En base a
las evidencias recabadas en los últimos 4 meses por el gobierno de la repúblicas y demás autoridades afines, los 42 estudiantes normalistas desaparecidos desde
finales de septiembre del año pasado, fueron declarados formalmente muertos sin
que ello quiera decir que el caso esta cerrado,
según lo declarado por los diferentes medios de difusión.
El hecho
aunque un poco doloroso tuvo que tener ese triste final porque de acuerdo a las
investigaciones y a las declaraciones de las personas involucradas como
presuntos autores materiales e intelectuales, no dejan lugar a duda de que
efectivamente estos jóvenes con un amplio porvenir en la vida, hayan sido
masacrados en la forma que ya todos conocemos.
Sin
embargo, es justo llamar a la reflexión a los afligidos padres de estos y de
sus demás familiares para que asuman con mucho temple esta penosa decisión,
porque de ser cierto que estos jóvenes ya pasaron a mejor vida nada se remedia
con estar taladrando la conciencia de los afligidos padres que como todo ser humano desearían que sus hijos regresaran sanos y salvos.
De igual
forma haríamos un llamado a quienes con razón o sin ella han estado al
pendiente de estos hechos pues como lo dijo en su momento el presidente de México Enrique Peña Nieto, dejar atrás el dolor de quienes lo padecieron en
carne propia y buscar la forma de superar estos terribles sucesos porque no
queda de otra pues los muertos es imposible revivirlos y es mejor recordarlos
por sus acciones positivas y no como algunos grupos han tratado de medrar con
ellos intereses personalistas.
En EL
DICTAMEN condenamos este hecho que a todas luces cimbro la conciencia de todos
los mexicanos y de quienes de una u otra forma tuvieron conocimiento del caso,
pero también agregaríamos que nuestro país sigue su marcha y es mejor honrar a
los finados con trabajo y no con acciones graves que han afectado a todos los
mexicanos en su conjunto.
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