El agua se llevó todo, solloza campesino
Olivia Ortiz/NOTYMAS
Quechultenango, Gro., octubre 03 del 2013
(NOTYMAS).– Juan Pérez Ahuelicán, campesino de Xochitlán,
municipio de Quechultenango, narró que el 15 de septiembre comenzó a llover muy
fuerte y con mucho aire, “después de limpiar la milpa en el patio de mi casa,
fui a la iglesia a dejar flores mientras la lluvia arreciaba, de repente
grandes cantidades de agua, piedras enormes y troncos comenzaron a bajar del
cerro. Corrí a mi casa donde vivía con mi esposa y mis cinco niños (todos
menores de edad), todavía no sé cómo le hice pero logré salvar la vida de mi
familia”.
Las lágrimas le impiden continuar hablando mientras se tapa el rostro
con las dos manos, como queriendo olvidar ese amargo capítulo de su vida. Poco
después suspira y continúa: Estoy muy triste. Se salvó mi familia pero el agua
se llevó todo, mi casa y las cosas que durante años de esfuerzos adquirimos,
mis milpas, nos quedamos sin nada…nada, estoy muy triste, yo no pensaba vivir.
Y es que la fuerza de la corriente arrastró su vivienda junto con sus
muebles, ropa y maíz que tenían para hacer tortillas y comer, “solo nos queda
nuestra vida y la ropa que teníamos puesta en ese momento”.
En su mirada se nota aún el miedo de la pesadilla que vivió y el temor
de un futuro incierto… en su cuerpo están las cicatrices al ser golpeado con
fuerza por rocas y troncos cuando rescató de la corriente de agua y lodo a su
familia, que junto con su humilde hogar, estuvo a punto de ser arrastrada.
Silente y desconfiado, espera el apoyo del presidente municipal de
Quechultenango, Antonio Navarrete Cortés; del gobierno estatal y del gobierno
federal, para construir su vivienda, sembrar nuevamente su maíz y adquirir
algunos enseres domésticos que les ayuden a reiniciar su otrora humilde pero
apacible vida.
Esta es sólo una historia más de las miles que existen en Guerrero,
donde la tormenta tropical Manuel dejó
heridas difíciles de cicatrizar, pues los guerrerenses no sólo perdieron su
patrimonio sino que enfrentan escasez de alimentos y agua. Decenas de ríos se
desbordaron y hubo daños graves en la red carretera, por lo que muchas
localidades continúan incomunicadas.
Hay más de 100 muertos y 200 mil damnificados que sobreviven sin apoyo
de los gobiernos municipal, estatal y federal, contando únicamente con la
solidaridad del pueblo, que organiza diversas actividades con el fin de
hacerles llegar víveres, colchonetas, cobijas y hasta momentos de
esparcimiento, como el Grupo de Danza Folclórico Xochicalli de la Secretaría de
Cultura, que realizó un Maratón artístico
para recabar apoyos para los damnificados y lleva programas culturales a la
gente que continua resguardada en los albergues. (NOTYMAS)
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