la SEP señalan que en el ciclo 2010-2011 la matrícula escolarizada fue de 2 millones 773 mil 088 alumnos, que equivale al 27.9% de la población de 19 a 23 años de edad. Además, la matrícula escolarizada y mixta para el mismo ciclo es de 2 millones 904 mil 829 estudiantes que equivalen al 29.2%, a lo que se debe agregar 166 mil 814 estudiantes registrados en la modalidad no escolarizada, con lo cual la cobertura en la educación superior se eleva a 30.9 %.
De acuerdo a los números de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en nuestro país únicamente el 38 por ciento de quienes logran acceder a la educación universitaria no se gradúa.
Entre los 22 países para los que hay datos comparables en 2010, Turquía tiene una tasa de deserción igual a la de México, por lo que juntos ocupan el primer lugar en esta escala, seguidos de Suecia, con 36 por ciento y de Portugal, con 31 por ciento.
El panorama en Cancún
Una de las instituciones de mayor crecimiento en los últimos años en Cancún es la Universidad del Caribe, entre cuyas carreras se encuentra además de Gastronomía y Turismo, Ingeniería Industrial, Ingeniería Ambiental e Ingeniería en Telemática, entre otras. El rector Arturo Escaip Manzur explica que entre sus estudiantes la principal causa de deserción es el cambio de domicilio, una constante en un destino turístico, y en segundo lugar, la necesidad de trabajar.
A pesar de esto las estadísticas del centro universitario reflejan una disminución en la deserción escolar y un aumento de la matrícula: en 2008 se inscribieron 2 mil 33 alumnos, dándose de baja a 185; para el 2009 se registraron 2 mil 248 alumnos, con 169 desertores; en 2010 fueron 2217 alumnos inscritos y 105 que no concluyeron; mientras en 2011 el ingreso fue de 2 mil 302, mientras que sólo 112 abandonaron sus estudios.
El rector apunta que la falta de preparación en las áreas de matemáticas influye para que a nivel nacional sean las ingenierías las que más índice de deserción presenten. “Un gran acierto que tuvimos fue la creación del programa propedéutico. Muchos jóvenes llegan con deficiencias en las ciencias exactas producto de una mala enseñanza en los otros niveles, lo que a la postre ha repercutido en que no entiendan sus clases y abandonen la escuela; con el programa nosotros los nivelamos en algebra lineal y matricial, también cálculo”, señala Escaip Manzur.
Para este ciclo escolar la Unicaribe inscribió a cerca de 2 mil 500 alumnos, de los cuales, casi 10 por ciento no tuvo para pagar la colegiatura, unos 2 mil 100 pesos semestrales, en una sola exhibición, por lo que se decidió llegar a un convenio para que fueran pagando según sus posibilidad. “En la actualidad el pago de la colegiatura no es un factor por el cual los alumnos dejen de estudiar, se presentan más cuando el chico necesita trabajar para contribuir en su hogar o el mismo es proveedor”, señala Escaip Manzur.
Cuestionado sobre la posibilidad de trabajo para los jóvenes, el rector señala que hoy por hoy existen menos ofertas para los estudiantes y que la dinámica del turismo exige horarios puntales, “Un tipo beca que manejamos en la institución es el trabajo de la cafetería escolar, los jóvenes que quieren tener un ingreso pueden laborar ahí, es atendida totalmente por estudiantes”.
La rectora de la Universidad Tecnológica (UT), Leslie Hendriks Rubio, lamenta que aún con los esfuerzos en becas y tutorías, el fenómeno de la deserción escolar sea parte del presente, “en un estado que sigue rezagado en materia de cobertura educativa, los pocos alumnos que llegan a la educación superior no podemos dejarlos ir por causas que se pueden abatir”, señala.
En la UT como en otras universidades del estado, las principales causas para la deserción tienen que ver con el cambio de residencia de los alumnos y, por supuesto, las carencias económicas. Sin embargo, al ser un centro educativo en el que predominan las ingenierías el desempeño académico es muy importante, “es uno de los grandes problemas que existen hoy, el modelo es riguroso y tal parece que los jóvenes piensan que será un camino fácil”, explica Hendriks Rubio.
Aunado a esto, a diferencia de otros centros educativos en la UT no se permite a los alumnos reprobar ninguna materia y de hacerlo se les impide inscribirse en el cuatrimestre posterior. “Sin duda el sistema que aplica la Universidad Tecnológica es muy duro, un chico que reprueba debe esperar casi un año para poder cursar la materia nuevamente”.
En el ciclo 2011-2012, de mil 700 alumnos inscritos en el programa de Técnico Superior Universitario el primer cuatrimestre se dieron de baja 173 alumnos. Mientras que en el programa de licenciaturas de mil alumnos fueron 120 los que desertaron. Lo que significa que a lo largo del ciclo escolar las cifras de deserción llegan hasta el 30 por ciento
“Debemos estar atentos a la falta de preparación en matemáticas que se está volviendo pieza fundamental para acreditar estudios universitarios, en el tema económico, siendo una institución gubernamental gratuita, con un costo de mil 200 cuatrimestrales, que los chicos no asistan por falta de dinero es imperdonable”, señala la rectora.
Tanto la Universidad del Caribe como la Universidad Tecnológica reciben el apoyo del gobierno en el tema de becas y cada uno a su manera ha aplicado las tutorías a fin de que los alumnos puedan mejorar su rendimiento académico, además de encontrar un soporte para manejar temas ajenos a la escuela.
“A veces los chicos piensan que salirse de la escuela para ayudar a su familia es una buena acción y tal vez necesaria, pero a la larga puede ser una decisión errónea”, afirma la rectora. Por otro lado, Arturo Escaip afirma que reciben 198 becas de Pronabes, pero han institucionalizado un programa para reconocer la excelencia académica, “el mejor alumno de cada programa educativo está exento de la colegiatura y se le entrega una cantidad mensual”.
Con todo esto se pretende abatir un fenómeno que crece en Quintana Roo, un estado que ha quedado rebasado en servicios educativos con respecto al crecimiento poblacional. El ciclo pasado fueron más de 3 mil alumnos que desertaron, cifra que se suma a los años anteriores y por venir. Un verdadero foco rojo para las nuevas generaciones.
Decepción en el paraíso
Al salir de la preparatoria Amanda Chan se dio cuenta que la carrera que quería estudiar no era impartida en ninguna de las universidades públicas en Cancún, por lo que decidió matricularse en una escuela privada donde impartieran Ciencias de la Comunicación.
A mitad de semestre ya no tuvo para costearse sus estudios y se vio obligada a desertar. “Me encantaban las cosas prácticas, hacer reportajes, salir, conocer gente… pero en mi familia vivimos una situación un poco incómoda y tuve que entrar a trabajar”.
- ¿Y no se puede trabajar y estudiar a la vez?
- De que se puede se puede, siempre y cuando las empresas te den esa oportunidad, es raro que encuentres una empresa que te ayude a que estudies y trabajes, porque te piden disponibilidad de horarios o rotar turnos, deberían dar esa facilidad.
El caso de Fernanda Salazar es igual de decepcionante. Ella se vio ante la disyuntiva de no estudiar o elegir una carrera que se apegara más a su vocación dada la pobre oferta académica de la localidad. Así, se inscribió en la Universidad del Caribe en la carrera de Innovación Empresarial.
- “¿Por qué? Porque no había de otra. Nada en Cancún se asemejaba a mis intereses académicos, a la fecha nada lo hace”, dice.
Decepcionada por la carrera, abandonó la escuela y decidió probar suerte en el examen de admisión a la Universidad Nacional Autónoma de México, en la que a pesar de realizar cuatro intentos fue rechazada de la Facultad de Filosofía y Letras.
“Reinicié mis estudios en una escuela de paga, después de dos años fuera de forma en cuanto a la estructura escolarizada. No me gustó. Muy deficiente la institución y una dudosa preparación de los docentes”, añade desconsolada.
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