Acapulco, Gro. Agosto del 2014. Decaimiento,
dificultad para concentrarse y mal humor pueden ser síntomas que presente un
niño debido a la falta de una buena alimentación, impidiendo esto su adecuado desarrollo
físico y mental, explicaron especialistas del Instituto Mexicano del Seguro
Social (IMSS) Delegación Guerrero.
A unos
días de haber iniciado el ciclo escolar 2014-2015, los especialistas del Seguro
Social, recordaron a los padres de familia sobre la importancia de que los
niños tengan un buen desayuno, lo cual se verá reflejado en su productividad
escolar y física.
El desayuno es la comida que se toma en la mañana después
del ayuno nocturno; de ahí su nombre. Saltárselo tiene consecuencias, como
decaimiento, dificultad para concentrarse y mal humor debido al déficit de
glucosa –nuestro principal combustible energético– que produce el ayuno, explicó la
jefa de los Servicios de Prestaciones Médicas, María de Lourdes Carranza
Bernal.
Detalló que la falta de glucosa obliga al cuerpo a hacer
uso de otras reservas energéticas, lo que causa múltiples alteraciones en el
funcionamiento del organismo. La capacidad de locución o expresión, de memoria,
de creatividad y de resolución de problemas resultan particularmente afectadas.
Ante esto,
el supervisor de Nutrición delegacional, Óscar rabadán García, reiteró la
importancia de que las madres sepan la importancia de una buena alimentación,
por lo que recomendó acudir a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) de su
adscripción, y dirigirse a los módulos PrevenIMSS para recibir información
sobre cómo elaborar adecuadamente los alimentos de los niños durante su
estancia escolar.
Se considera que una buena primera comida en el día es un hábito
alimentario que condiciona positivamente el estado físico, psíquico y
nutricional no sólo de niños y adolescentes, sino de las personas de todas las
edades sea cual sea su sexo, indicó Rabadán García.
El
especialista mencionó que el desayuno es el alimento más importante del día, y
que “no saltárselo” contribuye a mantener el peso ideal; por lo que los
derechohabientes al repartir las calorías durante el día, en cuatro o cinco
comidas, ayudan a no sobrecargar ninguna de ellas y evitan “picar” a deshoras,
combatiendo con ello el padecer
sobrepeso u obesidad y las
enfermedades crónicas degenerativas, como la hipertensión y la diabetes.
Expresó que
“la infancia es un periodo de gran variabilidad en los hábitos alimenticios y
en la actividad física, lo cual puede marcar la diferencia entre una vida sana
y el riesgo de sufrir enfermedades en años posteriores”.
En la
alimentación del menor es recomendable el consumo diario de frijoles o
lentejas; huevo, carne de res o hígado; cereales adicionados con hierro;
espinacas, acelgas, verdolagas o brócoli, por su aporte de hierro. Establecer
el hábito de consumir diariamente alguna fruta o verdura rica en vitamina C o
en carotenos: mandarina, naranja, lima, toronja, guayaba, jitomate, melón,
mango, durazno, zanahoria o betabel, de acuerdo con la estación.
Es
importante habituar al niño a comer la fruta con cáscara o la verdura cruda,
muy bien lavada. Estimular el consumo de agua sola o leche sola. Limitar el
consumo de jugos, refrescos, aguas endulzadas, botanas pasteles y golosinas.
Ambos especialistas coincidieron en que los derechohabientes
además de cuidar la alimentación, se inscriban en las diferentes actividades
físicas que ofrece el IMSS para el mejoramiento de la calidad de vida, además
de que acudan regularmente a los módulos PrevenIMSS ubicados en las unidades
médicas en donde se les llevará un control específico del estado de su salud.
Agregaron
que la sana alimentación forma parte de la estrategia nacional contra el
sobrepeso y obesidad, Chécate, Mídete, Muévete, puesta en marcha por el presidente de la República, Enrique Peña
Nieto.
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