Por Hugo Alberto Falcón Páez (*)
A efecto del 7 de junio, sería bueno repasar lo siguiente. La Asamblea de la ONU aprobó la Iniciativa de proclamar el 3 de mayo de 1933 como Día de la Libertad de Prensa, ese magnífico día se conmemoró el Día de la Libertad de Expresión, y la resolución de 1991, reconoce que una prensa libre, independiente y plural son el componente esencial de toda sociedad democrática. Las palancas definitivas, las revistas LIFE y Esquire, que realzaron el fotoperiodismo; The Washington Post y The New York Times, avanzada sobre el periodismo de crónica y de investigación, de relato fehaciente. Ese año, guerras e invasiones en Asia y Europa; la tecnología da pasos grandes y significativos en el cine y la televisión para dar auge a Hollywood con los noticieros. El telégrafo ya tenía cien años de haberse instalado y funcionar para el beneficio de muchas familias, empresas y compañías alrededor del mundo; el teléfono era un portento caro en la telecomunicación, como el submarino, el dirigible, el avión, el automóvil, el ferrocarril, en fin. Inventos y más que expresaron de qué está hecho el cerebro para expresar a la humanidad e interconectar la vida equis con la vida i griega. Y en México, se estableció el Día de la Libertad de Expresión en 1951 a través del entonces Presidente Miguel Alemán Valdés, un logro en el que hoy 178 países reconocen la libertad de expresión como garantía constitucional, la libre manifestación de las ideas consagrada en nuestra Carta Magna en los artículos Sexto y Séptimo. Pero la lucha es cíclica, situar el Día de la Libertad de Expresión para los mexicanos es hablar de Benito Juárez García, quien legisló para que enunciáramos libremente; y qué decir del ex presidente Luis Echeverría Álvarez, pues en su gobierno añadieron en 1976 celebrar y entregar el Premio Nacional de Periodismo a los más destacados en prensa escrita y electrónica en diversos rubros.
Pero eso obsta, para subrayar que en nuestro país se sufre una “hemorragia” periodística, pues afirman desde la Jefatura Editorial de Freedom House, que México perdió su libertad de prensa en una década a consecuencia de los resultados violentos que corren en las venas de la sociedad. Y esto fue en el marco del Día Mundial de Libertad de Expresión que formaliza la Organización de las Naciones Unidas por medio de la Unesco. La lucha por la libertad de expresión, es una lucha de todos por nuestro individualismo, el respeto a los demás a decir cualquier cosa por más ofensiva que la consideremos, es honestar nuestra propia libertad de palabra. Pues los ciudadanos tienen el derecho de organizarse para la edición de medios de comunicación, siempre y cuando el contenido no esté censurado, operado y controlado por los poderes del Estado. Ya que las garantías están inherentes en la libertad de prensa. Un ejemplo significativo es el de Suecia, quien fue el primero en adoptar una legislación de libertad de prensa el 2 de diciembre de 1766; ya en los EUA, este derecho está avalado por la Primera Enmienda de la Constitución Estadounidense. Sin embargo, Australia es de los países que no tienen garantizada la libertad de prensa, ya sea por su Constitución o una Carta de Derechos. El derecho a la libertad de expresión es definido como un medio para la libre difusión de las ideas, y así fue creado por Voltaire, Montesquieu y Rousseau, la posibilidad del desacuerdo fomenta el avance de las artes y las ciencias, y la auténtica participación política. Eso fue uno de los pilares de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos (Primera Enmienda) y la Revolución francesa, hechos que revolvieron las cortes de los demás estados occidentales. En la constitución Francesa se incluyen la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1879 inspirada en la declaración de independencia de los EUA de 1776, y se establece en su artículo 10 que: “Nadie puede ser incomodado por sus opiniones inclusive religiosas, a condición de que su manifestación no perturbe el orden público establecido por la ley.” Y en su artículo II dice: “La Libre comunicación de pensamiento y de opiniones es uno de los derechos más preciosos del hombre; en consecuencia, todo ciudadano puede hablar, escribir e imprimir, libremente, a trueque de responder del abuso de esta libertad en los casos determinados por la ley”.
Es vital saber que en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se halla que “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Por ello, la “Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica” de 1969, en el artículo 13 se indica en la Libertad de Pensamiento y de Expresión que:
1) Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideraciones de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección y gusto
2) El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura, sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:
a.- El respeto a los derechos o la reputación de los demás, o
b.- La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.
3) No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.
4) Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.
5) Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión u origen nacional.
Por otra parte, hay otros derechos y libertades conjuntamente con el de la libertad de expresión, pues no es un derecho absoluto ni ilimitado, como tampoco lo es ningún otro derecho o libertad. Cada cual tiene un ámbito de desenvolvimiento, de compresión, y cada persona debe actuar dentro de ese contorno de desenvolvimiento y de comprensión de dicho derecho. Actuar más allá de dicho espacio, es no actuar dentro de dicho derecho, sino fuera de él, es grave con la posibilidad de quien actúa de violar, vejar o atropellar derechos de otras personas, y más cuando se trata de derechos humanos. El límite al derecho humano de la libertad de expresión, está dado por el respeto a otros derechos humanos de las personas. Según la “Organización Foro de la Libertad ”, los sistemas jurídicos, y la sociedad en general, reconocen límites a la libertad de expresión, en particular cuando hay conflicto con otros valores o derechos. Limitaciones a la libertad de expresión pueden seguir el “principio de daño” o el “principio de delito”, en el caso de la pornografía o el “discurso del odio”, pueden ocurrir a través de la sanción legal y/o la desaprobación social. La libertad de expresión es un derecho fundamental o un derecho humano, señalado en el artículo Decimonoveno de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y las constituciones de los sistemas democráticos, también lo señalan. De ella deriva la libertad de imprenta también llamada libertad de prensa.
En ese renglón, está la deontología, la cual es un orden normativo que afecta a la actividad periodística, y está conformada por normas que, en determinadas circunstancias, se sienten como obligatorias y como función reguladora en el derecho, la moral, entre otras áreas humanísticas. Es decir, regulan la conciencia profesional de un informador basadas en dos principios básicos: La responsabilidad social y la veracidad informativa. Hay agrupaciones que efectúan tales estándares como la Internationale Medienhilfe fundada en 1996, la cual autoayuda independiente, no comercial, y plantea una comunidad de trabajo de medios interculturales, medios de emigrantes, y medios judíos de todos los continentes. Entre los medios miembros hay también publicaciones y emisiones radiofónicas en España y América Latina. También está “Reporteros Sin Fronteras” o RSF, tiene su sede permanente en París, la cual es una organización no gubernamental internacional de origen francés cuyo objetivo es defender la libertad de prensa en el mundo y, en concreto, a los periodistas perseguidos por su actividad profesional. Fue fundada por su actual secretario general, Robert Menard. Y recientemente WikiLeaks, de la mano con Julian Assange, que siendo una organización mediática internacional sin ánimo de lucro, cayó en la discrepancia y en la polémica al difundir información preciada y fidedigna, pues a través de su sitio web revela informes con fuentes anónimas y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público. El lanzamiento del sitio se hizo en diciembre de 2006, y su actividad en julio de 2007, desde entonces su base de datos ha crecido hasta tener más de 1.2 millones de documentos. Y agrego en el check list de la expresión actual a Wikipedia, una enciclopedia libre, políglota y voluntaria de la Fundación Wikimedia, organización sin ánimo de lucro iniciada por Jimmy Wales y Larry Sanger en enero de 2001. Tiene más de 17 millones de artículos en 278 idiomas y dialectos que han sido redactados por todo el orbe, y lo mejor es que cualquier persona puede editarlos, sumarle y restarle datos.
Y bien, la evolución de la expresión es milenaria, toma atributos y surgen nuevos principios en esta era, para la cual sirven en la cotidianidad, así es la humanidad, auténtica, como una manada de gorilas, un enjambre de abejas o una jauría de lobos. Símbolos, glifos, jeroglíficos, alfabetos, claves, nomenclaturas, números para la semiología, retórica o matemáticas, todo ello y más es un agregado para el legado de la expresión.
(*) El autor ejerce en los medios de comunicación como creador de proyectos en prensa, radio y televisión.
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