EE.UU., abril del 2012. (Agencia Internacional de Noticias RT). Debido a las elecciones en Estados
Unidos y a la transición del poder en Rusia (de Dmitri Medvédev al
recientemente elegido Vladímir Putin), 2012 "no es, obviamente, el año en
que lograremos un avance" en el
plan de despliegue de misiles interceptores estadounidenses en Europa.
Así lo dijo el asesor adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben
Rhodes, comentando declaraciones casuales del presidente Barack Obama.
Horas antes, en una grabación
casual, el presidente de EE. UU. había prometido al mandatario ruso, Dmitri
Medvédev, que tendrá "más flexibilidad" sobre el polémico sistema
antimisiles en Europa, un proyecto que preocupa mucho a Rusia, si es reelecto
en los comicios de noviembre. Obama hizo esta declaración durante la Cumbre de
Seguridad Nuclear celebrada en Seúl, capital de Corea del Sur, sin darse cuenta
que su micrófono estaba abierto.
Consultas técnicas en vez de
negociaciones a plena potencia
La portavoz del Departamento de
Estado de EE.UU., Victoria Nuland, dijo que Washington intenta mostrar a Rusia
que está listo para negociar y se prevén consultas técnicas entre expertos de
ambos países para "acercar posiciones". Así, no habrá negociaciones
entre políticos, sino encuentros de especialistas en misiles y misiles
interceptores.
Durante los siguientes nueve o 10
meses los expertos trabajarán sobre los aspectos técnicos del sistema
antimisiles, que son la causa principal de nuestras divergencias”, confirmó el
presidente Obama durante un encuentro con la prensa en Seúl.
El mandatario también dijo que
podría haber avances concretos ya en 2013, si las cuestiones técnicas son
resueltas.
Además, Obama recalcó que los
asuntos que quedan por ser resueltos son demasiado difíciles. “No es fácil,
tengo por delante las consultas con el Pentágono, el Congreso y los dos partidos. Para eso se
necesita tiempo”.
EE. UU. había informado que, para
bajar el nivel de preocupación de Rusia, estaba dispuesto a suministrar algunos
datos secretossobre su sistema de defensa, pero el Congreso lo prohibió, tras
criticar a la iniciativa con dureza, y la calificó como una amenaza para la
seguridad nacional.
El Congreso "bloqueará todas
las tentativas de debilitar la defensa antimisiles de EE. UU.", dijo el
congresista republicano y miembro del Subcomité de Servicios Armados de la
Cámara de Representantes, Mike Turner. "Mis colegas y yo no permitiremos
comerciar la defensa antimisiles de EE. UU. a Rusia o a algún otro país",
agregó.
En el ámbito de las tensiones acerca
del escudo, Rusia todavía se muestra dispuesta al diálogo y exhorta a buscar la
solución del problema. "Todavía tenemos tiempo para negociar y llegar a
una decisión equilibrada", aseguró el presidente Medvédev, agregando que
"el diálogo sobre todos los aspectos relacionados con la defensa
antimisiles instalada en Europa puede ser más activo".
Las divergencias entre Moscú y
Washington se refieren a la estructura del sistema antimisiles que se despliega
en varios estados europeos. Rusia quiere participar en el sistema y pide
garantías jurídicas de que el sistema no está dirigido en su contra.
La contraparte estadounidense, en
cambio, se niega a satisfacer esa petición. En respuesta, a fines de noviembre
pasado el presidente Medvédev precisó el complejo de medidas políticas y
militares contra la expansión del escudo estadounidense. Y según las últimas
declaraciones desde EE. UU., la cuestión podría seguir pendiente.