Reportaje
La falta de poligrafistas en todo México (operadores del
famoso detector de mentiras) ha impedido que los cuerpos policíacos sean
evaluados a fondo y determinar si están coludidos con el crimen. Este estado
ocupa el último lugar a nivel nacional en exámenes de control y confiabilidad,
lo que se traduce en la poca confianza de la ciudadanía que ya no se anima a
denunciar los delitos
Por Juan Manuel Coronel / Luces del Siglo (*)
México, D. F., marzo de 2012. Los
mexicanos tendrán que esperar cerca de 12 años más para poder tener policías
confiables. Ese es el tiempo que tardarán los gobiernos estatales y municipales
en aplicar las pruebas de confianza a los 458 mil policías del país, con lo
cual, se rebasa de forma abrumadora el Compromiso para Evaluaciones de Control
de Confianza pactado en 2008, cuando fue decretado realizar exámenes al 100 por
ciento de las policías del país en menos de cuatro años.
Los avances son
lentos debido al elemento crucial en estas indagatorias, los especialistas que
aplican, analizan y estudian a los mandos de procuración de justicia. En todo
México existen alrededor de 200 poligrafistas certificados para evaluar a los
policías, según Apolo Domínguez, ex director del C-4 en la Zona Norte de
Quintana Roo. Con esto se infiere que cada profesional tendrá que realizar 2
mil 290 exámenes, los cuales, son de dos días de duración en promedio, y esta
cifra sólo lograrían cumplir en un lapso de 12 años, trabajando sin descanso,
claro.
Dos sexenios no es
una estimación aventurada, pues a unos cuantos meses de que se cumpla el plazo
establecido, sólo ha sido evaluado 9 por ciento de los 458 mil 816 policías, de
los cuales 25 mil 916 resultaron reprobados, según datos de la Secretaría de
Gobernación. A grandes rasgos, poco más del 80 por ciento de elementos de las
policías estatales y municipales no han concretado la depuración en las
corporaciones.
Esta realidad no la
quiere aceptar el gobierno federal, quien se ha enfrascado en recriminaciones
contra los gobiernos estatales. Basta recordar la XXI sesión del Consejo
Nacional de Seguridad Pública, realizada a finales del año pasado, donde los
gobernadores de los estados expusieron las razones por las cuales a muchos de
sus territorios les resultaba casi imposible cumplir para enero de 2013 la
certificación en los términos que establece el artículo tercero transitorio de
la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
“México no puede
esperar a que se limpien los cuerpos policiales al ritmo al que vamos ahora. La
gente no puede esperar 12 años para tener una policía confiable”, repeló el
presidente Felipe Calderón, quien estalló cuando los gobernantes le detallaron
el problema de los poligrafistas en el país.
“Sabemos que se
necesitan 600 poligrafistas. ¿No podremos encontrar 600 muchachos a los que les
demos una capacitación de cuatro meses para hacer una poderosa fuerza de
control de confianza del país que nos de las policías que necesitamos? Es
frustrante para el país que se hagan compromisos que luego no se cumplen”, dijo
a los gobernadores.
Lo que el presidente
omitió fue que desde hace más de tres años, el secretario de Seguridad Pública,
Genaro García Luna, está en una operación subrepticia para reclutar poligrafistas
en la institución, que le permitan controlar las policías estatales y
municipales con los controles de confianza.
De acuerdo con el
cable de WikiLeaks que dio a conocer el periódico La Jornada en junio de 2011,
Héctor Sánchez, un alto funcionario de la SSP, reportó en 2008 a los
funcionarios de la embajada estadounidense las intenciones de García Luna de
controlar las policías estatales y municipales, contratando a 300 poligrafistas
para examinar, “tanto a los efectivos de la propia secretaría como a las
policías estatales y municipales”.
La realidad es que la
operación de este ejército de especialistas en el polígrafo, dependientes del
Centro Nacional de Certificación y Acreditación, no ha dado los resultados que
el gobierno federal esperaba.
Basta con observar
que de los 39 centros de evaluación en los estados, a febrero de 2012 apenas se
han logrado acreditar 23, y una cifra mucho menor son los que están ya
certificados. También, sólo siete estados han logrado avances del 50 al 100 por
ciento en la evaluación de controles de confianza.
“Hablamos de tiempo,
no de dinero”. Así lo resumió Isabel Arvide, asesora de la Secretaría de
Seguridad Pública en el estado de Quintana Roo, quien defendió la postura de la
falta de personal capacitado para la labor.
Siendo Quintana Roo
uno de los últimos en cuanto a la implementación de controles de confianza
según el último informe federal, la asesora refiere que se tardarían cerca de
14 mil días, es decir, unos 38 años en analizar a los cerca de 7 mil cuerpos de
justicia estatales.
Esto debido a la
falta de presupuesto e infraestructura y, principalmente, la falta de gente
especializada en polígrafos. “Ya existe el centro de control de confianza, pero
no tenemos aún los polígrafos, no hay una escuela de polígrafos, ¿ustedes
conocen uno?, díganme”, enfatiza Arvide.
Debido a esta
intrincada lucha de visiones sobre la seguridad que existe entre el gobierno
federal y los estados, se ha optado por una cifra más cómoda. Ahora, según
anunciaron las autoridades, se someterán a controles de confianza sólo a los
altos mandos en la procuración de justicia en el país. Entonces sí, de un universo
de 377 mandos, se ha evaluado al 83 por ciento; reprobaron el examen 53 jefes.
Estados Unidos ha
tenido que vincularse con nuestro país para ayudar al gobierno federal a
cumplir sus metas en los controles de confianza. El Coordinador del Programa de
Desarrollo de Instituciones confiables de la oficina de Narcotics Affairs
Section (NAS, por sus siglas en inglés) de Iniciativa Mérida, David Wattley,
asegura que hay cerca de 13 organizaciones norteamericanas interesadas en este
tema, entre ellas, el FBI, la DEA y el Departamento de Seguridad Nacional.
El agente del FBI,
quien se encargó también de la división antiterrorismo en Washington, refiere
que en tres años de operación vinculado con México, se otorgaron 318 polígrafos
y 9 millones de dólares fueron para adquirir equipo a los centros de confianza
nacionales. Asimismo, para los estados se proyectaron cerca de 8 millones de
pesos para equipar, capacitar y brindar hardware, software y conectividad a los
centros de Control de Confianza de los estados de la República.
No sólo es cuestión
de manzanas podridas
La policía no se
puede medir sólo en cuestiones cuantitativas sobre su número de elementos
desplegados en las ciudades, pues ante el poder de infiltración del crimen
organizado y la radicalización de la violencia armada en el país se hace
necesario un análisis cualitativo sobre sus aptitudes y preparación.
Para el doctor José
Luis Calderón, del Centro de Estudios de Inteligencia Estratégica, el control
de confianza es una parte pequeña de un sistema más ambicioso que es la
profesionalización de las policías. Sin embargo, pese a la profesionalización y
todos los filtros de seguridad, es muy difícil luchar contra la corrupción.
Luis Calderón pone el
dedo en el renglón, pues para él se debe crear un círculo de colaboración entre
muchos sectores para revisar la calidad de elementos judiciales. El primer paso
es el institucional, pues de nada sirve tener policías certificados y que
salgan de academias si al entrar al terreno laboral se van a ver inmiscuidos en
una red de corrupción casi ineludible dentro de las corporaciones judiciales.
“Si el policía sale
de la academia, llega a trabajar y el jefe le dice que tiene que llegar con una
cuota de dinero de su acción policíaca, entonces se acabó el policía que la
academia acababa de formar, el policía tiene de dos, o renuncia o se mete a la
dinámica de corrupción que impera en las fuerzas judiciales”, detalla.
No sólo se tiene que
lograr la acreditación de los elementos, se tiene que crear certidumbre sobre
las instituciones rectoras de justicia en el país, según Juan Salgado,
especialista del Centro de Investigaciones y Docencia Económicas.
Es de vital
importancia definir la forma de pasar del control de confianza a la
acreditación institucional, es decir, ir de la acreditación de individuos a la
formación de instituciones más confiables. Este es un momento clave, pues en
México no existen experiencias previas de los centros de evaluación, y estamos
viendo cómo pasar de la ley a la política pública, explica el especialista en
ciencias jurídicas.
“El control de
confianza nos permite identificar cuál es la manzana podrida en el barril y
sacarla y que no pudra las manzanas. Pero tenemos que pensar en qué está
pasando con la corrupción al interior de las fuerzas. No funcionan mal sólo
porque ellos sean malos, sino porque existe una institución que se los
permite”, declara.
Para lograr la
acreditación institucional se tiene que dar seguimiento a las políticas
públicas y de seguridad social al interior de las policías, como los
incentivos. Tener en cuenta la colaboración entre todos los niveles de justicia
penal que comienza con la prevención del delito.
Al final de su
sexenio, Felipe Calderón no ha logrado realizar una batalla proactiva contra el
crimen organizado, entendiendo esto como un gobierno que no cuenta con sistemas
de inteligencia e información ciudadanos que lo oriente en los problemas
sociales y le permita identificar la raíz de la violencia y la corrupción en el
país.
Ante esta
encrucijada, organizaciones civiles como Cacusa en Común se han metido de lleno
a la construcción de mecanismos de evaluación de policías. Presidida por María
Elena Morera, ha mantenido una lucha de varios meses para este objetivo y llama
a los ciudadanos a que no dejen sólo en manos de las autoridades la impartición
de justicia y la seguridad pública.
Qué se necesita para
ser policía en este país
Existen más de 2 mil
organizaciones policiales diferentes en el país, entre locales, federales y
estatales, todas con sus realidades concretas y sus retos diferenciados. Según
los especialistas consultados por Luces del Siglo, no se pueden hacer las
evaluaciones de confianza de la misma forma a todos.
El doctor José Luis
Calderón asegura que hay que tener en cuenta cuáles son los perfiles de
puestos, saber qué tipo de policía se quiere, dependiendo de las aptitudes
físicas de los pobladores en cada estado. “El examen que le hacen al policía se
lo hacen también al jefe, no hay una diferenciación, se tienen que hacer
perfiles por grupos, mandos superiores, mandos medios, policías operativos,
personal administrativo, una cuestión general”, detalla.
Además de los perfiles,
se tienen que tener criterios de evaluación institucionales, es decir, saber si
se permitirán a personas tatuadas o rehabilitadas de alguna droga, todas
aquellas pautas que diriman cuestiones de reclutamiento.
Para Juan Salgado,
especialista del CIDE, se tiene que medir también el trabajo que realizan, pues
en cada estado el nivel de intervención que tiene cada organización policiaca
es diferente. Según datos de la Encuesta Nacional de Gobierno, Seguridad
Pública y Justicia Municipal del INEGI, en Yucatán y Quintana Roo existe un
índice alto de intervención policial, y esto implica que responden a mayores
llamados de delitos comunes.
El especialista
jurídico señala que se necesita tener perspectiva de género al aplicar las
pruebas de control de confianza, pues las estadísticas nacionales muestran que,
del personal de primer nivel, el 3 por ciento son mujeres, en personal
intermedio sólo el 4 por ciento. En personal operativo, la tendencia aumenta al
8 por ciento de mujeres contra el 92 por ciento de hombres.
“Este es un cambio
que va significando, así que las pruebas toxicológicas, psicológicas y de
polígrafo tienen que tener en cuenta estos cambios. Por tanto, tiene que haber
un enfoque para ver en qué manera diferenciada están afectando a estas personas”,
asegura el académico.
Un último aspecto a
evaluar para hacer la diferenciación, es la desproporción en los salarios que
reciben los diversos mandos policiacos, pues es el elemento que determina la
proclividad que tienen a corromperse ante la falta de políticas de seguridad
social en sus trabajos.
El especialista del
CIDE asegura que en el norte del país existen salarios altos para los agentes
de la ley, mientras que en el sur los salarios bajan de forma considerable,
incluso Quintana Roo está en el fondo de la tabla de estados que peor pagan a
sus cuerpos policiacos.
Isabel Arvide,
asesora del secretario de Seguridad del General Carlos Bibiano Villa, da un
ejemplo y detalla que en Quintana Roo los mil 160 policías estatales tienen un
salario máximo de 5 mil pesos al mes. Los policías del municipio de Benito
Juárez gozan de un sueldo que está por encima de los 15 mil pesos.
Los policías que más
ganan son los de Cancún, seguidos por los de Chetumal. Isabel Arvide denuncia
que existe una desproporción en los sueldos de las policías debido al apoyo
federal que reciben los municipios por cuestiones del Subsidio para Seguridad Pública
Municipal (SUBSEMUN), beneficio que no tiene la Secretaría de Seguridad Pública
para poder mejorar sus puestos.
La realidad de los
sueldos para los policías en el estado es abrumadora para la funcionaria, quien
afirma que en los hoteles, lo mínimo que pagan por ser guardia de seguridad son
9 mil pesos, sin filtros de confianza, ni traer un arma y con la seguridad de
horarios. En el ámbito público, los policías no tienen un horario, el
reglamento permite que un policía trabaje los 365 días del año sin descanso y
el servicio es a necesidad.
Desconfianza en
autoridades crece en Quintana Roo
El 81 por ciento de
los ciudadanos de Cancún ha sido víctima de algún delito en los últimos seis
meses, de los cuales, 43 por ciento no denunciaron por falta de confianza y
credibilidad hacia las instituciones policíacas, según datos de la más reciente
encuesta del Consejo Ciudadano de Quintana Roo.
Patricia Palma,
directora de la organización civil Consejo Ciudadano de Quintana Roo, asegura
que frente a la acción de las bandas criminales, las policías del estado son
incapaces de transparentar su labor. Agrega que de los 6 mil 900 policías que
se tiene en el estado, sólo 93 agentes han presentado los exámenes de control
de confianza, y no se sabe si lo acreditaron positivamente.
Quintana Roo presenta
un retraso en materia de certificación de confianza de sus cuerpos policiacos,
sin embargo, el Consejo Ciudadano, que trabaja con 53 organizaciones en el
estado y tiene colaboración con más de 300 a nivel nacional, ha instado al
secretario estatal de Seguridad, Carlos Bibiano Villa, para mejorar a las
policías de la entidad.
Al inicio de la
administración, el general retirado le presentó al Consejo una radiografía del
estado de la policía, la cual mostraba el panorama desastroso de la institución
de seguridad. “No se tenían patrullas, sin elementos capacitados y sin
equipamiento. Esto se ha ido mejorando en la medida que las organizaciones han
exigido las mejoras”, refiere Patricia Palma.
En la conferencia
Para Qué Evaluar a los Policías, los Centros de Control de Confianza en la
Estrategia de Seguridad, se nombraron como representantes de la organización
Causa Común para Quintana Roo a la directora del Consejo Ciudadano, Patricia
Palma, y en la Zona Sur a Rodrigo Tello.
Cuadrito
De acuerdo con el
Consejo Ciudadano de Cancún, muchos policías están en la organización debido a
que no cuentan con otro trabajo al que puedan acceder. No se emplean métodos
curriculares adecuados a los contextos donde viven los policías, para poder
reclutarlos de forma efectiva. Las convocatorias para pertenecer a las
corporaciones, piden mínimos requisitos como la estatura con criterios que sólo
se usan en el norte de más de 1 metro 70 centímetros, cuando la estatura promedio
en el sur es de 1 metro con 55.
DATO
¿Qué es un polígrafo
y cómo funciona?
• Mide cambios
psicofisiológicos asociados con el estrés de mentir, como lo son la presión
arterial, la respiración y la resistencia eléctrica de la piel.
• Estos cambios se
registran al tiempo en que un sujeto, conectado al polígrafo, responde a
preguntas específicas de “Sí o No”.
• Las reacciones son
comparadas por un poligrafista contra patrones de veracidad registrados en el
mismo sujeto, que le permiten reportar cuando el sujeto es veraz o no en sus
respuestas.
• El polígrafo no es
un “detector de mentiras”.
• Un poligrafista
bien entrenado, utilizando un polígrafo y un riguroso procedimiento (la
evaluación poligráfica) si puede ser un “detector de mentiras”.
¿Qué tipo de
evaluaciones hay?
1) Evaluación
poligráfica específica (o de investigación).
2) Evaluación
poligráfica de Pre-empleo. Ayudan a determinar actos indeseables en el pasado
de candidatos a empleos.
3) Evaluación
poligráfica de control de confianza.
- Para evaluar si un
empleado actual ha incumplido con leyes, reglas o procedimientos.
- Se usa en forma
periódica para personal crítico, o antes de una promoción.
Componentes del
polígrafo computarizado
• Dos Neumógrafos:
Miden la actividad respiratoria.
• Un Galvanómetro:
Mide los cambios de conductividad eléctrica en la piel (el reflejo galvánico)
(sudoración).
• Un Baumanómetro:
Mide los cambios en la presión arterial.
• Cardiógrafo:
Registra la actividad cardiaca (pulsaciones).
• Una caja sensora o
interfase.
• Software
graficador.- Tiene un módulo que emite el juicio de verdad o mentira. Dicho
módulo no debe de substituir el análisis de las gráficas de parte del
poligrafista.
El polígrafo digital
está casi desplazando al polígrafo mecánico de agujas por su conveniencia,
aunque los dos son igual de precisos.
Fuente:
http://www.asismexiconorte.com.mx/archivos/File/0804%20Poligrafo.pdf
¿En qué países se
utiliza?
En la actualidad el
polígrafo es utilizado por agencias de inteligencia, policías y sectores
privados de más de 90 países.