Polonia. Marzo del 2012. (Agencia
Internacional de Noticias RT). Ya
nadie duda que las mujeres se hayan convertido en la fuerza motriz del mundo,
algo que viene a confirmar los numerosos llamamientos para reducir la brecha
genérica en los consejos de administración y órganos políticos de Europa.
Se
trata del incremento del “contingente” desde el actual 15% hasta el 40%. Esta
semana el Parlamento Europeo ratificó estas peticiones para que se establezcan
normas para el aumento de la representación femenina entre los altos cargos. Se
prevé que los órganos legislativos tomen en consideración el asunto ya este
año.
Las
cuotas ya se han introducido con éxito en Francia, España, Bélgica, Eslovenia,
Portugal y Polonia. Alemania las está debatiendo.
Sin
embargo, junto con las ventajas evidentes conviven también numerosos escollos.
En general, las mujeres representan el 60% de los licenciados en la UE y en
muchas ocupaciones están presentes casi de forma equiparable a los hombres. Sin
embargo, a medida que ascienden en su carrera profesional, algunas de ellas
abandonan en una u otra etapa y, cerca de los puestos más altos, casi
desaparecen.
Algunas
investigaciones sugieren que las empresas con una gran cantidad de mujeres en
puestos de dirección son más exitosas por una serie de razones tales como el
análisis de los detalles, la flexibilidad emocional, la sensibilidad y
delicadeza, el enfoque individual y la iniciativa, lo que intensifica el deseo
para incrementar su cantidad. Pero no todos son del mismo parecer.
¿Mujeres
al poder?
El
sector empresarial, por ejemplo, se opone a las cuotas por miedo a la aparición
de obstáculos burocráticos para elegir a los mejores profesionales, razón por
la que un número cada vez mayor de empresas de la UE establece sus propios
baremos.
Algunos
expertos piensan que todo este debate realmente nos aleja del problema
principal: no importa tanto la cantidad de mujeres, sino sus credenciales para
ocupar estos altos cargos sin "un sentido de inevitabilidad".
En
medio de estas discusiones, las mujeres siguen haciendo gala de las aptitudes
intelectuales y los talentos que les ha permitido alcanzar cotas de mando antes
inaccesibles, no sólo en Europa sino en todo el mundo. No deja de ser curioso
que un pequeño país centroafricano como Ruanda ocupe el primer lugar en
términos de porcentaje femenino en sus parlamentos. Le siguen Andorra, Suecia,
África del Sur, Cuba, así como Mozambique, uno de los países más pobres del
mundo, en una lista de 188 países.
América
Latina y Europa, hacia feminización
Cuba,
que ocupa la quinta posición, figura aquí no sin razón ya que fue América
Latina la que trastocó los conceptos de feminización de los altos cargos.
Por
ejemplo, Argentina fue el primer país “progresista” que delegó la máxima
responsabilidad del Estado una mujer: en 1974 Isabel Perón se convirtió en la
primera presidenta del país en el mundo. Además, este es el único del
continente que ha contado con más de una mujer en la jefatura del Estado a lo
largo de su historia.
Asimismo,
a finales de 1991 el país se transformó en el primer representante de su región
que aprobó una ley de cupo femenino, según la cual un tercio del Congreso debía
estar compuesto de mujeres.
Ahora
este índice ascendió y su nivel es el más alto de Sudamérica, lo que supone un
gran avance, según los expertos.
El
fenómeno de facultar a las mujeres con la máxima responsabilidad del Estado se
ha difundido por todo el mundo, incluida la misma Europa que ahora propugna sus
derechos.
En
la última década tiende a nivelarse el porcentaje de las mujeres que están al
frente de estados en Europa y en América Latina.
Ahora
entre las mujeres que ocupan los cargos más altos en América Latina se
encuentran la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, la presidenta de
Brasil, Dilma Rousseff, y la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla.
Además, recientemente y en distintos periodos los cargos públicos principales
recayeron en mujeres en Panamá, Chile, Peru, Trinidad y Tobago.
Entre
sus homólogos europeos destacan la canciller de Alemania, Angela Merkel, la
presidenta de Suiza Eveline Widmer-Schlumpf, así como principales figuras
estatales en Islandia, San Marino, Croacia, Lituania, Eslovaquia, Suiza y Dinamarca.
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