Juan López
La decisión mayoritaria de los
representantes populares en el Congreso del Estado, a fin de que quien Coordine
sus actividades parlamentarias y políticas sea el experimentado diputado Héctor
Astudillo Flores, es el principio de una estrategia legislativa, con la que el
PRI confía mejorar sus resultados y crear un verdadero equilibrio, entre las
diversas corrientes y puntos de interés que se gestan al interior del Congreso.
¿Quién es Héctor Astudillo
Flores?
Precisamente un político,
formado en la praxis priísta.
Esto quiere decir mucho. En la
mezcolanza de ambiciones que merodean la política, aquel funcionario que haya
resistido dos décadas sin desertar de su partido de origen, es tácitamente un
hombre político que pertenece a la generación de la lealtad.
La lealtad, esa semilla que no
germina en soledades áridas.
La democracia es ese medio
ambiente de aspiraciones y decepciones, que puede transformar el pensamiento
del hombre más genuino y sincero. Hay dolencias que trastornan.
Cuando nos toca perder nos
volvemos seriamente irritables. Es la naturaleza del tigre y también lo es, la
de los seres humanos.
De ahí la obligación de
reconocer la nobleza y dignidad de quienes, contra las oscilaciones
desfavorables de los resultados electorales y, pese a las befas y deslealtades
de marrulleros insoportables, se mantienen en la lid y en los pañales de sus
orígenes y, avanzan en los despachos políticos, como es este el caso de Héctor
Astudillo, quien se prepara para las contiendes legislativas que habrán de
librarse en el Congreso, frente a una mayoría perredista dada a la intolerancia
y que hace apenas una década afirmaba “no hay más ruta que la nuestra”.
Por lo mismo, es factor de
regocijo que como Coordinador de los legisladores priístas, haya sido designado
por unanimidad, el licenciado Astudillo Flores.
Político inteligente,
interlocutor de experiencia probada en diferentes estratos y establecimientos
de las causas públicas, tanto administrativas, como políticas. Funcionario de
carácter, de trato cálido, mano amiga respetuosa, educado, gentil, poseedor de
una extraordinaria capacidad para la negociación con adversarios, así sean los
más antagónicos a su credo y militancia política.
¿Que garantiza Héctor Astudillo
al frente de esta Comisión que se le delega…Cuáles son sus prendas y
antecedentes?
Un Congreso serio y responsable
que fomentará un debate, en el que se sustenten ideas y se discutan
procedimientos legislativos.
De lo cual estamos seguros,
dada su formación y vocación, en décadas al frente de responsabilidades
mayores.
Una Cámara de Diputados
auténtica, de representación popular y social, genuina. Que cumpla su
compromiso constitucional, de ser el eje de la balanza que sustente el
equilibrio de los poderes.
Una puerta abierta a la
sociedad, como debe ser un Congreso representativo. Donde se conozcan los
padecimientos del pueblo, sus tribulaciones, sus querellas y por supuesto las
soluciones que reclama la colectividad política de Guerrero.
El recinto solemne que
magnifique el poder legislativo del Estado, con la jerarquía moral que tuvo su
histórico antecedente Los Sentimientos del Anahuac, hace dos siglos.
Y el asilo inviolable para las
ideas, doctrinas y temperamento de la disidencia política, que es diversidad y
respeto en la civilidad de la paz, el derecho y la tolerancia.
Las minorías parlamentarias
están obligadas a ser un factor de competencia inteligente. Conseguir el
respeto de sus adversarios sustentando opiniones y defendiendo tesis de
bienestar colectivo.
Y más que nada, conseguir la
victoria y los consensos de las mayorías -aunque sea minoría el PRI-, porque
ese es el ejemplo fidedigno de que tenemos memoria. Ignacio Manuel Altamirano,
-guerrerense ilustre-, con toda la legislatura de su tiempo en su
contra, logró anular la Ley de Amnistía que Benito Juárez quería obsequiar a
los que habían colaborado con los invasores.
Se impuso el Indio de Tixtla.
La razón puede vencer a
cualquier mayoría.
PD: “Dame un punto de apoyo y moveré el mundo”: Arquímedes.