miércoles, 10 de diciembre de 2014

Corrupción Presidencial golpea economía


Este 1 de diciembre se cumplieron 2 años desde que Enrique Peña Nieto asumió la Presidencia de la República y, tal como lo fuera durante su administración como gobernador del Estado de México, la corrupción y la violencia se han agudizado en el país.

Son graves los casos de corrupción en los que se ha visto involucrada la pareja presidencial, así como las desapariciones forzadas de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero; la ejecución extrajudicial de 22 personas en Tlatlaya, Estado de México, así como los crecientes índices de feminicidios, homicidios, ataques contra migrantes y múltiples violaciones a los derechos humanos en diversos incidentes a lo largo del territorio nacional.

En un país verdaderamente democrático, los descubrimientos de hechos como la Casa Blanca de las Lomas de Chapultepec, o la residencia que se usó en su campaña y en el periodo de transición, ambas del grupo Higa, de Juan Armando Hinojosa; habrían generado una revisión profunda de las cuentas y de la corrupción o conflictos de interés del presidente, así como los de su pareja, e incluso habrían generado la dimisión del mandatario. En México no sucede así, no obstante que un importante sector pide la renuncia del actual presidente.

La caída de la imagen de Enrique Peña Nieto en la percepción de los ciudadanos está vinculada directamente a estos hechos. Según la encuesta del periódico Reforma, a dos años del arranque de su gobierno,casi el 80% de los líderes lo reprueban, y el 59% de los ciudadanos desaprueban su gestión. Llama la atención que el mayor rechazo está en el centro, occidente y norte del país, no obstante que las movilizaciones de repudio son más intensas en el sur. Un saldo dramático de rechazo, no obstante los miles de millones de pesos que gasta en propaganda.

Desde el arranque del sexenio de Ernesto Zedillo no se habían presentado índices tan marcados de rechazo de la ciudadanía en contra de la figura presidencial, y no se había evidenciado un caso de corrupción que involucrará de manera tan descarada y directísima al presidente, como el de la casa en Las Lomas, desde el sexenio de José López Portillo.

La entrega de contratos a compadres y amigos, por medio de licitaciones inexistentes o mal hechas, es un caso claro de conflicto de interés, además de implicar una cuantiosa suma de dinero entregada como compensación (sin que hasta hoy se tengan claros los pormenores de ese pago, si es que ya se hizo) al conjunto de empresas en las que participa el favorito presidencial, Juan Armando Hinojosa.

Y, en este sentido, no podemos olvidar también que una de las empresas de medios masivos de comunicación se encuentra involucrada en el mismo hecho. ¿Qué ha dicho o aclarado Televisa respecto a la cantidad de dinero que Angélica Rivera asegura le fue entregado por dicha empresa? ¿Cuándo veremos los recibos, cheques o comprobantes de la adquisición del inmueble adyacente, o cualquier documento que avale estos dichos?

De acuerdo con el diario The Wall Street Journal, el empresario que construyó la “Casa Blanca” ha obtenido importantes contratos públicos desde que éste asumió el poder hace dos años, los cuales ahora enfrentan un creciente escrutinio de legisladores de la oposición e inversionistas extranjeros.

Antes del 2012, indica el diario, Hinojosa obtuvo contratos cuando Peña era gobernador del Estado de México. Su vínculo más reciente con el gobierno federal es que Grupo Higa formó parte del consorcio ganador que construiría el tren de alta velocidad México-Querétaro; sin embargo, el presidente Peña canceló el contrato el mes pasado, luego de que fuera severamente cuestionado el proceso de licitación.

Pero eso no es todo. Grupo Higa consiguió un contrato por más de 50 mil millones de pesos para construir el acueducto más extenso de América Latina, llamado Monterrey VI y también se encargará de un proyecto de 460 millones de dólares para un nuevo museo en la ciudad colonial de Puebla.

Otros contratos poco conocidos que ganaron filiales de Grupo Higa incluyen varios proyectos de autopistas, un plan sin licitación para remodelar el hangar presidencial en el aeropuerto de ciudad de México y acuerdos para trasladar funcionarios del gobierno en aviones privados.

Cuando Peña Nieto era gobernador del Estado de México, entre 2005 y 2010, unidades de Grupo Higa participaron en la construcción de hospitales, autopistas y una prisión.

No han existido acciones de parte de la Presidencia que indiquen que existen intenciones por corregir estos hechos. Hay silencio, medias verdades y los mismos miembros de gabinete. Antes, cuando un escándalo así surgía, alguien pagaba los platos rotos, algún integrante del equipo presidencial dimitía voluntariamente o era forzosamente reemplazado. Hoy no existe cambio alguno, hoy Enrique Peña Nieto sigue diciendo “no te preocupes” a cada uno de sus funcionarios.

La Presidencia de la República vive en un país diferente al que vive la gente,Peñalandia no tiene pobreza ni desempleo, en ese lugar no existe agresión por parte de las fuerzas policiales en contra de gente inocente ni existen presos políticos. En ese lugar no hay personas desaparecidas forzadas ni mujeres asesinadas por el simple hecho de ser mujeres.

Ese país no es visto como un foco rojo la violencia contra periodistas y personas defensoras de derechos humanos. En Peñalandia todo está bien, tan reluciente como un avión presidencial multimillonario y como una Casa Blanca producto de la corrupción.

La corrupción presidencial acreditada con la casa de sierra gorda 150 es un tema que ha dejado sin autoridad moral al presidente Enrique Peña Nieto. Señalado por la prensa internacional y nacional por su corrupción esta situación repercute ya en el prestigio del país, frena las inversiones foráneas, afecta la estabilidad y la economía del país. La renuncia presidencial, en esta hora crítica del país, no sólo es una propuesta opositora, puede ser el camino para recuperar la concordia nacional y el rumbo perdido.




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