sábado, 22 de octubre de 2011

falcotitlan


Ciclo
Hugo Falcón Páez (*)
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Somos un espacio. Somos genuinos. Somos únicos. A través de una evolución, miles de millones de años hasta hoy cuando abres los ojos, o sientes lo que te rodea. En los efectos, perteneces al ADN, a una cadena genética, al genoma, a las mitocondrias, a la célula madre. A Dios, a lo etéreo, al espíritu, al alma, a la conciencia. Una sociedad que se resume en lo siguiente. Sangre. Lo más valioso que hay en todo el Universo. Sin ese fluido no hay vida, no hay nada de lo que conocemos. Y todo reside en ello, esa sustancia nos permite valorar la existencia real, nada más, y lo demás es un sacrificio de voluntad, fuerza que gesta historia, solamente eso. El oro rojo, por encima de cualquier índole, tiene su curso y cerrará con la transformación de una sui géneris. La ciencia, aportando como siempre una mitología digna de la ficción. La religión, sanos relatos de lo que eran los seres humanos, una nueva raza se originará para levantar el sistema que ya ha sido vencido por el tiempo y su mal, ¿cuándo? No se sabe con certeza, o acaso alguien sabe de dónde provenimos con claridad. En las causas, ahí habrá que sentir qué seremos cuando se consuma el ciclo.
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Desde el Antiguo y Nuevo Testamento, Corán, las tablas de Gilgamesh, los códigos de Hamurabi, códice Maya, las dinastías Xia y Shang, e infinidad de culturas nos han mostrado la pobre humanidad en la cual estamos aún. Y la riqueza que sólo unos cuantos obtienen y mantienen. Pero todo caduca, llega a su mortandad y se buscan nuevas formas. Hoy, no son regicidios, más sin embargo, el alcance de su legado fue monárquico y faraónico. Dejando entrever muchas posibilidades de una trama falsa, una puesta en escena política-social-económica. Muammar el Gaddafi, líder y revolucionario libio, llegó a su fin tras más de cuatro décadas de poder y control en Libia y sus alrededores, su brazo armado llegaba hasta África, Sudamérica, Centroamérica y Asia. Hace unos días, imágenes de su captura y muerte. El caso parecido con el de Saddam Hussein, otro dirigente de Oriente. Así como la truculenta aparición y desaparición en el mar del cuerpo sin vida de Osama Bin Laden. Misceláneos medios de comunicación ponen en el pedestal monumentales relatos noticiosos y datos especiales, y muchos hambrientos de una verdad nos dan la espalda y lo concreto se extravía. ¿Quién sigue?, esa es la cuestión. Hosni Mubarak, que en Egipto por 30 años gobernó sin estar a expensas de Occidente. Raúl Castro, o su hermano  Fidel Castro, quien ya enfermo y anciano espera lo Santos Óleos, quien por casi 50 años presidió la isla de Cuba. Hugo Chávez, represor mandatario venezolano que va feneciendo en todo sus ámbitos. Alí Jamenei, que lleva casi 30 años liderando el país de Irán. Mohamed Abdelaziz, quien lleva más de treinta y cinco años influyendo en las directrices de la República Árabe Saharaui Democrática, tal como en Guinea Ecuatorial y su presidente de facto de régimen dictatorial, Teodoro Obiang Nguema. Y así como éstos, muchos en el mundo actualmente. Me vienen a la mente, la vida y obra de Porfirio Díaz y el Partido Revolucionario Institucional, ¿quién sigue, es la pregunta sólida? O más bien, ¿qué sigue?, ¿una insurrección en el Siglo XXI? En cambio en el Siglo XVIII, la Revolución Francesa dio ejemplos y modelos a seguir, tal como la toma de la Bastilla, la decapitación del Rey Luis XVI y María Antonieta. Pero no son los años que puedan gobernar o presidir un país lo que los hace presa fácil de los grupos que ordenan el mundo. Es lo que hay debajo de sus tierras, sobre y profundamente arraigada en los anales de las bibliotecas milenarias. Piedras preciosas, uranio, petróleo y gente. Y no olvidemos los bienes inmuebles, los cuales los corredores de bienes raíces y empresas inmobiliarias destacan como lo más rentable sobre la faz de la Tierra. Yo me pregunto. ¿A dónde va a parar tanta riqueza física y material? ¿Para qué tanta? Me respondo. Es una inversión para la maquinaria que usarán en las jornadas galácticas. Unos pocos harán un viaje largo hacia el espacio intersideral. Abandonarán esta gea tal y como la conocemos, sencillamente se aventurarán hacia el cosmos y a la expedición de un lugar donde habitar, sin reyes.
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(*) Experto en medios de comunicación y creativo en prensa, radio y televisión. falcotitlan@gmail.com

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