Iguala,
Gro., diciembre 18 de 2014 (IRZA).- La maestra Fátima Veridiana Bahena Peña, se
estremece al recordar la noche del viernes 26 de septiembre cuando prestaba
auxilio a un normalista de Ayotzinapa herido por las balas que dispararon
presuntos sicarios.
Y
es que ella, durante el segundo ataque contra los estudiantes que se perpetró
en el periférico Norte de la colonia Industrial de Iguala, resultó herida de
dos balazos.
Una
bala impactó en su pie derecho y otro en la espalda, y a casi tres meses de lo
que sufrió, está en rehabilitación.
Con
dos muletas con las que se apoya, la profesora de la Coordinadora Estatal de
Trabajadores de la Educación del Estado de Guerrero (CETEG recuerda la odisea
que vivió a los padres de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.
“Yo
me encontraba en mi casa cuando entró una llamada a mi celular de una
estudiante normalista del CREN (Centro Regional de Educación Normal) quien
desesperada me decía que los normalistas estaban siendo agredidos por policías
municipales”, señaló.
Dice
que ella y otros compañeros fueron a investigar y llegaron a la avenida Juan N.
Álvarez y se percataron de que había tres autobuses abandonados con orificios
de bala.
“Pensé
entonces que la situación estaba muy difícil y que seguramente había
estudiantes lesionados”, recuerda.
Mencionó
que después se trasladó a la avenida del Periférico Norte donde estaban
reunidos los normalistas, donde ofrecían una conferencia a reporteros. Estaban
hablando cuando empezaron a atacarlos a balazos.
Cuando
les ponía gasas a unos estudiantes lesionados, vio que en el piso estaban
tirados dos normalistas (Julio César Ramírez Nava y Daniel Solís Gallardo) y
que después se enteró de que ambos habían fallecido por las balas.
Señala
que ya no pudo darse cuenta de otras cosas ya que sintió dos balazos y pensó
que se iba a morir.
El
sábado 27 de septiembre, recordó que en ese mismo lugar apareció el cuerpo sin
vida y con el rostro desollado del estudiante normalista, Julio César
Mondragón, a quien le decían “El chilango”.
Recargada
en sus dos muletas, la maestra cetegista, se puso a llorar e hizo que la gente
que estaba en el auditorio del ayuntamiento, guardara silencio. Retomó el hilo de
la conversación, y les dijo a los padres de familia que no pierdan las
esperanzas y la fe.
“A
mí me pasó esto; me puse a disposición de Dios, y miren aquí estoy”, señaló. La
profesora miró a los padres de familia que estaban sentados de frente y les dijo:
“Dios sabe que sus hijos están vivos y hay que luchar para encontrarlos”.
Les
prometió que ella va a seguir apoyando la lucha de los estudiantes de Ayotzinapa
para que haya justicia. “Vivos se los llevaron, vivos los queremos!, fue el
grito de la profesora al terminar su intervención. Enseguida la gente, gritó
otras arengas.
“Fuera
Peña, fuera Peña!, fueron las frases que retumbaron en el pequeño auditorio del
Ayuntamiento donde hasta hace menos de cien días despachaba el ahora ex alcalde
perredista, José Luis Abarca Velázquez quien es acusado de ser el autor
intelectual de los hechos de la noche del 26 y 27 de septiembre.
En
la explanada, habia un stand donde hubo decenas de fotografías de personas que
están desaparecidas cuando gobernaba Velázquez y su esposa María de los Ángeles
Pineda, a quien se les conocía como “la pareja imperial”.
Este
lunes, organizaciones sociales y familiares de víctimas por la delincuencia y
del ex edil que militaba en la corriente perredista de Nueva Izquierda, le
hicieron un “juicio popular” al “narco gobierno”.
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